Asegura que las leyes cuánticas pueden ampliar nuestra comprensión de la realidad y que este cambio de paradigma debería empezar en cada individuo
Cuántico aquí, cuántico allá. Hoy todo parece ser “cuántico”. La palabra está de moda, y no precisamente porque la UNESCO haya declarado 2025 como el Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuánticas. Se dice que ningún avance tecnológico anterior ha afectado tan profundamente la vida presente de la humanidad, y la seguirá afectando en el futuro.
Los dispositivos que nos acompañan a diario se los debemos a la cuántica: televisores, rayos X, escáneres, la resonancia, microchips, computadores, celulares, por no hablar de la industria armamentística, la carrera espacial, los computadores cuánticos y la inteligencia artificial (IA).
“La palabra cuántica está hoy mal utilizada. La gente quiere explicar a través de ella cosas que la física cuántica no puede explicar aún. Se trata de una teoría matemática nacida en 1900, que describe la materia y la energía en el mundo microscópico. Es verdad que tiene mucho para dar, pero aún está en pañales”, dice María Victoria Fonseca, catedrática honorífica en Física Atómica, Nuclear y Molecular de la Universidad Complutense de Madrid, doctora en Ciencias Físicas y creadora del primer grupo de investigación en España en Astrofísica de Altas Energías y Radiación Cósmica.
Se trata de una teoría matemática nacida en 1900, que describe la materia y la energía en el mundo microscópico. Es verdad que tiene mucho para dar, pero aún está en pañales
María Victoria Fonseca, Doctora en Ciencias Físicas
La aclaración de Fonseca resulta oportuna porque hoy se usa el término no para hablar de la primera teoría satisfactoria del mundo del microcosmos, la mecánica cuántica, que el físico alemán Werner Heisenberg publicó en 1925; ni de la versión equivalente que un año más tarde dio a luz el austríaco Erwin Schrödinger; ni del logro del alemán Max Planck, que descubrió que la energía no es un continuo, sino que puede dividirse en partecitas llamadas quantums, hecho ocurrido en el año 1900 y en el que muchos datan el nacimiento de esta compleja ciencia.
Hoy se ha hecho costumbre recurrir a “lo cuántico” para intentar explicar fenómenos vinculados al mundo de la conciencia y los universos más sutiles en forma ligera o prematura. Sin embargo, la cuántica ya ha hecho mucho: “toda la tecnología que usamos ahora funciona aplicando sus leyes. Aproximadamente, un tercio de la economía mundial se basa en ellas”, agrega.
Si decimos computador cuántico, ¿estamos usando bien el término?
Sí, es correcto. Ya no acumulan la información en secuencias de ceros o unos, sino que funcionan con todas las combinaciones de decimales entre el cero y el uno, que son infinitas y más poderosas. Un tema clave es la precisión en los cálculos, porque las máquinas que los hacen tienen que estar a temperaturas muy bajas, y una pequeñísima variación de calor provoca errores. Hoy se trabaja en eso.
“Puedo decir que nadie entiende la mecánica cuántica”, dijo en 1965 el nobel Richard Feynman…
Bueno, cuando uno comienza a observar las leyes cuánticas advierte el sinsentido de la lógica racional de la mente binaria, de la realidad clásica local y determinista. Es algo muy complejo: el mundo cuántico no tiene nada que ver con la realidad que vivimos los humanos. Allí, las cosas están y no están, son y no son, y pueden estar en varios sitios a la vez. En ese mundo, el espacio tridimensional y el tiempo lineal no tienen sentido. Todo ocurre simultáneamente en el mismo espacio. La tecnología actual permite abrir los sentidos a mundos desconocidos, pero aún esto no es más que una creación de la mente humana para interpretar aquello que mide. Una interpretación es un modelo en el que nos ponemos de acuerdo, pero no es todo lo que hay. Creo que en un futuro próximo vamos a interpretar y percibir la realidad de modo muy diferente al de nuestros padres. Junto a los grandes avances tecnológicos crece un cambio exponencial en cómo entendemos el mundo y a nosotros mismos.
¿Qué más aporta hoy la cuántica?
Está abriendo la mente de la gente para pensar de otra manera, pero no porque las ecuaciones cuánticas se puedan aplicar al mundo sutil o del psiquismo, de momento. Nos desafía a intentar entender lo que no comprendemos. Llegará un momento en que más gente se dará cuenta de que no solo vivimos en 3D, como dice el materialismo científico, sino que hay otras posibilidades. En el futuro, cuando la ciencia empiece a incorporar en sus ecuaciones a la conciencia, será una física mucho más amplia. Nikola Tesla decía: “el día en que la ciencia empiece a estudiar los fenómenos no físicos, avanzará más en una década que en todos los siglos previos”. Él era muy consciente de las energías sutiles, de los mundos a los que no tenemos acceso con nuestra conciencia ordinaria y la ciencia convencional.
