¿Por qué no existe un Premio Nobel de Matemáticas?
Desde razones personales hasta posibles decisiones deliberadas de Alfred Nobel, son varias las teorías tras la ausencia de las Matemáticas en estos premios
Los Premios Nobel son sinónimo de prestigio y excelencia, algo así como el máximo reconocimiento para aquellos que cambian el mundo a través de sus descubrimientos. Cada año, los laureados en disciplinas como la Física, la Química, la Medicina, la Literatura y la búsqueda de la Paz son destacados por sus contribuciones excepcionales a la humanidad.
Pero hay una pregunta que suele surgir año tras año cuando se acercan las fechas señaladas: ¿por qué no existe un Premio Nobel de Matemáticas? Es algo que ha desconcertado a muchos, y existen teorías de lo más variadas, desde razones personales hasta posibles decisiones deliberadas de Alfred Nobel, el fundador de estos prestigiosos galardones.
La creación de los Nobel
Para entender la ausencia de las matemáticas en los Premios Nobel, primero debemos remontarnos a las circunstancias en las que fueron creados. Alfred Nobel, un industrial y químico sueco, es conocido principalmente por haber inventado la dinamita, un logro que le otorgó una enorme fortuna. Sin embargo, le preocupaba que su legado estuviera asociado con la destrucción y la violencia, ya que su invención también se utilizaba en guerras. Fue esta reflexión la que lo llevó a redactar un testamento en 1895, en el que decidió destinar la mayor parte de su fortuna a fundar la Fundación Nobel, la cual crearía unos premios que reconocieran los avances que “beneficien a la humanidad”.
Nobel estableció cinco categorías para sus premios: Física, Química, Medicina, Literatura y Paz. Estas no fueron elegidas al azar. Representaban para Nobel los campos de conocimiento que consideraba más cruciales para el progreso humano y social. Pero, ¿por qué no incluyó las matemáticas?
La respuesta, aunque no es del todo clara, puede estar relacionada con cómo Nobel veía el impacto social de estas ciencias. Las matemáticas, aunque fundamentales en muchos descubrimientos científicos, quizá no eran percibidas por Nobel como directamente aplicables al bienestar de la humanidad de la misma forma que la física o la química. Puede que Nobel priorizara disciplinas con un enfoque más práctico o tangible para su época, dejando fuera a las matemáticas por considerarlas más abstractas.
¿Desamor o un simple olvido?
A lo largo de los años, han surgido varias teorías y anécdotas que tratan de explicar la ausencia de un Premio Nobel de Matemáticas. La más famosa, aunque no necesariamente la más sólida, es la que sugiere que Nobel tenía motivos personales para excluirlas: un supuesto triángulo amoroso.
Según esta leyenda, Alfred Nobel estaba enamorado de una mujer que, al final, prefirió a un famoso matemático de la época, llamado Gösta Mittag-Leffler. Debido a este desengaño amoroso, Nobel decidió no incluir las matemáticas entre los campos premiados en su testamento, como una forma de “venganza” o resentimiento personal. Aunque esta teoría ha ganado popularidad por lo “idílica” y romántica que resulta, no hay evidencia histórica que la respalde. Es más, muchos historiadores consideran que es simplemente un mito.
Otra explicación más práctica sugiere que Nobel no consideraba necesario premiar a los matemáticos porque ya existían otros galardones dedicados a esta disciplina, como el premio que otorgaba la Real Academia de las Ciencias de Suecia, del cual Mittag-Leffler, curiosamente, era un destacado miembro. Esto podría haber hecho que Nobel sintiera que las matemáticas ya estaban lo suficientemente reconocidas en el ámbito académico, por lo que no vio la necesidad de crear otro premio en ese campo.
Un misterio sin resolver
A pesar de estas múltiples teorías, la verdadera razón de por qué Nobel no incluyó las matemáticas entre los campos de los Premios Nobel sigue siendo un enigma. Puede que fuera una simple cuestión de preferencias personales, o que realmente Nobel considerara que otras áreas de estudio tenían un impacto más directo en el avance y el bienestar de la humanidad.
Sin embargo, esto no significa que las matemáticas no tengan el reconocimiento que merecen. En 1936, décadas después de la muerte de Nobel, el matemático noruego Sofus Lie propuso la creación de un premio dedicado exclusivamente a la matemática pura. Así nació la Medalla Fields, que es hoy uno de los mayores honores en este campo. Además, en 2002 se instauró el Premio Abel, concedido por el Rey de Noruega, que se ha convertido en el equivalente al Premio Nobel de Matemáticas.
Fuente: nationalgeographic.com.es