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Razas de perro en América cruzaron desde Asia con los seres humanos

Secuencias de genes de 161 razas modernas han propiciado un árbol evolutivo de los perros, con pruebas de que algunas descienden de ancestros que cruzaron de Asia a América con los humanos.

El estudio, publicado en Cell Reports, destaca cómo las razas de perro más antiguas evolucionaron o se criaron para llenar ciertos roles. «Primero, hubo selección para un tipo, como pastores o perros de caza, y luego hubo se mezclaron para obtener ciertos rasgos físicos», dice la coautora del estudio y genetista Heidi Parker, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

Las razas más populares en América son de ascendencia europea, pero en el estudio, los científicos encontraron pruebas de que algunas razas de América Central y América del Sur –como el perro sin pelo peruano y el Xoloitzcuintle– son probablemente descendientes del ‘New World Dog’ (perro del Nuevo Mundo), una antigua subespecie canina que migró a través del estrecho de Bering con los antepasados de los nativos americanos.

Los expertos han informado anteriormente de la evidencia arqueológica de que existía el perro del Nuevo Mundo, pero este trabajo marca la primera evidencia viva de ellos en razas modernas.

«Lo que observamos es que hay grupos de perros americanos que se separan algo de las razas europeas -detalla Parker–. Hemos estado buscando alguna clase de huella del perro del nuevo mundo y estos perros tienen perros del nuevo mundo ocultados en su genoma». No está claro qué genes en los perros sin pelo modernos son de Europa y cuáles son de sus antepasados del Nuevo Mundo, pero los investigadores esperan explorar eso en futuros estudios.

Otros resultados fueron más esperados. Por ejemplo, muchas razas de perros de caza, como el Golden Retriever o el Setter Irlandés, pueden remontar sus orígenes a la Inglaterra victoriana, cuando nuevas tecnologías, como las armas, abrieron nuevos papeles en las expediciones de caza. Esos perros se agruparon juntos en el árbol filogenético, al igual que las razas de perros de aguas. Las razas de Oriente Medio, como el Saluki, y de Asia, como Chow Chows y Akitas, parecen haber divergido mucho antes de la «explosión victoriana» en Europa y Estados Unidos.

Gran diversidad en los perros pastores

Las razas de pastoreo, aunque en gran parte de origen europeo, resultaron sorprendentemente diversas. «Cuando miramos a las razas de pastoreo, vimos mucha más diversidad, con un grupo particular de razas de pastoreo que parecía venir de Reino Unido, un grupo particular que salió del norte de Europa y un grupo diferente que vino de fuera del sur de Europa, lo que muestra que el pastoreo no es una cosa reciente –detalla Parker–. Las personas usaban perros como trabajadores miles de años atrás, no sólo hace cientos de años».

Los diferentes perros de pastoreo usan estrategias muy diferentes para guiar a sus rebaños, así que, de alguna manera, los datos filogenéticos confirmaron lo que muchos expertos en canes habían sospechado previamente, señalan los investigadores. «Lo que también nos dice es que los perros de pastoreo fueron desarrollados no de un fundador singular, sino en varios lugares diferentes y probablemente en épocas distintas», dice la coautora del estudio Elaine Ostrander, también de NIH.

Ostrander y sus compañeros han pasado años secuenciando los genomas del perro, pero también en el campo en las exposiciones caninas, reclutando a los dueños de perros para que participen en el estudio. «Todas las secuencias de perros en el estudio son de perros cuyos propietarios se ofrecieron voluntariamente», dice Ostrander. Más de la mitad de las razas de perros en el mundo de hoy todavía no han sido secuenciadas y los investigadores tienen la intención de continuar con la recogida de genomas caninos para llenar los vacíos.

Comprender la historia genética de los perros también tiene aplicaciones prácticas, ya que nuestros compañeros caninos son víctimas de muchas de las mismas enfermedades que los humanos, como epilepsia, diabetes, enfermedades renales y cáncer, pero la prevalencia de la enfermedad varía ampliamente y predeciblemente entre razas, mientras que es más difícil compartimentar las poblaciones humanas en riesgo.

«Usando todos estos datos, se puede seguir la migración de los alelos de la enfermedad y predecir dónde es probable que aparezcan, y eso es muy importante para nuestro campo porque un perro es un gran modelo para muchas enfermedades humanas», dice Ostrander. «Cada vez que se encuentra un gen de una enfermedad en perros resulta ser también importante en las personas», concluye.

Fuente: Europa Press