¿Cómo potenciamos las ventajas naturales, económicas y científicas de una región? Las comunidades son clave en este proceso, mediante la innovación, investigación aplicada y trabajo conjunto entre diferentes actores. A través de una estrategia basada en sensibilizar, inspirar y transformar, acercamos la ciencia a quienes conocen el campo desde las raíces

El departamento del Valle del Cauca guarda un enorme potencial en sus raíces. Es uno de los principales departamentos agrícolas de Colombia, responsable del 10 % del PIB agropecuario nacional y con cerca de 600.000 hectáreas dedicadas a la producción agrícola. Su ubicación privilegiada entre las cordilleras Occidental y Central, bañada por la cuenca del río Cauca, le otorga una diversidad de pisos térmicos y servicios ecosistémicos ideales para una amplia variedad de sistemas productivos.

Pero su riqueza no se limita a lo natural. La región cuenta con una infraestructura moderna que la conecta al océano Pacífico y a los principales centros urbanos del país. A esto se suma una agroindustria fortalecida y un sólido ecosistema académico, con universidades y centros de investigación que abarcan desde las ciencias básicas hasta las aplicadas.

La pregunta es: ¿cómo aprovechamos este potencial para impulsar el desarrollo sostenible? La respuesta es clara: innovando. Y la innovación más transformadora es aquella que nace desde las bases. Cuando las comunidades se convierten en co-creadoras del conocimiento, su apropiación es más efectiva, y sus impactos, más sostenibles en el tiempo.

En colaboración con organizaciones sociales, entidades públicas y actores del sector privado desde la Alianza de Bioversity International y el CIAT trabajamos para que la ciencia y la innovación respondan a los desafíos reales del campo colombiano, de la mano con un gran número de organizaciones sociales de base. Desde nuestro Campus, ubicado en Palmira, Valle del Cauca, impulsamos múltiples iniciativas bajo tres pilares: sensibilizar, inspirar y transformar.

Sensibilizar: BIOFILIA es una experiencia científica y sensorial que reúne ocho instituciones entre museos, centros de ciencia e investigación nacionales y regionales, más el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, para exaltar la biodiversidad de Colombia y concientizar sobre su protección. Esta exposición, compuesta por siete espacios permanentes y cinco itinerantes, combina colecciones científicas, fotográficas y literarias para acercar de manera interactiva el conocimiento de la mega diversidad a públicos de todas las edades. Uno de los siete espacios se encuentra en nuestro campus en Palmira, mientras que la versión itinerante (BIOFILIA viajera) ha empezado su recorrido por centros culturales y colegios de la región, llegando a la fecha a más de 2,500 personas.

Inspirar: La ciencia también debe ser un espacio de puertas abiertas, y esto lo aplicamos de manera literal con la Casa Abierta, una iniciativa donde abrimos las puertas del campus a estudiantes de educación media y universidades, para que vivan la ciencia en acción. A través de visitas guiadas, los estudiantes aprenden sobre cómo a través de la ciencia se plantean soluciones en cambio climático, captura de carbono, robótica agrícola, conservación genética y agrobiodiversidad, sembrando en estos estudiantes la semilla de formarse en un campo de las ciencias que les permita contribuir a desarrollar más y mejores innovaciones. En los últimos años, se han realizado nueve eventos de Casa Abierta para universidades y colegios, contando con la presencia de más de 2,600 estudiantes de cerca de 100 instituciones del país.

Transformar: Un ejemplo claro del impacto de la ciencia aplicada es el programa Rutas PDET, desarrollado con el apoyo del Fondo Europeo para la Paz e implementado por la Alianza y sus socios, de la mano con comunidades locales. Este programa está enfocado en promover la estabilización territorial y el desarrollo económico sostenible, trabajando en las cadenas de valor de cacao y ganadería en Caquetá, Putumayo y Nariño a través de tres componentes: infraestructura vial, encadenamiento productivo e innovación tecnológica. A través de una planificación participativa con asociaciones campesinas, comunidades indígenas y afrodescendientes del suroccidente colombiano, los mismos productores decidieron las prácticas agropecuarias y de sostenibilidad a implementar, con el apoyo técnico y financiero que les brindó el programa. El resultado: más de 3,300 hectáreas protegidas bajo acuerdos voluntarios de conservación; más de 700 unidades productivas transformadas, con más del 60 % de ellas lideradas por mujeres, demostrando que la ciencia es una herramienta para la equidad y la transformación social.

Estos casos son ejemplos del poder de la investigación cuando se conecta con las realidades del territorio. Son también una muestra de cómo el trabajo entre comunidades, organizaciones científicas y gubernamentales en la generación y validación del conocimiento, fortalece la innovación desde las raíces.

Próximos a cumplir 60 años de trabajo en Colombia, la Alianza ha consolidado relaciones estratégicas con instituciones nacionales y subnacionales, universidades, sector privado y fundaciones. Estos actores son indispensables para el escalamiento de las innovaciones, mediante políticas públicas, inversiones y desarrollo de tecnología. Pero son las organizaciones sociales de base: asociaciones de productores, cooperativas, pueblos indígenas y afrodescendientes las que están en el centro de nuestra labor, y por ello también trabajamos directamente con cientos de ellas en la región y el país. Para nosotros es clave seguir trabajando por mejorar los sistemas alimentarios, conservando y aprovechando sosteniblemente la riqueza de un país megadiverso, para impulsar la prosperidad y nutrir a todas las personas, en armonía con el planeta. En manos de todos está impulsar esa innovación, y de la mano de nuestros socios, seguiremos llevando la ciencia al campo, desde las comunidades y para las comunidades.

Fuente: blogs.elespectador.com