Un experimento biológico personalizado para cada uno de los astronautas que volarán alrededor de la Luna en la futura misión Artemis 2 de la NASA marcará un antes y un después en las investigaciones biológicas y médicas fuera de la Tierra, ya que será la primera vez que se hace algo así.
La investigación AVATAR (A Virtual Astronaut Tissue Analog Response) utilizará dispositivos definibles como chips de órgano humano o chips de tejido biológico humano, para estudiar los efectos de la radiación del espacio profundo y la microgravedad en la salud humana. Los chips contendrán células de los astronautas de Artemis 2 y volarán junto a la tripulación en su viaje de aproximadamente 10 días.
Esta investigación, combinada con otros estudios sobre la salud y el rendimiento de los astronautas de Artemis 2, brindará a la NASA información sobre cómo proteger mejor a los astronautas a medida que la exploración se expanda a la superficie de la Luna, a Marte y más allá.
Los chips de órgano humano, también conocidos como sistemas microfisiológicos, tienen aproximadamente el tamaño de una memoria USB (pendrive o lápiz de datos) y se utilizan para ayudar a averiguar, y posteriormente predecir, cómo un determinado órgano del cuerpo de una persona puede verse afectado por la radiación, la microgravedad o por diferentes fármacos y tratamientos médicos. En esencia, estos pequeños dispositivos sirven como «avatares» de los órganos humanos.
La misión Artemis 2 utilizará chips de órganos creados a partir de células madre hematopoyéticas, que se originan en la médula ósea y dan lugar a los distintos tipos de células sanguíneas, de los miembros de la tripulación de Artemis 2.
La médula ósea es uno de los órganos más sensibles a la exposición a la radiación y, por lo tanto, de vital importancia para los vuelos espaciales tripulados. También desempeña un papel vital en el sistema inmunitario, ya que es el origen de todos los glóbulos blancos adultos. Por todo ello, un objetivo prioritario de la medicina espacial es conocer a fondo cómo la radiación del espacio profundo afecta a la médula ósea.
Cada chip de tejido humano es una pequeña muestra creada de forma única para examinar cómo los efectos del espacio profundo afectan a cada persona antes de que esta realice su viaje a la Luna o a Marte, de modo que sea posible embarcar a bordo los suministros médicos adecuados, adaptados a las necesidades de cada individuo.
Durante la misión Artemis 2, los chips de órganos viajarán a bordo en contenedores diseñados a tal fin por la empresa Space Tango.
A su regreso, los investigadores de la empresa Emulate examinarán los efectos causados por el vuelo espacial en los chips de médula ósea mediante la secuenciación de ARN de célula individual, una potente técnica que mide cómo cambian miles de genes dentro de células individuales. Los científicos compararán los análisis de las muestras llevadas al espacio con los análisis de las células de la tripulación utilizadas en un estudio inmunológico terrestre. Esto proporcionará la visión más detallada hasta la fecha sobre el efecto de la microgravedad y la radiación del espacio profundo en el desarrollo de las células sanguíneas.
Fuente: noticiasdelaciencia.com
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