El ‘primo’ de los dinosaurios era como un cocodrilo de más de dos metros
Si se le pregunta a un paleontólogo sobre cómo sería el antepasado más antiguo de los dinosaurios, la mayoría pondría la mano en el fuego por un animal parecido a estos reptiles pero en miniatura, es decir, tendría el tamaño de un pollo, sería carnívoro y caminaría sobre dos patas. Sin embargo, los científicos han descrito, en un artículo que publica la revista Nature, un ser que poco se parece a los dinosaurios y que sería su pariente más antiguo conocido: Teleocrater rhadinus.
«Teleocrater se parece inesperadamente a un cocodrilo, lo que nos lleva a reevaluar completamente lo que pensábamos sobre las primeras etapas de la evolución de los dinosaurios. Sorprendentemente, sus primeros parientes no eran muy parecidos a los dinosaurios”, dice Ken Angielczyk, del Museo Field de Chicago (EE UU) y coautor del estudio.
Los pájaros y los crocodilios, ambos arcosaurios modernos, divergieron de un antepasado común durante el período Triásico, hace unos 250 millones de años. Esta importante transición en la evolución de los vertebrados terrestres implicó cambios en las proporciones de sus extremidades y en el tamaño del cuerpo, pero están muy poco documentados en el registro fósil.
Los nuevos restos estudiados de Teleocrater rhadinus datan de la época del Triásico Medio y fueron hallados en la actual Tanzania (África). Pertenecen a un animal carnívoro cuadrúpedo, de cola y cuello largo, más parecido a un cocodrilo que a los pequeños bípedos a menudo representados como animales en ese punto de la evolución de los arcosaurios.
Estos se dividieron en dos grupos: uno parecido a los pájaros que se convirtió en dinosaurios, pájaros y pterosaurios, además de un grupo de cocodrilos que incluye a los de hoy en día y una diversidad de parientes ahora extintos. Teleocrater rhadinus es el primer miembro del lado de la familia de las aves. No es un antepasado directo de los dinosaurios, según los científicos, pero es su primo más antiguo conocido.
«Teleocrater está siendo formalmente definido por primera vez en este documento, pero fue identificado por un paleontólogo británico llamado Alan Charig en la década de 1950, utilizando fósiles que se recogieron en 1930», explica Angielczyk. Charig identificó informalmente los fósiles de un animal temprano parecido a una lagartija que llamó Teleocrater, pero la comprensión de la evolución de los dinosaurios en ese momento era tal que no reconoció la conexión con estos animales. Así que Teleocrater permaneció como un misterio hasta que Angielczyk y su equipo descubrieron más especímenes en una excavación reciente al sur de Tanzania.
«Encontramos fósiles que pensamos que podrían ser de Teleocrater, pero no fue hasta que volvimos al laboratorio que nos dimos cuenta de que habíamos encontrado algo realmente increíble», añade el investigador. El equipo dio oficialmente al animal el nombre de Charig, Teleocrater rhadinus, que significa «cuenca completa esbelta», una referencia a la estructura delgada del animal y a su cadera.
«El descubrimiento de una especie tan importante es una experiencia única en la vida», enfatiza Sterling Nesbitt, profesor asistente de geociencias en el College of Science del Virginia Tech Carilion Research Institute (EE UU) y coautor del estudio.
En apariencia, Teleocrater probablemente se asemejaba a los varanos actuales y pesarían entre nueve y treinta kilos. Aunque algunas de sus características, como los músculos de la mandíbula en la parte posterior de su cráneo, los ubican claramente dentro de los arcosaurios en la familia de las aves, tienen mucho en común con sus primos más lejanos los cocodrilos.
Además, las articulaciones de su tobillo podían girar de lado a lado, y hacia arriba y abajo, mientras que los dinosaurios y los pájaros solo podían hacer un movimiento como de bisagra de arriba y abajo. Eso habría dado a Teleocrater un paso más amplio, más parecido al de un cocodrilo que a la zancada de un avestruz. «Este hallazgo cambia nuestra idea sobre la historia más temprana de los parientes de los dinosaurios. También plantea más preguntas de las que responde», indica Nesbitt.
El hecho de que este animal tenga muchas características en común con los cocodrilos crea una nueva imagen sobre cómo evolucionaron las tipologías de los dinosaurios. «Solíamos pensar que muchos de los rasgos distintivos de los arcosaurios de la línea de las aves evolucionaron rápidamente después de divergir de la rama de los cocodrilos porque los primeros arcosaurios como Marasuchus, Dromoeron y Lagerpeton eran pequeños y muy parecidos a los dinosaurios», ejemplifica Angielczyk.
Sin embargo, Teleocrater demuestra que los arcosaurios de esta rama de los pájaros heredaron inicialmente muchas características del antepasado común de todos los cocodrilos, y que las características típicas de la línea de las aves evolucionaron paso a paso durante un período de tiempo más largo. «A los científicos generalmente no les gusta el término ‘eslabón perdido’, pero eso es lo que es el Teleocrater: un eslabón perdido entre los dinosaurios y el antepasado común que comparten con los cocodrilos”, subrayan los autores.
Según Judy Skog, directora del programa de la División de Ciencias de la Tierra de la Fundación Nacional de Ciencias: “Esta investigación arroja luz sobre la distribución y diversidad de los antepasados de los cocodrilos, pájaros y dinosaurios e indica que los orígenes de los dinosaurios deben ser reexaminados. Ahora sabemos más sobre su compleja historia y los primeros rasgos de estos antepasados”.
Teleocrater y otros primos de los dinosaurios recientemente descubiertos muestran que estos animales estaban muy extendidos durante el período Triásico y vivían en el territorio actual de Rusia, India y Brasil. Además, estos primos existían y se extinguieron antes de que los dinosaurios aparecieran incluso en el registro fósil.
Los próximos pasos del equipo son regresar al sur de Tanzania este mes para encontrar más restos y partes incompletas del esqueleto de Teleocrater. También continuarán limpiando sus huesos y los de otros animales del yacimiento en el laboratorio.
«Es muy emocionante poder resolver un rompecabezas como el de Teleocrater, donde finalmente podremos separar algunas de las complicadas mezclas de fósiles y desvelar tendencias anatómicas y biogeográficas más amplias en un grupo icónico de animales», concluye Stocker.
Fuente: SINC