El día en que la ciencia empiece a estudiar los fenómenos no físicos, avanzará más en una década que en todos los siglos previos
Nikola Tesla, Inventor e ingeniero eléctrico
¿La cuántica estudia la conciencia?
De momento no puede explicar cómo funciona la mente ni qué es la conciencia. Repito, la física cuántica es una teoría matemática que describe el comportamiento de la materia en espacios muy pequeños, del tamaño de los átomos. La mente humana es no lineal y accede a múltiples realidades. Esto no está contemplado por ahora en el mundo de la cuántica. No se ocupa de quién soy, no entra en el ser o en la persona. Por ahora, la ciencia va a lo mental. Pienso, luego existo.
Descartes…
Pero eso no es verdad. Tuvieron que hacer este tipo de separación entre el alma humana y el mundo de la ciencia porque si no, la Inquisición habría acabado con todos los científicos, como pasó con Giordano Bruno y Galileo. Tuvieron que dejar el conocimiento del alma humana, sus capacidades y las emociones a la Iglesia. Y entonces Descartes dijo: pienso, me voy al “coco”, luego existo.
¿Y qué dice la ciencia de todo esto?
En síntesis, la ciencia actual es una ciencia materialista que está empezando a abrirse. Y aunque hay cierta apertura, hay mucha resistencia. La ciencia materialista que conocemos se va a romper en pedazos debido al cambio exponencial que se está advirtiendo.
¿Qué pensaba Einstein de la física cuántica?
Einstein era un físico clásico y la teoría de la relatividad es una teoría clásica para el macrocosmos, para lo grande. La teoría cuántica es para el microcosmos. De momento, nadie ha podido hacer la conexión entre lo grande y lo pequeño. Einstein no aceptaba la física cuántica porque él entendía que la ciencia debía ser capaz de explicarlo todo, incluso lo aparentemente aleatorio. Y no la aceptaba al punto de que él y otros dos científicos propusieron lo que se llama la paradoja Einstein-Podolsky-Rosen. Querían demostrar que las partículas cuánticas no pueden estar entrelazadas y que el universo es local, que es una de las propuestas de la física clásica.
Defina “local”, por favor
Lo que puedo tocar y con lo que se puede interactuar. Pero en la física cuántica, en el mundo microscópico, cuando tú separas dos electrones, estos mantienen una conexión no local, de manera que, aun estando en posiciones alejadas, si mido el estado del espin (una propiedad intrínseca del electrón) de uno, el otro instantáneamente lo sabe y cambia su estado de espin en dirección contraria. Sin tocarse. Uno puede estar en Madrid y el otro en Japón. Esto es lo que se llama entrelazamiento y nos está mostrando también que para las partículas cuánticas el tiempo no existe en su mundo.
¿La cuántica podrá aportar al estudio de la conciencia en algún momento?
Por ahora aporta descubrimientos que desarrollan tecnologías muy necesarias e importantes, y que suponen pensar de una manera a la que no estamos habituados en el modo 3D. En el mundo cuántico, los objetos no están localizados ni en un sitio ni en un momento; no hay certezas, solo probabilidades de presencia. No existe la exactitud como nosotros la entendemos. La exactitud de poner un vaso en una mesa o de “nos vemos en una hora”. En el mundo cuántico está todo, porque todo ocurre a la vez.
Dice que la mente es no lineal y está en un mundo multidimensional. ¿Eso dónde está, en el cerebro?
La mente no está localizada en el cerebro, está dentro del cuerpo y en todo lo que nos rodea. Decía David Bohm (físico) que hay dos realidades: la explicada, donde estamos, y la no explicada. En esta última está la mente, la conciencia. Cuando nuestra mente racional programada se empiece a expandir, nos daremos cuenta de que hay otras leyes mucho más amplias donde ocurren cosas que hoy llamamos inexplicables.
¿Se está investigando el tema de la conciencia como lo merece?
Creo que se está haciendo lo que se puede. Hay mucha apertura, pero el conocimiento del psiquismo está en pañales. Ahora la neurociencia nos dice que de todo lo que un ser humano hace y piensa, solo el 5 % lo hace conscientemente. El cerebro funciona constantemente, pero no con plena conciencia. Ya lo decía Jung: “hasta que el inconsciente no se haga consciente, el inconsciente dirigirá tu vida y tú lo llamarás destino”. Entonces, el mundo cuántico aporta nuevas formas de entender o interpretar cómo funcionan las cosas. Algo que se sale de la lógica convencional y puede ampliar nuestra visión de cómo funciona la vida. Las leyes cuánticas pueden ayudar de alguna manera a ampliar lo que entendemos por realidad. Pensemos que para nuestro programa mental lo invisible no existe, cuando lo invisible es mucho más grande.
