Una tumba faraónica de 18 puertas y 450 metros cuadrados, el nuevo hallazgo de Luxor
La árida colina de Dra Abu el Naga, en la sureña ciudad de Luxor, es un enorme queso gruyere, minado de oquedades. Uno de los recovecos acaba de surgir esta semana. Una misión de arqueólogos ha hallado en la ladera una tumba de grandes dimensiones que pertenecía a un noble faraónico. Un tesoro de 18 puertas con más de 3.500 años de antigüedad.
«Es la mayor tumba ‘saff’ descubierta en la necrópolis tebana», ha reconocido Mustafa el Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades. Una tumba «saff» («hilera», en árabe) es un tipo de enterramiento horadado en la roca que se popularizó en la zona tebana, desde Dendera hasta Gebelein, desde el primer período intermedio hasta la dinastía XI.
La tumba que ha aflorado en la geografía de Dra Abu el Naga -a unos 600 kilómetros al sur de El Cairo- tiene 450 metros cuadrados a los que se acceden desde 18 puertas. Albergó el descanso eterno del noble Shedsu-Djehuty, un maestro de la corte encargado de velar por los conos funerarios del faraón.
Las entrañas del enterramiento, localizadas tras retirar los escombros acumulados por misiones extranjeras desde hace más de dos siglos, están decoradas con escenas que muestran al finado ante los dioses y arrojan luz sobre los quehaceres diarios. Los muros acogen dibujos de la fabricación de embarcaciones de madera y actividades cotidianas como la pesca y la caza.
La expedición también ha desenterrado un cartonaje de sarcófago antropomorfo, «ushabtis» realizados en fayenza, arcilla y madera [figurillas funerarias colocadas en las tumbas del Antiguo Egipto con la creencia de que sus espíritus trabajarían para el difunto en la otra vida] y vasos canopos, donde los egipcios almacenaban las vísceras de los difuntos.
La tumba posee, además, un enorme patio y coloridas baldosas. Según el ministerio de Antigüedades egipcio, el hallazgo es notable porque proporciona nuevos datos sobre una colina clave de la antigua Tebas. «Permite cambiar el mapa histórico y arqueológico del enclave y proporcionar una nueva comprensión de la arquitectura y el diseño de las tumbas individuales de Dra Abu el Naga», subraya El Waziri.
La colina es una zona especialmente rica que ha protagonizado hallazgos desde hace años. En 2017 una misión de arqueólogos egipcios rescató la memoria de Userhat, un noble de Reino Nuevo que hace más de tres mil años sirvió en los pasillos judiciales de Tebas. Un tumba en forma de T, como la de sus vecinas, que se inicia con un gran patio al aire libre, se interna en la roca con una primera habitación rectangular y discurre hacia la cámara funeraria a través de un angosto pasillo.
Dra Abu el Naga es también el promontorio en el que excava el proyecto español Djehuty, una de las expediciones con más solera de la Egiptología española. En 2017 la misión descubrió el jardín funerario construido delante de una gran tumba de la dinastía XII. «El jardín conserva en muy buen estado las semillas que en él se plantaron hace 4000 años, e incluso todavía en pie la parte inferior del tronco de un árbol, identificado como un tamarisco, que vivió al menos 24 años», relató a EL MUNDO recientemente el director del proyecto, José Manuel Galán.
«El jardín promete ofrecer una información interesante y prácticamente única sobre el uso de las plantas con fines religiosos o funerarios e, indirectamente, sobre el medio ambiente en la antigua Tebas, información que se complementa con el registro de lluvias que acaecieron en la necrópolis entre el 2000 y el 1500 a.C. y que dejaron huella en el corte estratigráfico de la excavación del patio de entrada a las tumbas donde se encuentra el jardín», pronosticó el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Nuevas aristas de una porción de la necrópolis tebana repleta de misterios por resolver.
Fuente: elmundo.es