Investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido) han descubierto que las garrapatas pueden ser atraídas por la electricidad estática que sus huéspedes acumulan de forma natural a través de espacios de aire varias veces mayores que ellas mismas.
Es probable que esto aumente enormemente su eficacia a la hora de encontrar huéspedes a los que parasitar, ya que las garrapatas no son capaces de saltar y, por tanto, éste es el único mecanismo por el que podrían entrar en contacto con huéspedes que están fuera del alcance de sus diminutas patas.
Los hallazgos, publicados en la revista ‘Current Biology’, son el primer ejemplo conocido de implicación de la electricidad estática en la adhesión de un animal a otro.
Las garrapatas son portadoras de muchas enfermedades desagradables, entre ellas la enfermedad de Lyme, que amargan la vida a muchas personas y animales, e incluso pueden causarles la muerte. Por lo tanto, intentar reducir la capacidad de las garrapatas de adherirse a las personas y a los animales de los que dependen los humanos supone un enorme beneficio social y económico.
El autor principal, Sam England, de la Facultad de Ciencias Biológicas de Bristol, explica: «Sabíamos que muchos animales, incluidos los humanos, pueden acumular cargas electrostáticas bastante importantes».
«Lo vemos cuando recibimos una descarga estática después de rebotar en una cama elástica o cuando nos frotamos el pelo con un globo, por ejemplo –prosigue–. Pero esta carga electrostática también les ocurre a los animales en la naturaleza cuando se frotan contra objetos de su entorno como la hierba, la arena u otros animales».
Indica que «estas cargas son sorprendentemente altas y pueden equivaler a cientos, si no miles, de voltios, ¡más de los que se producen en los enchufes de casa! Y lo que es más importante, las cargas estáticas ejercen fuerzas sobre otras cargas estáticas, ya sean atractivas o repulsivas, dependiendo de si son positivas o negativas».
«Nos preguntamos si las cargas estáticas que los mamíferos, las aves y los reptiles acumulan de forma natural podrían ser lo suficientemente altas como para que las garrapatas parásitas pudieran elevarse por el aire mediante la atracción electrostática sobre estos animales, mejorando así su eficacia a la hora de encontrar huéspedes de los que alimentarse», añade.
El equipo probó inicialmente la idea acercando pieles de conejo y otros materiales cargados estáticamente a las garrapatas y observando si se sentían atraídas por ellos.
Observaron que estas superficies cargadas arrastraban a las garrapatas por el aire a través de entrehierros de varios milímetros o centímetros (el equivalente a un ser humano saltando varios tramos de escaleras), por lo que investigaron más a fondo.
«En primer lugar –prosigue Sam–, utilizamos mediciones anteriores de la carga típica que llevan los animales para predecir matemáticamente la intensidad del campo eléctrico que se genera entre un animal cargado y la hierba en la que a las garrapatas les gusta posarse y esperar a que pasen los huéspedes».
«A continuación, colocamos garrapatas debajo de un electrodo, con un espacio de aire entre ellas, y aumentamos la carga del electrodo hasta que las garrapatas fueron atraídas hacia él. Así pudimos determinar la intensidad mínima del campo eléctrico que atraía a las garrapatas –continúa–. Este campo eléctrico mínimo estaba dentro del orden de magnitud previsto por los cálculos matemáticos del campo eléctrico entre un animal cargado y la hierba, por lo que es probable que las garrapatas en la naturaleza sean atraídas hacia sus huéspedes por la electricidad estática».
Estos resultados tienen varias implicaciones y aplicaciones potenciales. En primer lugar, es probable que el fenómeno se aplique a muchas otras especies parásitas que quieren entrar en contacto y adherirse a sus huéspedes, como los ácaros, las pulgas o los piojos, por lo que podría ser un mecanismo universal para que los animales entren en contacto y se adhieran unos a otros.
Más allá de las implicaciones puramente científicas, el descubrimiento abre la puerta al desarrollo de nuevas tecnologías para minimizar las picaduras de garrapatas en humanos, mascotas y animales de granja, como el desarrollo de sprays antiestáticos.
«Ahora hemos descubierto que las garrapatas pueden ser elevadas a través de espacios de aire varias veces mayores que ellas mismas por la electricidad estática que otros animales acumulan de forma natural –concluye Sam–. Esto les facilita encontrar y adherirse a los animales a los que quieren agarrarse y de los que quieren alimentarse. Hasta ahora, no teníamos ni idea de que un animal pudiera beneficiarse de la electricidad estática de esta manera, y realmente abre la imaginación sobre cuántas fuerzas invisibles como ésta podrían estar ayudando a animales y plantas a vivir sus vidas».
Ahora el equipo planea investigar si las garrapatas son capaces de percibir la carga electrostática que se aproxima a sus posibles huéspedes.
Fuente: europapress.es