“Ratones espaciales” que regresaron a la Tierra pudieron tener cachorros sanos y sin problemas
Científicos japoneses no encontraron cambios significativos en la función reproductiva de los ratones después de un mes de vida en la ISS. Los investigadores han descubierto que los mismos genes funcionan en el esperma que los ratones «terrestres», también son móviles y fértiles. El trabajo fue publicado en Scientific Reports.
Volar al espacio implica muchos riesgos: el estrés durante el despegue y el aterrizaje, el estado de ingravidez y la radiación cósmica. Todos estos factores pueden afectar la movilidad, la fertilidad y la condición del ADN de los espermatozoides.
En anteriores investigaciones, los científicos descubrieron las ratas espaciales producían menos esperma. En otro experimento, se enviaron espermatozoides de ratón congelados y secos al espacio. A su regreso, pudieron fertilizar los óvulos, pero los investigadores encontraron rastros de daño por radiación en ellos.
Ratones espaciales
Ahora Takafumi Matsumura y científicos de la Universidad de Osaka han desarrollado una nueva forma de investigar los efectos del espacio sobre la capacidad reproductiva de los ratones. Enviaron dos grupos de animales a la ISS: uno pasó 35 días en microgravedad, y el otro estuvo en una centrífuga, que crea artificialmente las condiciones de gravedad similares a las terrestres. El tercer grupo vivió en la Tierra y sirvió como control.
Después de que los animales regresaron del espacio, los autores del trabajo verificaron el estado de sus gónadas. Encontraron que las glándulas auxiliares, la próstata y las vesículas seminales, disminuyeron de tamaño en ambos grupos «espaciales» en comparación con el control. Sin embargo, histológicamente, no fueron diferentes, y el perfil de expresión génica también coincidió en los tres grupos, sin mostrar signos de patología.
Luego, los investigadores examinaron el estado de los espermatozoides en ratones experimentales. En los tres grupos, no diferían morfológicamente. Los espermatozoides de ambos grupos de animales «espaciales» nadaban un poco más lentamente en línea recta, pero por lo demás permanecían móviles. Su ADN tenía la misma longitud que el de los ratones «terrestres», es decir, no tenía interrupciones adicionales. Finalmente, los espermatozoides de los tres grupos fertilizaron óvulos con el mismo éxito: alrededor del 87%.
Los embriones que se obtuvieron de estos óvulos fueron plantaron en ratonas, y éstas dieron a luz ratones sanos. Ni en apariencia ni en tasa de crecimiento diferían entre sí. Además, se cruzaron entre sí y recibieron la tercera generación de ratones, en la que los investigadores tampoco encontraron rastros del pasado cósmico de sus abuelos.
Los autores del artículo concluyen que no lograron detectar ningún efecto de la microgravedad sobre la capacidad reproductiva de los ratones, ya sea externamente o a nivel molecular. Es cierto que no excluyen que el efecto pueda manifestarse en un nivel diferente: epigenético, como fue el caso en un experimento reciente con astronautas gemelos, uno de los cuales fue a la ISS y el segundo vivió en la Tierra como control.
Fuente: nmas1.org