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¿Quién fue el primer ser vivo que tuvo sexo? La ciencia ya tiene la respuesta.

Durante millones de años, la reproducción en la Tierra fue exclusivamente asexual: organismos clonándose a sí mismos. Sin embargo, algo cambió: la evolución del sexo. Este hito biológico no solo transformó la vida tal como la conocemos, sino que dio paso a una mayor diversidad genética.

Hoy, gracias a la paleontología y la biología evolutiva, los científicos creen haber identificado al primer ser vivo que tuvo sexo. Y no fue un animal como los que imaginamos. Fue un pez acorazado con ganchos pélvicos que practicaba una forma primitiva de copulación interna.

Este descubrimiento cambia nuestra comprensión sobre el origen del sexo en la evolución. Para entenderlo, hay que remontarse cientos de millones de años, hasta los inicios de los vertebrados con mandíbulas.

El origen del sexo en la evolución

La reproducción sexual no siempre existió. Los primeros seres vivos se replicaban asexualmente. Pero en algún punto de la historia evolutiva, apareció una ventaja crucial: la capacidad de mezclar material genético entre dos organismos.

Según un estudio publicado en Current Opinion in Genetics & Development, se cree que el último ancestro común de todos los eucariotas (LECA, por sus siglas en inglés) ya era sexual. Este organismo, que vivió hace unos 2.000 millones de años, habría desarrollado fusiones celulares, meiosis y diferenciación de sexos para reproducirse sexualmente.

Antes de eso, los organismos se replicaban mediante endorreduplicación o fusión nuclear sin necesidad de otro individuo. Pero con el tiempo, el sexo evolucionó para favorecer la recombinación genética, aumentando la diversidad y facilitando la adaptación.

La evidencia en hongos, protozoos y algas modernas respalda esta hipótesis. Muchos de ellos conservan genes clave del «kit meiótico» como SPO11 o DMC1, esenciales para la reproducción sexual. Esto sugiere que el sexo es una característica ancestral de los eucariotas.

¿Cuál fue el primer ser vivo que tuvo sexo?

Pero ¿quién fue el primer organismo en copular tal como hoy entendemos el sexo? Un estudio publicado en Nature, apunta a un pez placodermo llamado Microbrachius dicki, que vivió hace 385 millones de años durante el Devónico medio.

Este pequeño pez acorazado, de apenas 8 cm de largo, presenta evidencias fósiles de estructuras sexuales especializadas: los machos tenían apéndices en forma de gancho (cláspers) y las hembras placas genitales que facilitaban la unión durante la cópula.

Estas adaptaciones indican que Microbrachius dicki no dependía de la fecundación externa como la mayoría de peces actuales, sino que practicaba la fertilización interna. La pareja debía alinearse lado a lado para que los cláspers introdujeran los espermatozoides en la hembra.

Este hallazgo es revolucionario, ya que sugiere que el sexo con penetración pudo haber aparecido mucho antes de lo que se pensaba, y que la fecundación externa es en realidad una forma más reciente y derivada.

Placodermos: los pioneros del sexo

Los placodermos eran peces con mandíbulas y armaduras óseas externas. Aunque hoy están extintos, fueron dominantes en los mares del Devónico. El descubrimiento de cópula en Microbrachius y otros placodermos como Ptyctodonts y Bothriolepis sugiere que la fertilización interna era común entre ellos.

Esto pone en duda la idea tradicional de que el sexo interno evolucionó muchas veces de forma independiente. Por el contrario, podría haber sido una condición ancestral en los vertebrados con mandíbulas (gnatostomados), y luego se perdió en muchos linajes acuáticos.

La hipótesis se refuerza con el hallazgo de cláspers óseos no asociados a las aletas pélvicas, lo que indica que no eran simples adaptaciones locomotoras. En cambio, su forma y posición muestran una función clara: permitir el apareamiento directo.

Los beneficios evolutivos del sexo

El sexo tiene un alto costo: requiere encontrar pareja, mezclar genes y produce menos descendencia por generación que la reproducción asexual. Entonces, ¿por qué persiste?

Según un estudio matemático publicado en arXiv, el sexo aporta una ventaja crítica: permite a las poblaciones adaptarse más rápido al entorno al combinar genes beneficiosos y eliminar combinaciones perjudiciales.

En sus simulaciones, las poblaciones sexuales superaban consistentemente a las asexuales en términos de aptitud promedio. La recombinación genética permitía un mejor aprovechamiento de las mutaciones favorables y una mayor eficiencia evolutiva.

Esto respalda la teoría de que el sexo sobrevivió no por ser más fácil o frecuente, sino por ser evolutivamente superior a largo plazo.

Conclusión

El primer ser vivo que tuvo sexo, en el sentido de copulación interna entre dos individuos, fue probablemente Microbrachius dicki, un antiguo pez placodermo. Este descubrimiento cambia la narrativa evolutiva tradicional y sugiere que el sexo surgido en los vertebrados fue más complejo y antiguo de lo imaginado.

El origen del sexo en la evolución no solo marca un paso clave en la historia de la vida, sino que revela las ventajas profundas de la diversidad genética. Lejos de ser un mero comportamiento reproductivo, el sexo es una estrategia evolutiva que impulsó la complejidad biológica.

Fuente: comunidad-biologica.com

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