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Unas rocas lunares recolectadas hace 50 años nos revelan los secretos de la ‘atmósfera’ de la Luna

Un estudio publicado en la revista Science Advances revela que los micrometeoritos juegan un papel crucial en la configuración de la exosfera lunar

En nuestro planeta, los fenómenos meteorológicos son una parte integral y visible de la vida diaria. El viento, al soplar sobre las playas, puede levantar y desplazar granos de arena, formando dunas cambiantes que son esculpidas por la fuerza del aire. La lluvia, por su parte, tiene el poder de transformar el suelo seco en barro, creando un terreno resbaladizo y alterando la estructura del paisaje terrestre. Estos procesos naturales son esenciales para la configuración de nuestro entorno y son fácilmente observables.

Sin embargo, en la Luna, el contexto es radicalmente diferente y los procesos que afectan su superficie son mucho más exóticos y extremos. La Luna carece de una atmósfera densa como la de la Tierra, lo que significa que no hay viento ni lluvia tal como los conocemos. En cambio, la superficie lunar es bombardeada por partículas cargadas provenientes del Sol, conocidas como viento solar. Estas partículas de alta energía impactan constantemente sobre la Luna, arrancando partículas del suelo y lanzándolas al espacio exterior.

Además del viento solar, la Luna también recibe impactos de miles de diminutos meteoritos diariamente. Estos micrometeoritos, al colisionar con la superficie lunar, liberan una enorme cantidad de energía que es suficiente para fundir y vaporizar el material en los puntos de impacto. Este proceso no solo crea pequeños cráteres, sino que también libera átomos y moléculas hacia el espacio.

La intensa luz solar que incide directamente sobre la superficie lunar también tiene efectos notables. La energía del Sol es capaz de hacer que las moléculas del suelo lunar salten y se dispersen, contribuyendo a la formación de una atmósfera extremadamente delgada conocida como exosfera. Esta exosfera está compuesta por átomos que provienen del suelo lunar y es tan tenue que los átomos individuales raramente colisionan entre sí.

Desvelando la exosfera lunar

La exosfera lunar está débilmente ligada a la superficie debido al escaso campo gravitatorio de la Luna. Durante mucho tiempo, ha sido un desafío determinar cuál de los muchos procesos que actúan sobre el suelo lunar es el principal contribuyente a esta exosfera.

Sin embargo, investigaciones recientes han proporcionado una respuesta clara. A través del análisis de muestras traídas por las misiones Apolo, la cosmóloga Nicole Xike Nie del MIT y sus colegas han concluido que los impactos de micrometeoritos son la principal fuente de los átomos que componen la exosfera lunar.

Este importante descubrimiento, publicado en la revista Science Advances, revela que los micrometeoritos juegan un papel crucial en la configuración de la atmósfera lunar y proporcionan una comprensión más profunda de los procesos dinámicos que afectan a nuestro satélite natural. Concretamente, representan más del 70% de su composición, mientras que la erosión del viento solar contribuye con alrededor del 30% o menos.

Los secretos que esconden las rocas

Así, a pesar de haber sido recolectadas hace más de 50 años, las muestras del Apolo siguen siendo muy valiosas para la investigación científica. El equipo de Nie utilizó porciones de 10 muestras diferentes, de cinco sitios de aterrizaje diferentes, que suman solo 50 miligramos de polvo de roca lunar.

En el polvo, el equipo buscó las huellas químicas de diferentes tipos de meteorización espacial en forma de isótopos de potasio y rubidio, dos elementos especialmente sensibles a la meteorización espacial observada en la Luna. Los isótopos son elementos con el mismo número de protones, pero diferente número de neutrones. Los átomos comparten muchas propiedades químicas y físicas, pero tienen masas ligeramente diferentes.

La exosfera probablemente contiene isótopos más ligeros de potasio y rubidio en comparación con el suelo lunar, y cada proceso de meteorización deja una mezcla diferente de isótopos pesados en el suelo. Basándose en la mezcla de isótopos en las muestras, los investigadores rastrearon qué proceso influía más en la exosfera. Trabajos anteriores han demostrado que la luz ultravioleta del Sol recicla los átomos de la exosfera que regresan a la superficie pero no contribuye mucho a la exosfera, por lo que Nie y su equipo se centraron en los micrometeoritos y el viento solar.

Asumiendo, pues, que la meteorización espacial juega un papel importante en la formación de las superficies de los cuerpos planetarios, este conocimiento será particularmente importante si la humanidad decide establecer una presencia no solo en la Luna, sino también en otros cuerpos planetarios en el futuro.

Fuente: nationalgeographic.com.es