CienciaDestacada

Un estudio sugiere que la pirámide de Saqqara fue construida con ayuda de un ascensor hidráulico

Un controvertido estudio plantea la posibilidad de que la famosa pirámide escalonada hubiera sido construida, entre otros elementos, con la ayuda de un “ascensor hidráulico” que habría facilitado la elevación de plataformas para transportar los pesados bloques de piedra

En la ribera occidental del Nilo, a unos 30 kilómetros de El Cairo, se encuentra Saqqara, la principal necrópolis de la ciudad de Menfis. Allí se alza la pirámide más antigua de Egipto, la famosa pirámide escalonada, que hacia 2680 a.C. el faraón Zoser ordenó construir a su arquitecto Imhotep, quien empleó las más novedosas técnicas de construcción disponibles en su época para levantar la pirámide de su señor.

La pirámide de Zoser es una estructura de 62 metros de altura, hecha con bloques de piedra caliza que conforman seis troncos de pirámide superpuestos que le confieren su inconfundible forma escalonada. Pero los expertos aún siguen preguntándose cómo pudo construirse una obra de tal envergadura hace más de 4.500 años.

Ahora, un nuevo estudio dirigido por Xavier Landreau, miembro del Instituto de Investigación Paleotécnico de París, que ha sido publicado en la revista científica PLOS ONE, y del cual se han hecho eco numerosos medios, plantea la posibilidad de que para la construcción de la pirámide escalonada los antiguos egipcios hubieran empleado un complejo sistema hidráulico.

El controvertido ascensor hidráulico

Según Landreau, “la investigación ha permitido descubrir una presa, una instalación de tratamiento de agua y un ascensor hidráulico, que habrían permitido la construcción de la pirámide escalonada de Saqqara. Este trabajo abre una nueva línea de investigación para la comunidad científica: el uso de la energía hidráulica para construir las pirámides de Egipto”, afirma el investigador.

Landreau cuenta en su estudio que junto a la pirámide de Zoser se extiende Gisr el-Mudir, una enigmática estructura cuya finalidad ha levantado no pocas controversias entre los egiptólogos, ya que algunas investigaciones recientes sugieren que Gisr el-Mudir podría haber funcionado como un “dique de contención” para retener el agua y los sedimentos de uno de los brazos del Nilo, hoy desaparecido.

El agua como motor constructivo

La investigación llevada a cabo por Landreau y su equipo propone que, además de este dique, una serie de compartimentos excavados en el exterior de la pirámide habrían facilitado el depósito de sedimentos cuando el agua fluyera de un compartimento a otro. De ahí, el agua circularía hasta 28 metros de profundidad por debajo de la base la pirámide donde, tras acumularse, contribuiría a impulsar una especie de “ascensor hidráulico”.

“Es realmente una instalación gigantesca y demuestra que el agua era el combustible empleado para la construcción de la pirámide. El ascensor habría tenido ciclos de llenado y vaciado que permitirían que las piedras subieran hasta el nivel de construcción como si fuera un volcán. Estos monolitos pesan decenas de toneladas, lo que hace que parezca imposible transportarlos utilizando solo la fuerza humana. Por el contrario, un elevador hidráulico de tamaño moderado puede levantar de 50 a 100 toneladas. Explorar los pozos o huecos ocultos dentro de estas pirámides podría ser una vía prometedora para la investigación”, ha manifestado Landreau.

No hay duda de que la construcción de la pirámide escalonada supuso un esfuerzo ingente y el empleo de una gran cantidad de mano de obra. Se estima que para llevar a cabo este trabajo se necesitaron alrededor de 330.400 metros cúbicos de piedras, que fueron transportadas por el Nilo a bordo de barcazas. Pero el estudio del Instituto de Investigación Paleotécnico de París (que algunos de sus detractores critican puesto que en él no han participado ni arqueólogos ni egiptólogos) va aún más lejos en sus conclusiones.

Hipótesis finales

Los autores del estudio proponen que la supuesta presa de Gisr el-Mudir se habría extendido a lo largo de dos kilómetros y tendría paredes de unos quince metros de ancho. Sin embargo, Landreau y su equipo también reconocen que para saber más sobre esta estructura sería necesario “realizar muestreos y análisis geológicos tanto por dentro como fuera de la fosa de sedimentos y, de paso, datarla cronológicamente”.

El estudio finaliza con otra controvertida hipótesis: los autores ponen en duda que la pirámide escalonada de Saqqara fuera utilizada como lugar de enterramiento. Y es que según Landreau, “las paredes de las cámaras de las pirámides [de las dinastías III y IV] no muestran jeroglíficos, pinturas, grabados o dibujos que nos permitirían clasificarlas con certeza como de uso funerario”. En todo caso, la polémica está servida.

Fuente: nationalgeographic.com.es