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La tecnología logra desvelar detalles ocultos en antiguas pinturas egipcias

Un equipo internacional de investigadores ha utilizado la tecnología portátil de imágenes químicas para revelar detalles de diversas pinturas que decoraban los muros de algunas tumbas egipcias que hasta ahora habían permanecido ocultos a la atenta mirada de los arqueólogos

Menna fue uno de los muchos altos funcionarios que ejercieron su cargo en el antiguo Egipto. Vivió durante la dinastía XVIII, probablemente durante los reinados de Tutmosis IV (1400-1390 a.C.) y Amenhotep III (1390-1353 a.C.), y ostentó importantes títulos que dejó plasmados en los muros de su tumba, como «escriba de los campos del Señor de las Dos Tierras del Alto y el Bajo Egipto» y «supervisor del campo de Amón».

Tras su muerte, Menna fue enterrado en la rica tumba que había ordenado construir para su descanso final, la conocida como tumba tebana 69 (TT69), en Sheikh Abd el-Qurna, bellamente decorada con escenas de la vida cotidiana y que hoy puede admirarse de manera virtual gracias a un proyecto que impulsó hace unos años el Gobierno egipcio en colaboración con el American Research Center in Egypt.

Elementos ocultos a la vista

Pero a pesar de lo detallado de las imágenes que decoran la tumba de Menna, a simple vista es imposible apreciar un detalle que ha sorprendido al arqueólogo molecular de la Universidad de la Sorbona y del CNRS, Philippe Martinez, y a sus colegas de la Universidad de Lieja. En un estudio que han publicado en la revista científica PLOS ONE, los investigadores revelan un dato curioso: que en una de las representaciones de Menna aparece un tercer brazo oculto entre la colorida imagen del funcionario.

Para llevar a cabo su estudio, los investigadores analizaron con detalle una de las pinturas que decoraban la tumba de Menna. Así, utilizaron diversos dispositivos portátiles para llevar a cabo un mapeo de la química de los pigmentos que los antiguos artistas habían empleado y, de este modo, descubrir las alteraciones que se habían producido durante su trabajo. De esta manera, identificaron una corrección, que apenas modificaba la composición final, en uno de los brazos de la figura y que había permanecido oculta durante milenios.

Los investigadores analizaron con detalle una de las pinturas que decoraban la tumba de Menna y para ello usaron diversos dispositivos portátiles.

Asimismo, tras analizar la capilla tebana de la tumba de Nakhtamón, un funcionario que había servido como «supervisor del altar» en el Ramesseum (el templo funerario de Ramsés II en la orilla occidental de Tebas) con la misma técnica de imágenes de fluorescencia de rayos X macro (MA-XRF), los investigadores descubrieron un collar que hasta ahora había permanecido oculto en un retrato de Ramsés II (1279-1213 a.C.), así como diversos ajustes en la corona y otros elementos que decoraban la figura real. Los arqueólogos proponen la teoría de que estas singulares alteraciones podrían estar relacionadas con algún tipo de cambio en la simbología religiosa.

La simbología del color

«En ambos casos, la imagen precisa y legible de la composición física de la superficie pintada ofrece un enfoque visual renovado basado en la química, que se puede compartir a través de un enfoque multi e interdisciplinario. Sin embargo, esto también conduce a una descripción más compleja de las mezclas de pigmentos que podrían tener múltiples significados, donde lo práctico a menudo conduce a lo simbólico, y de ahí, con suerte, a una definición renovada del uso de colores en conjuntos complejos de representaciones del antiguo Egipto», explica Philippe Martinez.

«En ambos casos, la imagen precisa y legible de la composición física de la superficie pintada ofrece un enfoque visual renovado», según Philippe Martínez.

A pesar de que los investigadores desaconsejan sacar conclusiones precipitadas a partir de las imágenes obtenidas en estos dos ejemplos, admiten que esta tecnología puntera podría revelar más elementos que todavía permanecen ocultos en muchas de las pinturas del antiguo Egipto. «Estos descubrimientos requieren claramente una investigación más detallada y sistematizada de las superficies pintadas mediante caracterización fisicoquímica. Ningún otro método móvil es capaz de detectar la superposición compleja de capas», finaliza Martinez.

Fuente: nationalgeographic.com.es