¿Perros en zona de exclusión de Chernóbil presentan una genética distinta por la radiación?
Un estudio de científicos descubrió que los perros que deambulan libremente en la zona afectada por el desastre nuclear de Chernóbil, ocurrido el 26 de abril de 1986, presentan una estructura genética diferente a la de los perros de otras regiones del mundo, especialistas revelan si se debió a la radiación de la zona.
La Dra. Megan Dillon que se encuentra en una carrera en biología de la conservación investiga cómo los animales sobreviven a posibles extinciones, se hizo de renombre con un estudio sobre la investigación de canes que se encuentran en la zona de exclusión de 30 kilómetros alrededor de la central nuclear de Chernóbil.
Poblaciones de perros con diferencias genéticas
El estudio se hizo famoso en 2023, luego de haber sido publicado en diversos medios donde se explica sobre cambios genéticos en los perros callejeros que han habitado la zona de exclusión de Chernóbil.
La Dra. Dillon trabajó con el Dr. Matthew Breen, profesor de la Facultad de Medicina Veterinaria, de acuerdo con información de la Universidad Nacional de Carolina del Norte (NC State). En el estudio donde se hace alusión a una adaptación de distintas generaciones de perros de Chernóbil a exposiciones químicas y ambientales.
“Hay desastres climáticos y de contaminación en todo el mundo, y si se producen demasiado rápido o no hay suficiente diversidad genética subyacente, la población local no puede hacer mucho al respecto”, afirma Dillon.
La Dra. Explicó que se trata más de un tema de selección entre las especies caninas estudiadas de esta zona.
“Pero si las situaciones y circunstancias son las adecuadas, se puede obtener esta evidencia realmente interesante de rápida evolución, adaptación y selección local”.
Dillon, junto al equipo de investigación, crearon el primer perfil demográfico de cachorros, que demostró que las dos principales poblaciones caninas en la zona de exclusión de Chernóbil rara vez se cruzan.
Ante las manifestaciones de medios, se aclaró que las diferencias genéticas no se debían a mutaciones radioactivas, se especificó que podrían estar vinculadas a “la crianza selectiva natural, lo que significa que los perros con rasgos genéticamente más resistentes sobrevivieron lo suficiente como para transmitir esas características”, de acuerdo con la NC State.
Estudio de canes en zona de exclusión de Chernóbil
El análisis se realizó a 302 perros que habitan en zonas cercanas a la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, donde se encontraron que la afinidad genética mostraba cambios en diferentes distancias con el reactor número 4.
Los resultados mostraron la existencia de 15 familias caninas, de las cuales la más numerosa abarca sitios de recolección dentro de la zona de exclusión.
Genética puede ayudar a entender entornos hostiles
El estudio, publicado en la revista Science Advances, indica que los perros de Chernóbil tienen una firma genómica única, lo que los hace valiosos para futuros estudios. Su adaptación podría ofrecer pistas sobre cómo los humanos y otros mamíferos podrían sobrevivir en regiones bajo “ataque ambiental continuo”, como el espacio.
“Cualquier cosa que podamos aprender sobre cómo sobreviven los perros en ese entorno será de relevancia directa para los humanos en Chernóbil y otros entornos radiactivos”, explicó Tim Mousseau, de la Universidad de Carolina del Sur.
Gabriella J. Spatola, investigadora en el estudio, advirtió que se necesitan más pruebas para determinar el verdadero origen de la variación genética observada.
Los perros en la historia del desastre nuclear
Tras la explosión del reactor en 1986, grandes cantidades de material radiactivo se esparcieron en Ucrania, Bielorrusia, Rusia y otros países, afectando en especial los 2 mil 600 km² de la zona de exclusión de Chernóbil.
Una hipótesis sugiere que los perros actuales descienden de mascotas abandonadas durante la evacuación de ciudades como Pripyat. Aunque se intentó sacrificarlos para evitar la propagación de contaminación, algunos sobrevivieron, refugiándose en la zona y siendo posteriormente alimentados por trabajadores y turistas.
Este hallazgo permite entender mejor cómo algunas especies logran sobrevivir en entornos extremos y puede contribuir a investigaciones futuras.
Gracias a la colaboración de la CFF, la Universidad de Carolina del Sur, la Universidad de Columbia, el Centro Triangle de Medicina Evolutiva y el Fondo de Genómica del Cáncer del CVM de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, el proyecto se hizo realidad.
Lamentablemente, ha sido complicado seguir con el estudio en Chernóbil debido a la pandemia de COVID-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania.
Fuente: unotv.com