La impresión 3D es una tecnología que destaca por su capacidad de ser reciclable, lo cual hemos podido ver en muchas ocasiones. Esta característica se ve reflejada en diferentes aspectos del proceso, desde la utilización de una amplia variedad de materiales reciclados que pueden transformarse en filamentos aptos para la impresión, hasta la posibilidad de reutilizar piezas que presenten algún tipo de error durante su fabricación. Para el primer caso hoy os hablamos sobre un nuevo filamento 3D creado a partir de cápsulas de café recicladas.
Un grupo de investigadores de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar) y la Universidad de Campinas (Unicamp) en Brasil, junto con la Universidad Metropolitana de Manchester (MMU) en el Reino Unido, han conseguido utilizar cápsulas de café usadas como materia prima para fabricar filamentos aptos para la impresión 3D, con el principal objetivo de reducir el impacto ambiental.
Fabricación del filamento 3D
Aunque existen cápsulas reutilizables y algunos fabricantes promueven el reciclaje de las versiones de aluminio, normalmente las cápsulas de plástico simplemente se desechan. Según un estudio realizado en el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IPT), «usar una cápsula de café puede ser hasta 14 veces más perjudicial para el medio ambiente que utilizar un filtro de papel».
Imaginemos un proceso en el que los residuos generados por una actividad económica no sean considerados como problemas ambientales, sino como valiosos recursos que pueden impulsar nuevas iniciativas. Esto es precisamente lo que se conoce como «economía circular», y este caso es un claro ejemplo de ello. En lugar de desechar las cápsulas como basura, se les da una segunda vida. Los investigadores han descubierto que la base polimérica de estas cápsulas puede ser aprovechada para crear dispositivos de alto valor agregado. Es decir, a partir de estos residuos, se pueden obtener materiales con un gran potencial para ser utilizados en la fabricación de productos innovadores y de alta calidad.
Con el objetivo de encontrar nuevas soluciones para estos residuos, los investigadores han desarrollado celdas electroquímicas usando filamentos no conductores de PLA (ácido poliláctico) y sensores electroquímicos utilizando filamentos conductores, a los que se les agregó negro de carbón. El negro de carbón es una forma de carbono paracristalina que se obtiene de la combustión incompleta de hidrocarburos. Bruno Campos Janegitz, coordinador del Laboratorio de Sensores, Nanomedicina y Materiales Nanoestructurados (LSNano) de la UFSCar en Araras y coautor del artículo, explica que los sensores electroquímicos se utilizaron para determinar el porcentaje de cafeína en té verde y café arábica.
“La obtención de un material no conductor consiste simplemente en lavar y secar las cápsulas de PLA, seguido de la extrusión en un sistema caliente. Para obtener un material conductor, se debe agregar negro de humo antes del calentamiento y la extrusión. El material extruido luego se enfría y se enrolla, dando lugar a los filamentos de interés”, detalla Bruno.
Este nuevo filamento creado a partir de las cápsulas de café conlleva un cambio de mentalidad bastante importante. En lugar de ver los residuos como algo perjudicial para el medio ambiente, se les ve como valiosos recursos que pueden ser transformados en algo útil y beneficioso. Además, esta práctica no solo contribuye a reducir la cantidad de residuos que van a parar a los vertederos, sino que también permite aprovechar al máximo los recursos disponibles, evitando la necesidad de utilizar materiales nuevos y reduciendo así el impacto ambiental.
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Fuente: 3dnatives.com