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Ni carne, ni bebidas: el esperma será lo próximo que crecerá en laboratorios

Los científicos están más cerca que nunca de crear óvulos y espermatozoides humanos en laboratorio, revolucionando la fertilidad

Durante décadas, la infertilidad ha sido uno de los mayores problemas médicos para millones de personas en todo el mundo. Tratamientos como la fecundación in vitro han ofrecido esperanza, pero muchos casos siguen sin solución debido a la ausencia total de células reproductivas funcionales.

Mientras tanto, la ingeniería genética ha avanzado a pasos agigantados, permitiendo manipular células con una precisión nunca antes vista. Técnicas de reprogramación celular han demostrado que es posible convertir células adultas en versiones más primitivas, abriendo nuevas posibilidades terapéuticas.

Por su parte, la comunidad científica se encuentra ahora en el umbral de un descubrimiento que podría cambiar para siempre el concepto de reproducción humana. Investigadores de todo el mundo compiten por alcanzar un objetivo que parecía imposible hace apenas unos años.

Óvulos y espermatozoides artificiales: cuando la ciencia desafía a la naturaleza

Laboratorios de varios países trabajan contrarreloj para conseguir algo extraordinario: crear células reproductivas humanas a partir de células de la piel. Esta tecnología, conocida como gametogénesis in vitro (IVG), como indican desde The Guardian, ya ha demostrado su eficacia en ratones de laboratorio.

Reprogramar células adultas hasta convertirlas en óvulos y espermatozoides funcionales requiere un proceso complejo que imita el desarrollo natural. Científicos manipulan células cutáneas hasta devolverlas a un estado pluripotente, similar al de las células madre embrionarias. Posteriormente, mediante factores de crecimiento específicos y hormonas, guían estas células hacia su transformación en gametos.

A diferencia de los experimentos con ratones, trabajar con células humanas presenta desafíos únicos. Nuestras células reproductivas requieren más tiempo para desarrollarse y enfrentan procesos considerablemente más complejos. Además, estrictas regulaciones gubernamentales limitan este tipo de investigación.

Equipos de la Universidad de California San Diego lograron en 2018 crear células precursoras de óvulos a partir de piel humana. Otras investigaciones han desarrollado células similares a espermatozoides, aunque aún no completamente funcionales. Estos avances representan pasos importantes hacia la aplicación clínica.

Parejas del mismo sexo podrían tener hijos biológicos compartiendo ADN de ambos progenitores. Personas con infertilidad causada por tratamientos oncológicos o condiciones genéticas encontrarían nuevas opciones reproductivas. Incluso sería posible estudiar enfermedades genéticas que afectan la reproducción.

Sin embargo, cuestiones éticas complejas rodean esta tecnología. Preocupaciones sobre la comercialización de la reproducción humana, posibles anomalías genéticas en los descendientes, y perspectivas religiosas divergentes generan intensos debates. Algunos temen que se cree presión social para utilizar estas técnicas.

Investigadores estiman que los primeros ensayos clínicos podrían comenzar en la próxima década, aunque la disponibilidad generalizada tardará años adicionales. Regulaciones cuidadosas y revisiones éticas continuas serán esenciales para garantizar el desarrollo responsable de esta tecnología revolucionaria.

Fuente: larazon.es

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