Sin noticias de ‘Opportunity’ tras la gigantesca tormenta marciana
Desde el pasado 10 de junio no tienen noticias de él. Opportunity, el incombustible vehículo robótico de la NASA, se enfrenta a una de las mayores tormentas que han sacudido Marte. Más larga e intensa que la de 2007, a la que el rover lanzado en 2003 no sólo sobrevivió sino que, como recuerda Alberto G. Fairén, investigador del programa de vehículos marcianos de la NASA, le sirvió para limpiar sus paneles solares.
«La gigantesca tormenta global de polvo en Marte de este año puede compararse en tamaño con la de 1977, aunque ha sido más pequeña que las de 1971 y 2001, que envolvieron el planeta por completo, dejando al descubierto sólo las altísimas cimas de los volcanes de la región de Tharsis», relata Jorge Pla-García, uno de los investigadores del Centro de Astrobiología (CAB /CSIC-INTA) a cargo de REMS, la estación meteorológica española de Curiosity, el otro rover de la NASA que explora Marte.
El 7 de junio, cuando ya tenía la tormenta encima, Opportunity apagó todos sus sistemas y entró en hibernación: ¿Habrá resistido a esta supertormenta? Aunque aún habrá que esperar varias semanas o un mes hasta que los niveles de polvo atmosférico vuelvan a la normalidad, los ingenieros de la NASA están intentando volver a comunicarse con él, enviándole tres veces por semana una señal para que responda. De momento, sin éxito.
‘Optimismo’ en la NASA
Según ha explicado la agencia espacial en un comunicado, el buen estado en el que estaban sus baterías antes del inicio de la tormenta y la localización del rover les hacen ser «optimistas». No obstante, aunque ven posible que salga de su estado de hibernación, también lo es que ya no vuelva a ser el mismo. Y es que los años -15 en su caso- pesan incluso para un robot. Sobre todo teniendo en cuenta que en principio fue diseñado para que trabajara durante unos pocos meses.
«Una tormenta marciana no puede ni enterrar ni tumbar un rover, sólo deposita una fina capa de polvo; y, de hecho, el polvo acumulado en la atmósfera permite que las temperaturas nocturnas sean menos frías de lo habitual. A esto hay que sumar que está comenzando el verano en la latitud donde está, lo que contribuirá a que pueda esquivar la congelación durante más tiempo. Pero claro, cuanto más viejo, menos capacidad de recuperación tiene», dice Fairén.
«Únicamente mantiene encendido un reloj que le indica periódicamente cuándo debe hacerse una autoevaluación de los niveles de energía. Pero este reloj también necesita energía, y si la tormenta dura demasiado, llegará un momento en que Opportunity no podrá volver a activarse, porque si las baterías se descargan del todo, no hay forma de volverlas a cargar», añade.
«Para que pueda despertarse tras un periodo tan largo, tanto la electrónica como las baterías deben estar lo suficientemente calientes y los ingenieros de NASA tienen miedo de que sus calentadores no sean capaces de hacerlo debido a las bajas temperaturas de Marte (que pueden descender hasta los -100 grados )», señala Jorge Pla. Sin embargo, recalca, la misión podría salvarse gracias al mencionado incremento de polvo en la atmósfera, que aumenta las temperaturas mínimas de noche, y a que estamos en la época más calurosa.
‘Curiosity’ está bien
La tormenta que sacude el planeta rojo es global así que la zona en la que trabaja Curiosity, el otro rover de la NASA, también está sufriendo los estragos del polvo marciano. Sin embargo, como explica Fairén, «Curiosityfunciona con un generador nuclear, no depende de la energía solar, así que seguimos con las actividades normales. De hecho, acabamos de terminar una nueva campaña de perforación, y el rover ha estado monitoreando la tormenta diariamente».
«El único efecto negativo que ha sufrido», apunta Pla, es que sus cámaras fotográficas han necesitado más tiempo de exposición para adquirir imágenes».
La preocupación de la NASA, por tanto, se centra en Opportunity: «La verdad es que, si despierta, será una recuperación asombrosa» -dice Fairén- «y si no, será una muerte muy digna: lo habrá matado Marte, no un error humano».
Fuente: elmundo.es