La próxima pandemia mundial podría ser provocada por un virus artificial
La futurista Amy Webb advierte de los riesgos de la experimentación con virus, que se desarrolla a veces sin control alguno
La próxima pandemia mundial podría ser desencadenada por un virus artificial porque la biología sintética experimenta a sus anchas sin regulación alguna y expone públicamente sus protocolos, abriendo la puerta a una carrera armamentista biológica.
Un nuevo libro de la futurista norteamericana Amy Webb advierte que la próxima pandemia mundial podría ser desencadenada por un virus sintético.
En un documentado artículo publicado en la revista The Atlantic, la directora del Future Today Institute describe la posibilidad de que los virus sintetizados en laboratorio podrían usarse perfectamente con fines terroristas.
La biología sintética es la rama relativamente reciente de la ciencia que diseña sistemas biológicos artificiales con cualidades mejoradas respecto a los sistemas biológicos naturales.
En esta rama de la biología se centra el nuevo libro de Amy Webb, denominado The Genesis Machine, destacando que, aunque es una disciplina que puede mejorar ciertas vías metabólicas, al mismo tiempo puede utilizarse con fines perversos.
Polio sintética
Y este es el peligro que señala Webb en su nuevo libro: una de las cosas que cuenta es que, ya en 2002, los científicos lograron replicar en laboratorio el virus de la poliomielitis usando solo información genética de uso público, productos químicos que se encuentran en el mercado y fragmentos de ADN comprados por Internet.
Este proyecto, explica Webb, había sido financiado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa, más conocida por su acrónimo DARPA, para poner de manifiesto que la posibilidad de construir un virus peligroso es algo que hoy está al alcance de cualquiera.
El experimento demostró también que un arma biológica temible se puede construir sin necesidad de disponer de un virus biológico vivo para manipularlo genéticamente.
Aquel experimento suscitó en su momento un debate científico y social que llegó a provocar la acalorada reacción del afamado biólogo norteamericano John Craig Venter, conocido por haber puesto en marcha en 1999 un proyecto privado de genoma humano no menos polémico. Venter calificó de irresponsable el experimento que había financiado la DARPA.
Dos caras
Web destaca en su artículo, sin embargo, que la síntesis del ADN del virus de la poliomielitis permitió a los científicos comprender mucho mejor cómo mutan los virus, cómo se vuelven inmunes a las vacunas y cómo podrían desarrollarse como armas biológicas. Pero que esto no es tal vez lo más importante del experimento.
El virus de la polio no fue el único caso. En 2018, relata Webb, otro equipo de científicos sintetizó el virus Vaccinia, que desempeñó un papel destacado en la historia de la medicina.
Vaccinia es el virus vivo que fue usado en la vacuna contra la viruela, un proceso que duró poco más de siglo y medio y que condujo a la total erradicación de la enfermedad en 1979.
La viruela fue una enfermedad devastadora en la Europa del siglo XVIII, que se extendió en forma pandémica matando y desfigurando a millones de personas.
El procedimiento para la síntesis del ADN de este virus, que no es otra cosa que la creación natural o artificial de sus moléculas de ácido desoxirribonucleico (ADN), fue publicada en enero de 2018 en una revista especializada (PLOS ONE) y puesta a disposición de la comunidad científica de todo el mundo, que de esta forma podría replicarlo libremente para combatir la viruela en cualquier circunstancia.
También la gripe aviar
Webb recuerda también que, en 2011, Ron Fouchier, virólogo del Centro Médico Erasmus de Róterdam, logró modificar el ADN del virus de la gripe aviar H5N1 para que pudiera transmitirse de las aves a los humanos, y luego entre humanos, como una nueva cepa mortal de gripe. En particular, lo modificó para que su transmisión pudiera realizarse a través del aire, haciéndolo aún más contagioso.
Esta investigación, financiada en parte también por el gobierno de Estados Undisos, asustó tanto a la comunidad científica en ese momento que los expertos del Consejo Asesor Nacional de Ciencias para la Bioseguridad pidieron a las revistas Science y Nature que editaran los detalles de los protocolos seguidos, para impedir que cayeran en manos peligrosas.
Temían que algunos de los detalles y datos de la mutación genética pudieran permitir que un científico deshonesto, un gobierno hostil o un grupo de terroristas, crearan su propia versión hipercontagiosa del H5N1.
Vía libre
En su artículo, Webb también destaca que la Administración de Donald Trump decidió en 2017 levantar temporalmente las restricciones a la investigación sobre la “ganancia de función” de los virus pandémicos, un tipo de investigación que intenta alterar las características funcionales de un virus.
Según Webb, la puerta que abrió Trump con esta decisión es la de una carrera armamentista biológica y cita al respecto un artículo publicado en 2020 por la revista académica CTC Sentinel, especializada en las amenazas terroristas contemporáneas.
En ese artículo puede leerse que “el círculo virtuoso de la bioinformática, los principios de ingeniería y la ciencia biológica fundamental, funciona como un círculo vicioso al reducir el nivel de habilidad necesario para producir armas. La amenaza de los agentes de bioingeniería es aún más clara, ya que la pandemia de COVID-19 ha demostrado el enorme impacto que un solo agente biológico, incluso uno de origen natural, puede tener en la sociedad.”
Mayor vigilancia y protocolos
Webb plantea en su artículo que es necesario hacer un seguimiento de las investigaciones que se están realizando en biología sintética en todo el mundo, de la misma forma que se monitoriza cualquier desarrollo en las tecnologías nucleares.
Advierte al respecto que, aunque existen tratados internacionales, protocolos de cumplimiento y agencias similares para hacer un seguimiento de los usos duales en química, física e inteligencia artificial, no existe nada parecido con respecto a la biología sintética.
Es una disciplina tan nueva que tales tratados aún no existen, aunque las discusiones sobre cómo prevenir daños han estado ocurriendo durante décadas dentro de la comunidad científica, sin que se haya alcanzado un resultado concreto.
Y Webb concluye: la evolución está avanzando, y si no acertamos en esta próxima fase, la experimentación inofensiva de hoy podría convertirse en una catástrofe a escala planetaria el día de mañana.
Fuente: epe.es