“Rosetta” se posará el viernes en cometa; pondrá fin a su misión
Hace dos años consiguió un logro histórico, el primer aterrizaje de un módulo (Philae) en un cometa, y el próximo viernes será la sonda la que se pose sobre la superficie del 67P/Churyumov-Gerasimenko (Churi), poniendo fin así a una misión lanzada en 2004.
También este aterrizaje será una primera vez para la ESA. “Nunca hemos estado tan cerca de Churi con Rosseta”, explicó el jefe de operaciones de las misiones de agencia europea, Paolo Ferri, desde el centro de control de Darmstadt (Alemania). Intentaremos conseguir mediciones e imágenes hasta el último segundo.
“Nunca hemos podido medir tan de cerca el gas y el polvo de un cometa con Rosetta”, señaló el experto en exploración robótica Nicolas Altobelli desde Madrid, donde se coordinan las operaciones científicas.
El aterrizaje está previsto para las 10:40 GMT a unos 720 millones de kilómetros de la Tierra, el punto en el que se encuentra ahora el cometa. “Cuando la sonda toque la superficie de Churi, se apagará”, explicó Ferri. No volveremos a saber de ella.
Arribará a 90 centímetros por segundo
Rosetta arribará a muy poca velocidad, de unos 90 centímetros por segundo. Intentaremos que sea lo más suave posible, explicó Ferri. El lugar escogido para ello está en la cabeza del cometa, en un punto situado junto a una depresión de unos 130 metros de ancho.
La nave no estará muy lejos de Philae, seguramente a entre uno y dos kilómetros, según Altobelli. Los secretos de Churi tienen gran importancia científica. Los cometas contienen posiblemente restos inalterados de unos 4 mil 600 millones de años de antigüedad, la época en la que se formó el sistema solar. Con los 20 instrumentos que llevan a bordo en conjunto, Rosetta y el módulo Philae han investigado la composición y comportamiento del cometa.
Con un costo de unos mil 300 millones de euros, Rosetta es una de las misiones más ambiciosas de la ESA. La sonda despegó el 2 de marzo de 2004 desde el centro espacial de Kourou a bordo de un cohete tipo Ariane 6. En estos 12 años ha recorrido miles de millones de kilómetros, aunque estuvo dormida 31 meses para ahorrar energía de cara a la fase decisiva del proyecto.
La sonda se encontró con el cometa el 6 de agosto de 2014. Tres meses después, el 12 de noviembre, llegaba un momento histórico: el laboratorio Philae se separó de Rosetta y aterrizó sobre la superficie del cometa. Hoy es un día histórico, afirmó el entonces director general de la ESA, Jean-Jacques Dordain.
Sin embargo, Philae no se ancló como estaba previsto y tocó varias veces sobre la superficie, haciendo que se perdiera la señal momentaneamente. A pesar de ser un aterrizaje un tanto accidentado, gracias a ello tenemos medidas de dos puntos de la superficie y eso es muy interesante científicamente (…) El polvo y el gas producido por ese toque entró dentro de la sonda y pudimos medirlo, señala el irlandés Laurence O’Rourke, coordinador de Operaciones Científicas de Rosetta desde Madrid.
Al quedar ubicado en una zona de sombra, Philae no pudo recargar baterías y entró en modo reposo después de enviar los primeros datos tras cerca de 60 horas de funcionamiento. El 20 de julio de 2015 envió información por última vez y en febrero de este año se dio por concluida su misión. Como regalo de despedida, la sonda Rosetta logró fotografiarlo a principios de septiembre.
¿Qué recuerdos de la misión guardan quienes participaron en ella? El resultado más espectacular para mí es uno que llegó poco después del aterrizaje, apuntó Ferri. Fue (el descubrimiento de) que el agua del cometa no es como la de la Tierra.
“Las imágenes que Rosetta estuvo enviando de Churi ya desde 2014 fueron una novedad para mí”, afirmó Altobelli.
Uno de los objetivos era estudiar un cometa en su viaje alrededor del Sol y ver cómo cambiaba. Y es impresionante lo que hemos visto, los procesos, las explosiones, la cantidad de polvo y de gas, todo eso lo hemos apreciado muy de cerca, contó O’Rourke.
Churi viajará a partir de ahora más allá de la órbita de Júpiter y la ESA descartó volver a poner en pausa a la sonda para después reiniciarla. Ese sueño duraría casi cuatro años, cuenta Ferri, y Rosetta no podría trabajar durante mucho más tiempo, ya que sólo tiene combustible para unos seis meses más.
El riesgo no merece la pena, precisó.
Fuente: DPA