¿Qué hay dentro de lo invisible?
Muchas cosas. Por ejemplo, una radiación cósmica que llega continuamente desde distintas partes del universo, además de la reconocida radiación electromagnética que se mueve por el espacio de manera continua. Se sabe que un 70 % del universo es energía oscura; no se sabe lo que es, pero existe en todas las galaxias. Un 25 % es materia oscura, que no brilla, mientras que la materia normal es solo un 5 %, allí está todo: la luz, los neutrinos, la radiación electromagnética, los teléfonos, los edificios, las galaxias, los soles, los animales, nosotros… O sea que solo conocemos un 5 % del universo; 95 a 5, como nosotros. El 95 % de lo que hacemos es inconsciente. Los números son estimativos.
Estamos en otro lado…
La atención está fuera de nuestro cuerpo continuamente. Eso quiere decir que, prácticamente, me desconozco, no sé quién soy ni qué capacidades tiene mi cuerpo. Veo la realidad a través de mi sistema de creencias e ignoro todo lo que está fuera de ese sistema. Por eso hay que recuperar la atención. En mis charlas y clases los hago respirar tres veces para que tomen conciencia y aprendan a focalizarla en lo que nos va pasando. Es un cambio de paradigma fenomenal que debe empezar por nosotros.
Difícil fijar la atención en época de redes y de IA
Hay que hacerlo, porque hay una lucha por controlar la atención. En función de lo que tú piensas, emites emociones y generas neurotransmisores que crean condiciones, situaciones, enfermedades y estados de ánimo que producen cortisol, adrenalina y otras sustancias dentro del cuerpo. Hace rato que la neurociencia lo ha probado. Allí, donde está nuestra atención, está nuestra conciencia, que es nuestra alma, nuestra energía. Somos campos de energía, los pensamientos son energía, las emociones generan energía. Todo es energía, según Einstein. Y estamos todo el rato regalándola a los celulares y a la IA. Por lo tanto, es muy importante lo que pensamos y sentimos, con la mente en silencio y enfocada.
Allí, donde está nuestra atención, está nuestra conciencia, que es nuestra alma, nuestra energía. Somos campos de energía, los pensamientos son energía, las emociones generan energía. Todo es energía, según Einstein. Y estamos todo el rato regalándola a los celulares y a la IA
María Victoria Fonseca, Doctora en Ciencias Físicas
¿Cambia esa energía según lo que pensamos y lo que sentimos?
Claro, con aparatos se mide la energía que emiten las diferentes emociones y pensamientos.
¿Se pueden leer los pensamientos?
Esto no lo demuestra la física cuántica de momento, pero prácticamente sí, con electrodos que te ponen en la cabeza y con IA alimentada con bancos de datos muy potentes; tienen un 80 % de acierto o más. Es un tema de frecuencias. Si conectas con la frecuencia del otro, por resonancia sabes lo que está pensando. Telepatía a través de máquinas. La mente humana es muy poderosa. Es precognitiva, es telepática, tiene todas las capacidades que tienen los grandes psíquicos. Donde está tu atención está tu capacidad de crear y de cambiar.
¿Qué quiere dejar en sus audiencias?
Una comprensión de lo que somos, que significa ir mucho más allá de lo conocido. La física cuántica dice que la materia está llena de vacío. El vacío cuántico es un océano de energía fluctuante. La energía crea partículas en el vacío cuántico, que están apareciendo y desapareciendo en tiempos muy breves. Además, sucede que este vacío está por doquier en el interior de cada átomo y, por tanto, dentro de mi cuerpo, y de cada porción de materia, de la mesa, de la habitación, de la silla… Es el soporte de todo lo que existe. ¡Estamos vacíos! Todo es solo una apariencia. Esto que tocamos, cuando nos tocamos, no es otra cosa que un campo de energía. Cada uno de nosotros está rodeado de un campo de energía electromagnético que no vemos, pero que está. Nos han enseñado que solo existe lo sólido, y no es así. La materia es solo una apariencia, pero en realidad yo no soy lo que veo; somos la conciencia. No soy un cuerpo físico, sino que la conciencia crea este cuerpo físico y se mete en una dimensión limitada por los sentidos físicos. Eso es lo que aparenta ser la materia, algo denso, pero esto es así solo en esta dimensión tridimensional, en esta forma de percibir.
Fuente: eltiempo.com


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