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Resuelto el misterio del oro de la Edad de Bronce

Las joyas de Troya, Poliochni y de Ur, en Mesopotamia, tenían el mismo origen y los mismos alquimistas

Un nuevo método láser ha permitido el estudio de joyas famosas y descubierto evidencia microbiana de una ruta comercial de la Edad del Bronce que se extendía desde Anatolia hasta el valle del Indo, en el actual Pakistán.

El oro presente en objetos de Troya, Poliochni (un asentamiento en la isla de Lemnos que se encuentra aproximadamente a 60 kilómetros de Troya) y de Ur, en Mesopotamia, tiene el mismo origen geográfico y se comerciaba a grandes distancias.

Este descubrimiento podría significar que estos antiguos comerciantes de oro influyeron en la cultura, la moda y el estilo de vida en una gran parte del mundo de la Edad del Bronce: en el antiguo Egipto, el oro se consideraba la carne del dios sol y era codiciado por las élites.

Equipo internacional

El hallazgo ha sido realizado por un equipo internacional de investigadores que, utilizando un innovador método láser móvil, ha podido analizar por primera vez muestras de las famosas joyas de la Edad del Bronce Temprano de Troya y Poliochni. Los resultados se publican en el Journal of Archaeological Science.

El estudio fue iniciado por Ernst Pernicka, director científico del Centro de Arqueometría Curt-Engelhorn (CEZA) en los Museos Reiss-Engelhorn en Mannheim, y director del proyecto Troy de la Universidad de Tübingen.

También fue impulsado en sus orígenes por Barbara Horejs, directora del Instituto Arqueológico de Austria (ÖAI) en la Academia de Ciencias de Austria en Viena. Un equipo internacional reunió a científicos y arqueólogos de ambas instituciones, así como del Museo Arqueológico Nacional de Atenas, para el desarrollo de todo el trabajo.

Antiguo misterio

Desde que Heinrich Schliemann descubriera el Tesoro de Príamo en Troya en 1873, el origen del oro ha sido un misterio.

El profesor Pernicka y su equipo han podido demostrar ahora que ese oro antiguo procede de lo que se conoce como depósitos secundarios, como ríos, y que su composición química no solo es idéntica a la de los objetos de oro del asentamiento de Poliochni en Lemnos, y de las tumbas reales en Ur en Mesopotamia, sino también con la de objetos auríferos encontrados de Georgia.

«Esto significa que debe haber vínculos comerciales entre estas regiones remotas», dice Pernicka.

Láser portátil

Este descubrimiento fue posible gracias a un sistema de ablación láser portátil (pLA), que permitió al equipo realizar una extracción mínimamente invasiva de muestras de joyería en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

Los collares, colgantes, pendientes y gargantillas del museo son tan preciosos que no está permitido transportarlos a un laboratorio, ni realizar ningún examen que deje una marca visible en los objetos.

Todos los métodos de análisis disponibles anteriormente fallaron debido al menos a una de estas restricciones. Sin embargo, trabajando en el mismo Museo de Atenas, el dispositivo láser portátil derrite un agujero tan pequeño en los artículos que no se puede ver a simple vista.

Pernicka y su equipo en el Centro de Arqueometría Curt-Engelhorn en Mannheim pudieron investigar así la composición de las muestras utilizando espectrometría de masas.

Aleación importante

Además del oro, las joyas históricas siempre contienen otros elementos como plata, cobre, zinc, paladio y platino. Dependiendo de la aleación, los científicos pueden crear un perfil químico distinto para los hallazgos y utilizarlo para sacar conclusiones.

Por ejemplo, las altas concentraciones de zinc, paladio y platino en las joyas de Troya, son una clara señal de que el oro utilizado para crear las piezas fue lavado de un río en forma de polvo de oro.

Los investigadores también pudieron demostrar que las joyas fueron producidas en masa por talleres y no solo como artículos individuales.

Esta es la única explicación razonable, por ejemplo, para la presencia de la misma cantidad de platino y paladio en los discos de oro presentes en collares del mismo diseño que se encontraron en diferentes sitios.

En total, el equipo de investigadores estudió 61 artefactos, todos originarios de la Edad del Bronce Temprano, que circularon entre los años 2500 y 2000 a. C. Este es también el período del famoso Tesoro de Príamo, que Schliemann atribuyó erróneamente al mítico rey de Troya de la Ilíada.

¿Y Mesopotamia?

Los expertos también han debatido durante mucho tiempo el origen del oro de las tumbas reales de Ur. No hay fuentes naturales de oro en Mesopotamia, por lo que Anatolia occidental, que también fue el sitio de Troya, se creía que era una posible fuente.

Los estudios arqueológicos comparativos han demostrado, a partir de artículos sorprendentemente similares, que el oro se usaba en la Edad del Bronce Antiguo en una gran área geográfica, que se extendía desde el Egeo hasta el valle del Indo en lo que ahora es Pakistán.

En todos estos sitios se han hallado sellos oficiales y pesos estandarizados, aretes con los mismos patrones en espiral, piedras preciosas como el lapislázuli o la reluciente cornalina.

Sin embargo, los investigadores nunca pudieron determinar el origen preciso del oro de Troya, un misterio que ahora puede haberse resuelto: probablemente no provenía del oeste de Asia Menor, sino que podría haber llegado a Troya desde el sur del Cáucaso.

Antiguos alquimistas

Además, las piezas de joyería recuperadas a 2.700 kilómetros de las tumbas reales de Ur en el sur de Mesopotamia estaban hechas también de un oro químicamente muy similar, lo que indica el mismo depósito.

Sin embargo, todavía faltan datos y estudios de otras regiones y de otros objetos para establecer consistentemente esta suposición, advierten los autores de este estudio.

Quizás pronto, el análisis detallado de estos artefactos de oro fundido con láser revele datos aún más profundos sobre los orígenes geográficos de los otros metales que se han encontrado dentro de la aleación de oro. Y luego, con su mapeo de electrones de alta resolución, tal vez algún día los investigadores tengan un desfiladero de río en Georgia para explorar, en busca de los antiguos alquimistas, concluye la revista Ancient Origins.

Fuente: Tendencias21