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¿Por qué los buitres no se intoxican cuando comen carne podrida?

El intestino de estas aves es un territorio hostil para los patógenos gracias a que tienen un pH gástrico muy bajo y un sistema inmunológico extraordinariamente desarrollado

Los buitres, majestuosas aves carroñeras de presencia imponente, a menudo son avistadas planeando en círculo al borde de la carretera en busca de un codiciado festín. Desde las alturas son capaces de detectar la más mínima señal de carne en descomposición.

Mientras que para algunos esta imagen representa la eficiencia natural de la cadena alimentaria, para otros es un recordatorio de la fragilidad de la vida y de las leyes de la naturaleza.

Y es que, a pesar de la repugnancia que nos pueda causar verlas en acción, no debemos olvidar que los buitres consumen y deshacen millones de kilos de carne putrefacta, la cual podría representar una seria amenaza para la salud pública.

Un aparato digestivo a prueba de bombas

Los buitres tienen una distribución mundial e incluyen a veintitrés especies diferentes del orden falconiforme. Son conocidas por su capacidad para consumir carne en avanzado estado de descomposición de prácticamente cualquier vertebrado muerto, sin sufrir efectos tóxicos, una habilidad que ha fascinado a la comunidad científica desde hace siglos.

Para alimentarse de sus presas estos animales insertan su pico en los orificios naturales del animal, en particular en el ano, lo cual las expone a un grupo de bacterias diferentes a las que están presente en la carne en descomposición. Son microorganismos –como los Clostridium o Fusobacterium- que habitan en la materia fecal del animal muerto.

Para llevar a cabo la alimentación los buitres han desarrollado un sistema digestivo excepcionalmente resistente y que ha evolucionado a lo largo de los siglos. Por una parte, tienen un ácido gástrico con un pH extremadamente bajo, a lo cual se añade la presencia, en la cámara estomacal, de dos tipos diferentes de bacterias.

Hace unos años un equipo multidisciplinar de científicos estadounidenses y daneses analizaron el ADN de las comunidades de bacterias capaces de sobrevivir en el intestino de los buitres americanos. El análisis de las muestras recogidas detectó la presencia de tan solo 76 bacterias frente a los 528 microorganismos diferentes que estaban presentes en la cara del animal. En otras palabras, más del 85% de los patógenos habían sido eliminados al pasar por la cámara gástrica de estas aves.

Un metabolismo extraordinariamente rápido

Los buitres, además, disponen de un sistema inmunológico altamente adaptado, que les permite lidiar con patógenos que para otros animales pondrían su vida en peligro. De forma simultánea, han desarrollado una tolerancia a ciertas bacterias y toxinas que están presentes en la carne descompuesta, lo cual les proporciona una inmunidad añadida. Entre estos patógenos se encuentran bacterias como la Salmonella o el Clostridium, comunes en la carne en descomposición.

Por si todo esto no fuera suficiente, el metabolismo de los buitres es extremadamente rápido, lo cual limita al mínimo el tiempo que las toxinas permanecen en su cuerpo. Esto permite a estos animales consumir grandes cantidades de carne rápidamente y, posteriormente, eliminar las sustancias tóxicas.

Otra pieza fundamental en su organismo es el sistema de defensa antioxidante, que contrarresta el daño causado por los radicales libres derivados de la descomposición de la carne.

En conclusión, la resistencia de los buitres a la carne descompuesta es el resultado de una combinación de factores fisiológicos, evolutivos y metabólicos, un fenómeno fascinante y único en el reino animal, que todavía sigue siendo objeto de estudio e investigación a nivel mundial.

Fuente: abc.es

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