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‘Tuve una experiencia cercana a la muerte: la ciencia debe investigar’

El astrofísico Michio Kaku definió aquí la física de lo imposible. Y es que hoy podemos comprobar con solo un telescopio que la Tierra es un cuerpo celeste entre billones. Decirlo antes de Galileo era más que imposible, anatema que te llevaba a la hoguera, porque la Tierra era el centro del universo. Y Gómez-Marín cuenta que lo que hoy es acientí­fico, como la existencia de conciencia tras la muerte cerebral, llegará un día a ser ­falsable, en el sentido popperiano; después, hipótesis demostrable y, en fin, parte innegable de nuestro conocimiento del universo. Ese camino se encuentra en el espacio fluido que existe entre los hechos duros y medibles y los fluidos y maleables no tan evidentes, pero no menos existentes. Allí donde la vida es más que mera bioquímica y la mente más que lo que hace el cerebro empieza la ciencia de lo imposible… por ahora.

Usted estuvo muy cerca de la muerte o más allá?

En el 2021 estuve ingresado en el hospital por una grave enfermedad de estómago y sufrí una experiencia cercana a la muerte durante unos 10 segundos…

¿Qué aprendió de ella?

Que debemos investigar más. Estudié después los papers sobre esas experiencias publicados por científicos muy serios. Su investigación tiene importancia no solo vital, también social y política.

¿Usted ha ensayado como neurocientífico técnicas de resucitación?

Me he especializado en los márgenes de la consciencia. Hoy podemos experimentar con ellos, pero hasta los años noventa eran tabú para la ciencia, que también tiene dogmas.

¿Cuáles son esos márgenes de la consciencia aún por investigar?

Las experiencias, como la mía, cercanas a la muerte; los sueños lúcidos, las sincronici­dades …

¿Qué son lassincronicidades?

Pensar en alguien y cruzártelo inesperadamente en la calle; soñar con un acontecimientto que luego ocurre en la realidad; ver repetidamente un mismo número o símbolo en diferentes contextos…

¿No son meras casualidades?

Esas sincronicidades son otro ángulo oscuro por investigar, como las percepciones extrasensoriales…

¿Cómo investigarlas con rigor?

Siguiendo el método científico. Si no lo hacemos, se convierten en meras anécdotas y nos perdemos cuanto nos pueden revelar; pero si las convertimos en datos de forma sistemática, veremos que se repiten y que muchas personas las experimentan.

¿Esos fenómenos pueden dar lugar a hipótesis falsables, ergo científicas?

Esos fenómenos son flechas en los márgenes de la consciencia. Cuando los investigas y transformas en datos y los agrupas, pueden generar hipótesis…

¿Usted los ha investigado?

He experimentado con un invidente la visión extrasensorial. Es revelador.

¿Por qué?

Demuestra la capacidad humana de percibir objetos a tu alrededor sin la mediación, al menos aparente, de los sentidos.

¿Hacia dónde apuntan esas hipótesis?

Hacia que la mente es mucho más que lo que el cerebro hace.

¿No es el cerebro el que genera la consciencia y punto?

William James, el padre de la psicología, ya escribió hace un siglo un artículo “Sobre la inmortalidad humana” y abrió una serie de interrogantes sobre la posibilidad de consciencia tras la muerte.

¿Cómo sería?

James creía que el cerebro podía actuar como un órgano de transmisión de conciencia más que como su productor.

¿Tendríamos una consciencia externa al cerebro mismo?

El 99% de mis colegas lo cree imposible, pero yo me propongo demostrarlo.

¿Cómo?

Quiero averiguar si es la materia la que crea la mente o es al revés y así el universo es una construcción mental.

¿No suena un poquito a Matrix?

Yo hablo de ciencia, que es una herramienta para conocer la realidad que incluye experiencias como las cercanas a la muerte. La neurociencia hoy nos permite medirlas como otros fenómenos antaño no medibles, como el dolor…

¿El dolor no es realidad científica?

Pero no medible, y por ello viajaba en el cajón de segunda de la ciencia con todo lo que no se podía medir.

¿Por qué se hizo físico teórico?

Por un gran profesor de física en el instituto, y me doctoré convencido de acercarme así a los secretos del universo.

¿Se ganaba la vida?

Fui físico en el Centro de Regulación Genómica e investigué el centro olfativo de la mosca de la fruta. Me fui a EE.UU., donde conocí a Rui Costa, y me fichó para su laboratorio en Lisboa, donde investigamos gusanos y ratones para descubrir los principios rectores de esos organismos.

¿Y de ahí a la neurociencia?

Acepté unirme al laboratorio de neurociencia de Alicante hace 8 años para el estudio de la mente humana: conducta, cognición y consciencia, que me lleva a plantearme ahora la ciencia de lo imposible.

No suena muy popperiano.

Apela a ese espacio fluido y maleable entre lo que hoy se considera imposible, incluso inabordable, y lo ya admitido.

¿No depende de la época?

En efecto, habría que recordar que lo que hoy parece ciencia incuestionable fue un día imposible, incluso inconcebible, como que la Tierra no era el centro del universo, ni el hombre, de la naturaleza.

Fuente: lavanguardia.com

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