Primeras células rojas de sangre fósiles preservadas en ámbar
Un parásito conservado en ámbar hace 20 millones de años ha preservado las primeras células rojas de la sangre de un mamífero, tan bien conservadas como si se hubieran preparado en laboratorio.
El descubrimiento, publicado en el Journal of Medical Entomology, describe los únicos fósiles de una especie de parásito que existen hoy en día, Babesia microti, y que infecta las células de la sangre de los seres humanos y otros animales.
Dos pequeños agujeros en la parte posterior de esta garrapata llena de sangre permiten que ésta rezume, al igual que la savia de árbol en la que la garrapata quedó atrapada, y que posteriormente quedó fosilizada en ámbar. Proporcionan una breve visión de la vida en una selva de hace millones de años en lo que ahora es la República Dominicana.
“Estos dos pequeños agujeros indican que algo alteró al mamífero (un mono) del que el parásito se estaba alimentando, perforándolo en el proceso y expulsándo restos en la savia del árbol,” dijo en un comunicado George Poinar Jr., profesor emérito de la Facultad de Ciencias de Oregon State University, autor del estudio y experto internacional sobre las formas de vida animal y vegetal que se encuentran conservadas en ámbar.
“Esto sería consistente con el comportamiento de limpieza de los monos que sabemos que vivieron en ese tiempo en esta área. Los glóbulos fosilizados, infectados con parásitos, son simplemente increíbles en su detalle. Este descubrimiento proporciona los únicos fósiles conocidos de patógenos del tipo Babesia”.
Los parásitos fósiles añaden a la historia de la Orden de los Piroplásmidos, de los que Babesiidae es una sola familia. En el ser humano, el parásito B. microti puede causar la babesiosis, una enfermedad con síntomas que se asemeja a la malaria y puede ser fatal. Un parásito relacionado en el ganado puede causar la fiebre del ganado de Texas, que ha sido un problema histórico en los estados de las planicies, y justo esta primavera está causando otro brote que llevó a cuarentenas en más de 500.000 acres de tierra en Texas.
“Las formas de vida que encontramos en ámbar pueden revelar mucho sobre la historia y evolución de las enfermedades contra las que se sigue luchando en la actualidad”, dijo Poinar. “Este parásito, por ejemplo, fue evidente alrededor de millones de años antes que los humanos, y parece que ha evolucionado junto a los primates entre otros anfitriones”.
Parte de lo que hace a estos fósiles únicos, dijo Poinar, es la claridad con la que los parásitos y células de la sangre se conservan, casi como si hubieran sido tratadas en un laboratorio para su inspección. Los parásitos fueron lo suficientemente diferentes en textura y densidad para destacar los glóbulos rojos claramente durante el proceso de embalsamamiento natural por el que el ámbar es famoso.
Fuente: Europa Press