Neurociencias: una tecnología penetra en la mente de una persona
El análisis de patrones cerebrales revela lo que alguien está imaginándose
Una investigación ha descubierto que analizando imágenes de la corteza cerebral se puede averiguar no solo lo que una persona está viendo, sino también lo que está imaginando. La tecnología puede ayudar a comunicarse a personas completamente paralizadas por enfermedades como ELA.
Investigadores de la Universidad de Osaka en Japón han descubierto que las cosas que imaginamos crean patrones cerebrales que pueden ser descifrados por una máquina y permitir a otras personas saber lo que alguien está imaginando.
Conocer lo que otra persona está imaginando es posible a través de una tecnología conocida como electrocorticograma, que registra la actividad que se produce en la corteza cerebral.
Como esta tecnología es invasiva, ya que necesita implantar electrodos en el cerebro, los investigadores de Osaka aprovecharon implantes de este tipo, que ya se habían aplicado a 17 pacientes para el estudio de su epilepsia, para analizar la actividad cerebral durante procesos imaginativos.
Una investigación desarrollada en 2913 en el Dartmouth College de Estados Unidos descubrió que la imaginación se produce gracias a una red neuronal que se extiende por el cerebro y que manipula conscientemente imágenes, símbolos, ideas y teorías.
Patrones cerebrales
También se sabe que, cuando vemos imágenes en la vida real, como una hermosa puesta de sol, nuestro cerebro capta esta información visual de una manera que puede detectarse mediante electrocorticograma.
La novedad que aporta esta investigación es que esos patrones de imágenes visuales se forman no solo cuando estamos viendo directamente una puesta de sol, sino también cuando solo la estamos imaginando.
Esta investigación ha comprobado que los patrones cerebrales de imágenes visuales no están grabados en piedra, sino que pueden cambian cuando sencillamente imaginamos algo.
Es decir, no es necesario que estemos viendo algo para que se forme un patrón cerebral de una imagen: también ocurre cuando sencillamente lo imaginamos.
Experimento revelador
Lo comprobaron con el siguiente experimento: a los pacientes se les mostró una imagen real (por ejemplo, de un rostro) y a continuación se les pidió que imaginaran una cosa diferente (por ejemplo, un paisaje).
Durante este proceso, su actividad cerebral fue registrada con todo detalle. Cuando se analizaron esas imágenes, los investigadores descubrieron que los patrones cerebrales cambian según la imagen sea real o imaginaria.
Hay un patrón cerebral para una imagen real (una puesta de sol) y otro patrón para una escena imaginada de la misma puesta de sol, reveló la electrocorticografía.
El experimento permitió, por un lado, determinar, a partir de los patrones cerebrales, no solo lo que estaba viendo un paciente, sino también lo que estaba imaginando.
Ver la imaginación
Es decir, esta tecnología, que se usa generalmente para saber qué partes del cerebro están relacionadas con las convulsiones que se experimentan con la epilepsia, se puede usar también para conocer lo que una persona está viendo o imaginando.
La investigación también pudo determinar que no se tarda lo mismo en averiguar si una persona está viendo o imaginando algo: influye también la naturaleza de la imagen.
Es decir, es más difícil saber si una persona está imaginando o viendo un paisaje que una casa (por ejemplo), por lo que el tiempo necesario para determinar la diferencia en esa percepción cerebral varía.
Los investigadores suponen que esta variación del tiempo para interpretar lo que una persona está viendo o imaginando se debe a que el cerebro utiliza diferentes neuronas para procesar las imágenes, ya sean de una casa o de un paisaje.
Pacientes de ELA
La conclusión más clara de esta investigación es que la electrocorticografía se puede emplear para penetrar en la mente de una persona que padezca una parálisis que le impida comunicarse, por ejemplo pacientes con esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Los médicos pueden saber lo que está imaginando (por ejemplo, un vaso de agua) y proporcionárselo para que calme su sed, algo que de otra forma sería imposible de averiguar.
Los investigadores destacan que hay dispositivos que ya se comunican con pacientes que están paralizados completamente que se basan en el control motor, que regula los procesos de las diferentes estructuras corporales en conexión con el sistema nervioso.
Añaden que su propuesta puede ser mucho más atractiva, ya que se basa en imágenes que pueden ser interpretadas con más facilidad por el personal médico a partir de una lectura de electrocorticografía.
Fuente: Tendencias21