Un telescopio australiano capta una andanada de misteriosas ondas de radio del espacio profundo
Un radiotelescopio de CSIRO en Australia Occidental casi han duplicado el número conocido de FRB (explosiones de radio rápidas): poderosos destellos de ondas de radio del espacio profundo.
Los descubrimientos del equipo, que se publican este miércoles en ‘Nature’, incluyen las explosiones de radio rápidas más cercanas y más brillantes jamás detectadas.
Ráfagas de radio rápidas se producen de todo el cielo y duran solo milisegundos. Los científicos no saben qué las genera, pero debe incluir una energía increíble, equivalente a la cantidad liberada por el Sol en 80 años. “Encontramos 20 ráfagas de radio rápidas en un año, casi duplicando el número detectado en todo el mundo desde que se descubrieron en 2007”, explica el autor principal, Ryan Shannon, de la Universidad de Tecnología de Swinburne y el Centro de Excelencia OzGrav ARC, Australia.
“Al utilizar la nueva tecnología del ‘Australia Square Kilometer Array Pathfinder’ (ASKAP), también hemos demostrado que las ráfagas de radio rápidas provienen del otro lado del Universo en lugar de nuestro propio vecindario galáctico”, destaca el doctor Shannon.
A ello, el coautor, Jean-Pierre Macquart, de la Universidad Curtin del Centro Internacional de Investigación de Radioastronomía (ICRAR, por sus siglas en inglés), añade que las explosiones viajan durante miles de millones de años y ocasionalmente atraviesan nubes de gas.
“Cada vez que esto sucede, las diferentes longitudes de onda que forman una ráfaga se reducen en cantidades diferentes –detalla–. Finalmente, la explosión llega a la Tierra con su extensión de longitudes de onda que llegan al telescopio en momentos ligeramente diferentes, como los nadadores en una línea de meta”.
“La sincronización de la llegada de las diferentes longitudes de onda nos dice cuánto material ha viajado la ráfaga en su viaje. Y como hemos demostrado que las ráfagas de radio rápidas vienen de muy lejos, podemos usarlas para detectar toda la materia que falta en el espacio entre las galaxias, lo que es un descubrimiento realmente emocionante”, añade.
El doctor Keith Bannister, de CSIRO, quien diseñó los sistemas que detectaron los estallidos, apunta que la tasa extraordinaria de descubrimiento de ASKAP se reduce a dos cosas. “El telescopio tiene un enorme campo de visión de 30 grados cuadrados, 100 veces más grande que la Luna llena –subraya–. Y, al utilizar las antenas parabólicas del telescopio de manera radical, cada una apuntando a una parte diferente del cielo, observamos 240 grados cuadrados a la vez, aproximadamente mil veces el área de la Luna llena. ASKAP es asombrosamente bueno para este trabajo”.
Shannon destaca que ahora se sabe que las ráfagas de radio rápidas se originan en casi la mitad del Universo, pero todavía no se conoce qué las causa o de qué galaxias provienen. El siguiente desafío del equipo es identificar las ubicaciones de las explosiones en el cielo.
“Podremos localizar las ráfagas a más de una milésima de grado”, apunta Shannon. “Eso es aproximadamente el ancho de un cabello humano visto a diez metros de distancia, y lo suficientemente bueno como para unir cada ráfaga con una galaxia en particular”.
ASKAP se encuentra en el Observatorio de Radioastronomía Murchison (MRO, por sus siglas en inglés) de CSIRO en Australia Occidental y es un precursor para el futuro telescopio ‘Square Kilometer Array’ (SKA). El SKA pudo observar un gran número de explosiones de radio rápidas, dando a los astrónomos una manera de estudiar en detalle el Universo primitivo.
Fuente: europapress.es