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¿Tener sexo o dormir? Un dilema programado en los genes

En la naturaleza el tiempo es oro. En el difícil medio natural emplearlo bien o mal puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Por eso, hasta el sistema nervioso de los animales más «sencillos» está preparado para tomar decisiones cruciales sobre en qué gastar el tiempo. ¿Es momento de dormir o de permanecer alerta? ¿Conviene reproducirse? ¿Ha llegado la hora de huir?

En ocasiones, el dilema es si compensa dormir o es mejor tener sexo. Según un estudio publicado recientemente en la revista Nature Communications, la archiconocida mosca de la fruta (que es uno de los modelos favoritos para hacer estudios de genética y neurología) cuenta con un circuito cerebral destinado a tomar esta decisión. Pero lo más curioso es que, según han averiguado los investigadores, machos y hembras de mosca no tienen la misma «opinión» sobre este asunto.

«Cada organismo solo puede hacer una cosa a la vez –esto es especialmente cierto para el caso de los hombres–», ha dicho Michael Nitabach, uno de los autores del estudio e investigador en la Universidad de Yale (Estados Unidos). «Hemos descubierto que una conexión neuronal específica regula la interacción entre cortejo y sueño».

Los autores de esta investigación analizaron la actividad cerebral de los dos comportamientos en machos y hembras de la mosca de la fruta. Descubrieron que los machos de insecto que llevaban tiempo sin dormir mostraban poco interés por el cortejo, pero que esto no le influía a las hembras. Además, los machos excitados (activos sexualmente) dormían poco, mientras que las hembras dormían más.

¿A qué podrían deberse estas diferencias? Según los investigadores, es sencillo buscarle una explicación evolutiva. Para los machos, quedarse dormido es una forma pésima de pasarle sus genes a la prole. Pero para las hembras, estar receptivas sexualmente mientras están medio dormidas no es tan problemático.

Según Nitabach, las hembras de la mosca de la fruta no pueden permitirse desperdiciar a un pretendiente, y por eso no importa lo cansadas que estén.

Aparte de haber identificado estas diferencias entre machos y hembras de mosca, los investigadores también han explorado las conexiones neuronales que existen en los pequeños cerebros de estos animales para regular el comportamiento del sueño y del sexo. Quizás un mecanismo similar, pero probablemente mucho más complejo, regule la interacción entre ambas necesidades en los seres humanos, según Nitabach.

Fuente: abc.es