En octubre del año pasado Amazon desembolsó 50 millones de dólares por Body Labs, una start-up que usaba inteligencia artificial para distinguir entre las personas y su entorno para crear modelos que, entre otras cosas, le permitían comprender el movimiento humano y aprender del mismo. Una ventaja de esta tecnología es que sirve para modelar ropa sobre una imagen tridimensional de tu cuerpo, aunque Body Labs también desarrolló esta tecnología pensando en videojuegos donde los avatares requieren personalización.

De ser cierto lo que reportó hace unos días el Wall Street Journal la razón por la que Amazon compró a Body Labs sería para mejorar uno de los aspectos más complicados de las ventas en línea: asegurarse de que la ropa que vende no será devuelta.

El reportaje afirma que Amazon está ofreciendo tarjetas de regalo de 250 dólares a los voluntarios que acepten escanearse de cuerpo completo diez veces a lo largo de veinte semanas. Con esta información la empresa podrá tener información más completa sobre la forma como el cuerpo de una persona va cambiando a través del tiempo.

El reportaje también asegura que los voluntarios debían contestar una serie de preguntas sobre su peso actual, su estado de salud y si planeaban adelgazar en un futuro. De acuerdo a la misma fuente cada sesión llevaría unos 30 minutos y se haría en Nueva York. Un portavoz de Amazon comentó al autor del reportaje que no podía hacer comen tarios sobre rumores o especulaciones pero tampoco es

descabellado suponer que la compañía esté buscando formas de mejorar su servicio y no porque sea ventajoso para el consumidor.
Debido a que Amazon ofrece envío gratuito y tiene políticas de devolución bastante relajadas mucha gente está devolviendo las prendas que compró ahí con demasiada frecuencia. En las tiendas físicas es normal que un 9 por ciento de las compras sean devueltas pero en las tiendas digitales la cifra llega al 20 por ciento. Básicamente, hay personas que usan su casa como probador, comprando la misma ropa en varias tallas para luego devolver la que no les quedó.

Esto parece abusivo por parte de los compradores pero hay que considerar que las tallas de ropa, sobre todo femenina, pueden variar bastante. Han surgido varias start-ups. Savitude, por ejemplo, está usando tecnología de reconocimiento visual para nueve tipos de cuerpo distinto. La idea es elegir ropa de acuerdo a tu complexión más que a un tamaño. La compañía sueca Virtusize, por su parte, permite a los usuarios comparar ropa que ya tienen con los artículos que están pensando en comprar en línea. Por último, CALA le píde a sus clientes fotos para compararlas con una base de datos de mil escaneos corporales en 3D, de modo que las prendas puedan ajustarse antes de ser enviadas.

Fuente: touch-mag.com