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Revelan el calendario sagrado maya más antiguo

Pertenece a un período entre los siglos III y II antes de Cristo

En Guatemala, un nuevo estudio ha reportado la evidencia más temprana hasta el momento de un calendario sagrado maya. Los investigadores descubrieron fragmentos de un calendario mezclados con restos de una pared: los elementos fueron fechados entre los años 300 y 200 antes de Cristo, convirtiéndose así en las muestras más antiguas conocidas hasta hoy de este calendario.

Un grupo de arqueólogos liderados por David Stuart de la Universidad de Texas en Austin, en Estados Unidos, ha descubierto fragmentos de un calendario sagrado maya en Guatemala que se constituye en el más antiguo identificado hasta la fecha. En un nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Science Advances, los científicos describieron el hallazgo, concretado entre fragmentos de murales pintados en el complejo piramidal de Las Pinturas.

Las Pinturas se ubica cerca de San Bartolo, un pequeño yacimiento arqueológico maya precolombino localizado en el departamento del Petén, en el norte de Guatemala. De acuerdo a un artículo publicado en Phys.org, los especialistas sugieren que la obra de arte entre la que se incluyen los motivos del calendario muestra madurez: esto indicaría que el calendario ya estaba en uso desde muchos años atrás.

Entre los restos de un antiguo complejo de pirámides

Investigaciones previas en torno al complejo Las Pinturas han demostrado que la construcción en el sitio comenzó aproximadamente hace 2.400 años, y que las pirámides presentes en esa zona fueron construidos en múltiples fases. Cuando se completaba una fase del proyecto, partes de la antigua estructura eran derribadas.

Si las pirámides crecían en tamaño, las piezas de las estructuras demolidas se mantenían ocultas en el interior, creando así una línea de tiempo que representaba la construcción del complejo. Las excavaciones arqueológicas en el complejo Las Pinturas revelaron un total de siete fases de construcción principales, que abarcan desde el año 400 antes de Cristo hasta el año 100 después de Cristo.

Durante los trabajos realizados en el sitio arqueológico, los investigadores identificaron dos fragmentos de mural, entre los cuales descubrieron el signo del día 7 (Venado) del calendario sagrado maya, junto a textos y jeroglíficos que refuerzan el significado de ese símbolo. Los elementos fueron rescatados entre un total de 249 fragmentos de yeso y bloques de mampostería con diversas pinturas.

Testimonio de la cosmovisión maya del tiempo

Según explican en las conclusiones de su investigación, los especialistas encontraron los fragmentos del calendario al tamizar los pedazos de una pared, decorada por los mayas de ese período, que había sido derribada en su momento. La datación por radiocarbono, que utiliza el isótopo radioactivo carbono-14 para determinar la edad de materiales que contienen carbono, mostró que los fragmentos del calendario datan de un período entre los años 300 y 200 antes de Cristo, transformándose así en las muestras más antiguas de este mítico calendario.

En el calendario maya se integran varias cuentas de tiempo, siendo el calendario sagrado (tzolk’in o bucxok) el que posee 260 días. Los fragmentos recolectados pertenecen a este calendario sagrado, que coexiste con otros como el ciclo solar o haab, de 365 días, la cuenta larga de 5200 Tunes (5.125,36 años), la cuenta venusiana de 584 días o kines y la rueda calendárica de 52 años, entre otros.

Las marcas y dibujos que se descubrieron entre los escombros incluían símbolos que los mayas usaron para representar una fecha en concreto: el día 7 del calendario sagrado de 260 días, identificado por un punto sobre una línea, encima de la cabeza de un venado. Para los mayas, el venado representaba los atributos del buen cazador y los valores de un guerrero valiente, capaz de hazañas que permitían copiosas lluvias y, por consiguiente, grandes cosechas de maíz.

La cultura maya fue una civilización mesoamericana que se expandió por México, Guatemala, Belice y la parte occidental de Honduras y El Salvador, abarcando una región de más de 300.000 kilómetros cuadrados. Se cree que ejercieron su fuerte influencia en la zona entre los años 2.000 antes de Cristo y 1.697 después de Cristo, cuando cayó su última ciudad. Desarrollaron una compleja cultura, considerada de avanzada para la época, con grandes progresos en diseño urbano, ingeniería, astronomía y matemáticas, entre otras disciplinas.

Fuente: Tendencias21