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Observado un planeta con anillo más allá de Plutón

Más allá de Neptuno, el último planeta del Sistema Solar, se extiende un cinturón con cientos —quizá miles— de cuerpos hechos de roca y hielo. Plutón, el más conocido de ellos, fue degradado a planeta enano en 2006, en parte porque se descubrieron otros cuerpos con un tamaño similar o incluso mayor en esta misma zona. Entre ellos estaban Eris, Makemake y Haumea, el más desconocido del grupo. Según un estudio publicado hoy, este es también el único de los planetas enanos que tiene un anillo que recuerda, en miniatura, a los de Saturno.

Estos cuerpos son muy difíciles de estudiar porque están muy lejos, brillan poco y son demasiado pequeños. Una forma de observarlos en detalle es seguirlos justo cuando pasan por delante de una estrella eclipsando parte de su luz, lo que permite calcular su composición y tamaño exactos.

El 21 de enero de este año Haumea pasó frente a una estrella propicia. Doce telescopios de 10 observatorios europeos observaron el fenómeno. “Gracias a este despliegue de medios hemos podido reconstruir con mucha precisión la forma y tamaño del planeta enano Haumea, con el sorprendente resultado de que es bastante más grande y menos reflectante de lo que se pensaba”, explica José Luis Ortiz, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), quien ha encabezado la investigación. “También es mucho menos denso de lo que se creía con anterioridad y esto soluciona algunas incógnitas que estaban pendientes de resolver para este objeto”, añade el astrónomo en una nota de prensa difundida por su institución.

Haumea está a unos 7.400 millones de kilómetros, 50 veces la distancia del Sol a la Tierra. Tarda 284 años terrestres en completar una órbita en torno a la estrella y da una vuelta sobre sí mismo cada cuatro horas, mucho más rápido que otros cuerpos de tamaño similar e incluso menor. Esa velocidad le ha dado su característica forma de balón de rugby. Gracias a las observaciones efectuadas, publicadas hoy en Nature, ahora se sabe que tiene al menos 2.320 kilómetros en su lado más largo, igual que Plutón, pero sin atmósfera.

El descubrimiento más llamativo es el anillo en torno a su plano ecuatorial, donde también está la luna Hi’iaka. Hasta hace unos años sólo se conocían anillos en los planetas gigantes, especialmente los de Saturno. Posteriormente se han descubierto anillos en algunos centauros, los cuerpos que orbitan entre Júpiter y Neptuno y es posible que Marte gane uno cuando se haga pedazo Fobos, una de sus lunas. “Ahora hemos descubierto que cuerpos aún más lejanos que los centauros, más grandes y con características generales muy distintas, también pueden tener anillos”, destaca Pablo Santos-Sanz, también miembro del equipo del IAA.

El anillo tiene una resonancia de 3 a 1, es decir, que las partículas de hielo que lo componen dan una vuelta al planeta por cada tres que completa este sobre su propio eje.

El anillo pudo formarse “tras una colisión con otro objeto, o por la liberación de parte del material superficial debido a la rápida rotación de Haumea”, apunta Ortiz. Para la astrónoma Amanda Sickafoose, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, “este descubrimiento da pie a especular que los cuerpos con anillos en los confines del Sistema Solar no son tan raros y que pronto pueden descubrirse más”.

Fuente: elpais.com