El mal de amores puede superarse con un placebo
La depresión ocasionada por el mal de amores puede mejorarse con placebos y con un poco de optimismo, ha descubierto una investigación. La ruptura sentimental activa similares regiones cerebrales que el dolor físico, lo que revela que es tan real como el que produce una quemadura. Pero el cerebro puede ser inducido a mejorar la situación.
Una investigación ha descubierto que los dolores emocionales y los dolores físicos activan regiones cerebrales similares, lo que demuestra que una emoción dolorosa provoca verdadero dolor en el ser humano.
La misma investigación descubrió que si un dolor mental es comparable a un dolor físico, un placebo puede aliviarlo, lo que puede tener importantes consecuencias para tratar la depresión o el mal de amores, que se produce tras una ruptura sentimental. Los resultados se han publicado en Journal of Neuroscience.
La ruptura de una relación de pareja multiplica por veinte el riesgo de desarrollar una depresión, lo que los psicólogos pretenden evitar con una serie de terapias y recomendaciones. La nueva investigación, desarrollada en la Universidad de Colorado en Boulder (USA), plantea que un placebo sería suficiente para mejorar la depresión amorosa.
Durante décadas, la investigación ha demostrado que los placebos “tratamientos simulados sin ingredientes activos” pueden aliviar de forma mensurable el dolor, la enfermedad de Parkinson y otras dolencias físicas.
Para ver si también funcionarían en el caso de las depresiones originadas por fracasos amorosos, los investigadores de esta universidad reunieron a 40 voluntarios con experiencia de fracaso amoroso reciente. Tenían que aportar dos fotos: una de su expareja y otra de un amigo.
Durante el experimento, los voluntarios tenían que evocar el recuerdo de su ruptura sentimental mirando la foto de su expareja, mientras sus cerebros eran escaneados mediante imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para visualizar la zona cerebral implicada en esos recuerdos amargos y medir el impacto neuronal. A continuación debían mirar la foto de su amigo y evocar recuerdos gratos de esa amistad.
Por último, los investigadores empezaron por provocar en los voluntarios un dolor físico, poniendo un objeto caliente en su brazo con la finalidad de ver la zona del cerebro que reaccionaba a la quemadura. Los voluntarios tenían además que especificar la intensidad del dolor medida en una escala del 1 (muy doloroso) al 5 (poco doloroso).
“Mismo dolor”
Después del examen, los científicos comprobaron que el dolor físico producido por el calor y el dolor emocional producido por el recuerdo de la ruptura con su pareja, activaban similares regiones cerebrales. Los investigadores resaltan que el dolor afectivo es tan real como el físico.
Para testar si el placebo sería eficaz para tratar al dolor afectivo, los investigadores dividieron a los 40 voluntarios en dos grupos de 20 cada uno. Al primero se le ofreció un spray nasal diciéndole que ayudaba a superar la pérdida de una pareja. Al segundo grupo se le proporcionó el mismo spray, pero diciéndole que era una solución salina.
A continuación los cerebros de los voluntarios de ambos grupos fueron escaneados mediante fMRI y se descubrió que los integrantes del primer grupo, que creían en la eficacia del spray, experimentaron un dolor más suave al evocar de nuevo recuerdos de su ruptura sentimental, mientras que los del segundo grupo sentían el mismo dolor que en la primera fase del experimento.
Esta diferencia se explica porque el cerebro de los integrantes de ambos grupos reaccionó de forma diferente a la evocación de los recuerdos de la ruptura sentimental. El córtex pre-frontal dorsolateral, que desempeña un papel importante en la gestión de los sentimientos, se activó mucho más en los miembros del primer grupo, consiguiendo el mismo efecto de los neurotransmisores químicos cerebrales que son capaces de aliviar la depresión, como la dopamina.
Tor Wager, uno de los investigadores, explica en un comunicado de la citada universidad, que el mero hecho de hacer algo por uno mismo y comprometerse con algo que da esperanza, puede tener un impacto en el cerebro.
Asimismo, añade, el hecho de tener expectativas positivas que influyen en el córtex prefrontal, influye en los sistemas del mesoencéfalo para generar respuestas neurotóxicas opioides como la dopamina.
En conclusión, en caso de ruptura sentimental, los investigadores recomiendan desarrollar actividades que nos hagan sentir bien porque eso ayudará a sentirnos mejor. Ya no es sólo una suposición, sino una evidencia científica.
Fuente: tendencias21.net