DestacadaInnovación

Crean dron cíborg capaz de guiarse por olores

Una gran ventaja de los drones es que estos pequeños robots voladores pueden ir a lugares donde los humanos no podemos, incluidas zonas que podrían ser demasiado peligrosas, como estructuras inestables tras una catástrofe natural o un terreno minado que contiene muchos artefactos explosivos que todavía no han estallado.

Muchos investigadores están interesados en desarrollar robots que puedan desplazarse por esos escenarios olfateando sustancias químicas en el aire para localizar supervivientes de catástrofes, fugas de gas, explosivos y otras cosas detectables por el olor. Pero la mayoría de los sensores artificiales no son lo suficientemente sensibles o rápidos o ligeros para poder captar y procesar olores específicos mientras el vehículo portador vuela por la zona.

Ahora el equipo de Melanie Anderson, de la Universidad de Washington en la ciudad estadounidense de Seattle, ha desarrollado el Smellicopter: un dron autónomo que utiliza una antena viviente de una polilla para detectar olores y poder volar hacia ellos. El Smellicopter también puede detectar y esquivar obstáculos mientras vuela por el aire.

«Al utilizar una antena real de polilla en el Smellicopter, podemos obtener lo mejor de ambos mundos: la sensibilidad de un organismo biológico en una plataforma robótica de la que podemos controlar su movimiento», destaca Anderson.

La polilla utiliza sus antenas para percibir las sustancias químicas de su entorno y dirigirse hacia fuentes de alimento o posibles compañeros de apareamiento.

Las células de la antena de la polilla amplifican las señales químicas. El proceso, tal como subraya Thomas Daniel del equipo de investigación, es muy eficiente.

El equipo utilizó antenas de la polilla Manduca sexta para el Smellicopter. Los investigadores colocaron las polillas en la nevera para anestesiarlas antes de extraerles una antena. Una vez separada de la polilla viva, la antena permanece biológica y químicamente activa hasta cuatro horas después. Según los investigadores, ese tiempo podría ampliarse guardando las antenas en un frigorífico.

El Smellicopter no necesita ninguna ayuda de los investigadores para buscar olores.

Durante las pruebas realizadas en un laboratorio, el Smellicopter se autosintonizó de forma natural para volar hacia los olores que las polillas encuentran interesantes, como por ejemplo los de flores. Pero los investigadores esperan que en el futuro la antena de la polilla pueda percibir otros olores, como la exhalación de dióxido de carbono de alguien atrapado bajo los escombros o la firma química de una bomba sin explotar.

Fuente: noticiasdelaciencia.com