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Las heces presentes en esqueletos antiguos permiten identificar los parásitos descritos en los primeros textos médicos

Las heces recuperadas de la superficie de huesos pélvicos de esqueletos enterrados en el Neolítico (cuarto milenio a. C.), la Edad de Bronce (segundo milenio a. C.) y el período romano (146 a. C. – 330 d. C.) en la isla griega de Ceos han aportado la prueba arqueológica más antigua de la existencia de los gusanos parasitarios (helmintos) descritos hace 2500 años en los textos de Hipócrates y sus discípulos.

La teoría humoral de Hipócrates, médico griego que vivió en los siglos IV y V a. C, ofrecía una explicación de por qué la gente enfermaba. La enfermedad era entendida como un desequilibrio de los cuatro humores: bilis negra, bilis amarilla, sangre y flema. Hipócrates y sus estudiantes describieron varias enfermedades en sus textos médicos (los Tratados hipocráticos), y los historiadores han estado intentando descifrar de qué enfermedades se trataba.

En el caso de las infecciones causadas por parásitos, los Tratados incluyen como síntomas el vómito de gusanos, diarrea, fiebre y temblores, ardor de estómago, debilidad e hinchazón del abdomen, y denominan estos gusanos Helmins strongyle, Ascaris y Helmins plateia. Ahora, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge y expertos en arqueología y antropología de la antigua Grecia, y publicado en Journal of Archaeological Science: Reports, ha permitido identificar algunas de las especies mencionadas en los Tratados.

Según Piers Mitchell, líder del trabajo y miembro del Departamento de Arqueología y Antropología de la Universidad de Cambridge, los gusanos nombrados en los textos de la Grecia antigua como Helmins strongyle probablemente correspondan a la especie Ascaris lumbricoides, que identificaron en los restos recuperados de la isla de Ceos. Los gusanos Ascaris pueden referirse a dos parásitos, Enterobius vermicularis o Trichuris trichiura; el segundo también se encontró en Ceos.

«Esta investigación muestra cómo podemos unir la arqueología y la historia para entender mejor los descubrimientos de los primeros médicos y científicos», añade Mitchell.

Fuente: investigacioncyciencia.es