T.Rex ejercía una fuerza récord de 3,6 toneladas con sus fauces
El gigante Tyrannosaurus rex pulverizó huesos al morder con fuerzas equivalentes al peso de tres automóviles, mientras generaba una presión con sus dientes récord en la historia natural.
El T. rex era capaz de pulverizar huesos, una capacidad conocida como la osteofilia extrema que se observa típicamente en los mamíferos carnívoros vivos tales como lobos y hienas, pero no en los reptiles cuyos dientes no permiten para masticar encima de los huesos.
El biólogo Gregory Erickson, de la Universidad Floridad State, y el paleontólogo Paul Gignac de Oklahoma State, han descubierto que este reptil prehistórico podría ejercer 3,6 toneladas de fuerza, lo cual es más de dos veces mayor que la fuerza de mordedura de los cocodrilos vivos más grandes, los actuales campeones de la fuerza de mordedura. Al mismo tiempo, sus dientes largos y cónicos generaron unas asombrosos 195.000 kilos de presión por cada 2,5 centímetros del hueso que mordía.
Esto permitió a T. rex producir grietas abiertas en el hueso al cabo de mordeduras repetitivas como las de los mamíferos y producir arcadas de fractura de alta presión, llevando a una explosión catastrófica de algunos huesos, según el estudio publicado en Scientific Reports.
“Fue esta perspicacia la que ayudó a T. rex a reventar mejor las corazas de grandes dinosaurios de cuernos y hadrosaurios de pico de pato cuyos huesos, ricos en sales minerales y médula ósea, no estaban disponibles para dinosaurios carnívoros más pequeños y menos equipados”, dijo Gignac en un comunicado.
Los investigadores construyeron sobre su experiencia extensa para probar y modelar cómo la musculatura de los cocodrilos vivos, que son parientes cercanos de dinosaurios, contribuyen a las fuerzas de la mordedura. Luego compararon los resultados con las aves, que son dinosaurios modernos, y generaron un modelo para T. rex.
De su trabajo en los cocodrilos, se dieron cuenta de que las fuerzas de alta mordedura eran sólo parte de la historia. Para entender cómo el dinosaurio gigante consumía hueso, Erickson y Gignac también necesitaban entender cómo esas fuerzas se transmitían a través de los dientes, una medida que llaman presión dental.
“Tener una fuerza de mordida alta no significa necesariamente que un animal puede perforar la piel o pulverizar el hueso, la presión del diente es el parámetro biomecánicamente más relevante”, dijo Erickson. “Es como asumir que un motor de 600 caballos de fuerza garantiza velocidad. En un Ferrari, seguro, pero no para un camión volquete”.
En la actualidad, conocidos trituradores de huesos como las hienas manchadas y los lobos grises tienen dientes de oclusión que se utilizan para fragmentar finamente los huesos largos para el acceso a la médula dentro – una característica distintiva de la osteofilia de mamíferos. Tyrannosaurus rex parece ser único entre los reptiles para lograr esta habilidad parecida a los mamíferos pero sin dentición especializada ocluyente.
Fuente: Europa Press