Un fósil con 360 millones de años le dice a la ciencia que existió un pez gigante con dientes blindados

El fósil ha permitido avanzar en la comprensión de cómo actuaban los grandes depredadores marinos. No se hacía una revisión profunda de la especie desde 1932

Un fósil excepcional del Devónico tardío ha permitido identificar a un gigantesco pez acorazado con mandíbulas peculiares, lo que aporta nuevas claves sobre la evolución de los grandes depredadores marinos de hace 360 millones de años. Este hallazgo, centrado en el enigmático Dunkleosteus terrelli, muestra rasgos anatómicos que no se habían documentado con esta precisión desde hace casi un siglo.

El estudio, publicado en The Anatomical Record, ha sido realizado por especialistas de la Case Western Reserve University tras analizar los restos mejor conservados de esta especie, alojados en el Cleveland Museum of Natural History. Los investigadores comprobaron que casi la mitad del cráneo estaba formado por cartílago, un elemento inesperado en los artródiros y que replantea cómo funcionaban estos peces prehistóricos.

Los fósiles, preservados durante millones de años en capas de lutita negra, permitieron observar con detalle las placas óseas que protegían la cabeza y el tronco. Además, los científicos pudieron identificar insertos musculares y canales óseos que revelan características funcionales de la mandíbula no descritas hasta ahora en este grupo de peces antiguos.

Un depredador excepcional

Uno de los rasgos más llamativos del Dunkleosteus es la ausencia de dientes convencionales. En su lugar, utilizaba grandes láminas óseas que actuaban como cuchillas para capturar y desgarrar a sus presas. Aunque algunos parientes cercanos compartían este mecanismo, su forma y disposición resaltan la singularidad del animal dentro de los artródiros.

El autor principal de la investigación, Russell Engelman, recordó que la última revisión profunda sobre la especie se realizó en 1932. Según señaló el investigador en una nota de prensa, “El último trabajo importante que examinó la anatomía de la mandíbula de Dunkleosteus en detalle se publicó en 1932.”, destacando la importancia de actualizar el conocimiento con técnicas modernas. El equipo comparó los ejemplares de Cleveland con fósiles de Australia, lo que permitió reinterpretar estructuras musculares esenciales.

Otro elemento inesperado es la presencia de un canal óseo destinado a un músculo específico de la mandíbula. Este tipo de adaptación, muy poco frecuente en peces antiguos, establece un vínculo funcional con los tiburones actuales, demostrando que los artródiros desarrollaron soluciones evolutivas más avanzadas de lo que se creía hasta ahora.

Fuente: planoinformativo.com

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