¿Por qué un gato tiene siete vidas?: esta es la ciencia que hay detrás de sus ‘superpoderes’
Se suele decir que un gato tiene siete vidas por su capacidad para caer casi siempre de pie, incluso en alturas muy elevadas. ¿Pero cómo lo consiguen?
En 1882, el científico francés Étienne-Jules Marey inventó la pistola cronofotográfica, un instrumento con apariencia de escopeta, capaz de tomar doce fotogramas consecutivos por segundo. Esto le permitió analizar el comportamiento de numerosos animales, aunque de todos sus estudios al respecto el más famoso es el que realizó con un gato en el parque Bois de Boulogne, de París. En el “vídeo”, simplemente dejaba caer al animal, para comprobar si siempre aterrizaba de pie. Se considera la primera película de la historia que muestra las imágenes de uno de estos felinos vivo. Y también uno de los primeros estudios dirigidos a investigar por qué un gato tiene siete vidas. O nueve. O seis. Todo depende de la cultura a la que preguntes.
Marey no tenía ni idea de lo que sería Youtube; pero, curiosamente, un fragmento de aquella película puede verse hoy en esta plataforma de vídeo. Tampoco sabía que otros científicos intentarían dar una explicación a ese fenómeno que él estaba mostrando. Lo que sí tenía claro es que, por alguna razón, los gatos consiguen caer sobre sus patas la inmensa mayoría de veces. Y que esto les convierte casi en superhéroes. Ahora bien, ¿a qué se debe este poder? En realidad no hay ni magia ni ningún milagro detrás, simplemente una anatomía que ha evolucionado para permitirles trepar y saltar sobre sus presas de modo que sean ellas las que salgan heridas.
¿Por qué un gato tiene siete vidas?
A día de hoy todos tenemos claro que eso de que un gato tiene siete vidas no es más que un mito. Al menos deberíamos tenerlo. Tienen bastante facilidad para aterrizar sin hacerse daño y esto puede salvarles la vida en ocasiones en las que otros animales quedarían gravemente heridos. Pero no, no tiene una mayor resistencia a la enfermedad ni nada por el estilo.
Lo que ocurre es que, en el pasado, esa capacidad física llevó a la leyenda de que podían esquivar a la muerte numerosas veces, hasta que finalmente les llegara la definitiva. El número siete se eligió por considerarse en muchas culturas una cifra mágica, casi divina.
Es un número que se ha elegido para muchas listas creadas por el ser humano, desde los días de la semana hasta los pecados capitales. Sin embargo, un gato tiene siete vidas solo en algunas culturas. En algunos países, como los anglosajones, suele decirse que cuentan con nueve. Para ellos, la cifra proviene de la cultura del antiguo Egipto, pues se decía que Ra, el dios del Sol, viajó al inframundo convertido en un gato y tomó una vida por cada una de las deidades de su mitología: Shu, Tefnut, Nut, Geb, Isis, Osiris, Neftis, Seth y él mismo.
En las leyendas turcas y árabes, en cambio, los gatos también cuentan con varias vidas, pero solo con seis.
El número, por lo tanto, depende de a quién le preguntemos, pero vayamos a lo importante: ¿por qué son tan resistentes?
La anatomía de un superhéroe felino
En 1988, el doctor Jared Diamond publicaba en Nature un estudio en el que se analizaban los ingresos de 132 gatos en una clínica veterinaria de Nueva York.
Todos habían ingresado de urgencia después de caer, desde diferentes alturas. Sin embargo, la evolución fue muy diferente. 17 murieron mientras eran trasladados a la clínica o tuvieron que ser sacrificados nada más llegar por la gravedad de sus heridas. Otros 11 murieron después del ingreso, pero el resto sobrevivieron. 104 gatos que salieron con vida después de haber caído, algunos desde alturas sorprendentemente elevadas. Uno de ellos, de hecho, se precipitó de un piso 32 y solo se rompió un diente y sufrió un colapso pulmonar. Dos días más tarde ya estaba de vuelta en casa. Este no era un caso aislado. De hecho, las heridas más graves se dieron en los que habían caído desde alturas más bajas, generalmente por debajo de un séptimo piso. Y es aquí donde está una de las claves por las que un gato tiene siete vidas.
Gatos versus humanos
En este estudio, se comparaban los datos obtenidos de los accidentes de gatos con registros y estudios anteriores sobre caídas de humanos. Al contrario que los felinos, la gravedad de los humanos era mayor a medida que se aumentaba la altura desde la que se precipitaban.
Esto es algo lógico, en realidad. Lo peculiar es lo que ocurre con los gatos. ¿A qué puede deberse entonces? En primer lugar, se tiene en cuenta que los gatos son mucho más ligeros. La masa del animal determina la fuerza del impacto, por lo que se comprende que sea mucho mayor en humanos. Sin embargo, otros animales con una masa similar, como los perros pequeños, no tienen este “don”.
Pero es que en el caso de los gatos a su peso ligero se unen otros muchos factores, siendo lo más contundente una habilidad, llamada “reflejo de enderezamiento”.
Estos animales tienen la columna vertebral muy flexible y un sistema vestibular, que también se encarga del equilibrio en humanos, muy desarrollado. Además, sus patas delanteras no están unidas al tronco a través del hueso clavicular, como ocurre en otros animales, de modo que quedan mucho más flexibles y extensibles. Por lo tanto, cuando detectan que están cayendo son capaces de girar primero la parte superior y luego la inferior, aterrizando así sobre las patas. Aparte de eso, son capaces de retraer sus extremidades y arquear la columna, aumentando su resistencia al aire, de manera que su propio cuerpo actúe como un “paracaídas”.
Si a esto se suma que cuentan con patas muy musculosas, capaces de absorber buena parte del impacto contra el suelo, la supervivencia está mucho más asegurada que en otras especies. No hay más que ver el caso de los humanos, cuyas muertes por caídas suelen darse a causa de contusiones en la cabeza. Por mucho que se diga que un gato tiene siete vidas, si se dieran un golpe así en el cráneo también fallecerían. El tema es que no se lo dan.
En definitiva, a los gatos acude a buscarlos la Parca exactamente en el mismo número de ocasiones que a nosotros. Simplemente ellos son mucho más escurridizos, pero no hay nada mágico en sus habilidades. De cualquier modo, por si acaso, si tienes un amigo felino, pon rejas en las ventanas de casa. Sus trucos no son infalibles.
Fuente: hipertextual.com