La ciencia responde a una de las preguntas que más nos hacemos sobre higiene corporal
La limpieza, que era lo único que nos preocupaba desde que las enfermedades infecciosas parecían estar derrotadas, ha reabierto la puerta a la palabra higiene, con sus patógenos, desinfecciones…
Estamos en plena vuelta al mundo de la higiene, tanto corporal como en el hogar. Lo que tanto preocupaba a nuestras abuelas y nosotros parecíamos haber abandonado un poquito, con el coronavirus ha vuelto a recuperar actualidad.
La limpieza, que era lo único que nos preocupaba desde que las enfermedades infecciosas parecían estar derrotadas, ha reabierto la puerta a la palabra higiene, con todo lo que ella significa y con su estrecha relación con patógenos, desinfecciones…
Así que una vez que nos planteamos como hacer las cosas bien, son muchas las preguntas que aparecen en el horizonte:
- ¿Cómo desinfectar la casa sin correr riesgos? ¿ Con qué productos y cómo usarlos?
- ¿Qué zonas de casa no limpiamos bien y necesitan un cuidado especial?
- ¿Cómo tratar la ropa sucia? Esto es lo que hacemos mal y debemos cambiar para evitar infecciones con la colada
- ¿Qué debemos tener en cuenta al hacer la cama… y que influye mucho en la salud?
- ¿La barba es un foco de bacterias? Esto es lo que debes hacer para mantenerla limpia
- ¿Deberíamos hacer caso a lo que dicen las abuelas? Su receta seguirá salvando vidas cuando la pandemia haya acabado.
Una de las preguntas más frecuentes en limpieza corporal
A la hora de hablar de limpieza del cuerpo y de higiene del hogar, hay una pregunta que nos asaltará seguro porque es un debate permanente en muchas familias.
La discusión entre si eres un vago porque no te quieres duchar al levantarte por la mañana, o si eres un guarro porque no te duchas al llegar a casa del trabajo.
- La pelea entre me acuesto limpio entre mis sábanas limpias y al lado de mi pareja limpia, o me visto limpio por la mañana, sin rastro de los supuestos sudores o hedores de la noche.
Los argumentos son siempre los mismos:
- La ducha nocturna elimina las huellas de un día intenso, rodeado de gente con diferentes grados de higiene, en ambientes apretados, en contacto con el humo de los coches, las aglomeraciones del transporte público…
- La ducha matinal permite eliminar todas las huellas de la transpiración de la noche.
Y la primera conclusión es que en esta pugna no hay decisión salomónica posible, porque los profesionales sanitarios dejan muy claro que lo que no es bueno ni saludable es darse más de una ducha al día.
¿Mejor por la noche?
Puestos al habla con un médico y un dermatólogo, parece que ellos no tienen tantas dudas y nos ayudan a definir la mejor opción. Porque los dos coinciden en afirmar que lo ideal sería ir a la ducha (o a la bañera) por la noche.
La razón es simple: ducharse al llegar a casa ayuda a librar la piel de las bacterias que se acumulan allí durante el día y que pueden afectar el equilibrio de la microbiota cutánea.
Recordemos que esta microbiota es una especie de «muralla» construida por microorganismos que protegen contra amenazas externas y que está formada por «bacterias buenas», también llamadas «simbióticas» (porque viven en simbiosis con nuestro organismo).
Pero durante el día también se va sumando a esa “muralla” toda una población potencialmente patógena que vamos recogiendo en todo lo que tocamos, en todos los roces que nos damos, y que puede causar enfermedades.
La renovación de la piel
Además, es especialmente durante la noche cuando nuestro cuerpo sufre la llamada proliferación celular, que es algo así como la renovación de la piel, y los contaminantes acumulados durante el día son perjudiciales para este proceso, por lo que es mejor eliminarlos.
Es fácil entender que si dejamos las bacterias malas en la piel durante toda la noche, sin ponerles barrera alguna, lo que hacemos es permitir que se reproduzcan, con el riesgo de que acaben imponiéndose a las buenas.
Y si eso ocurre, la microbiota cutánea puede ir disminuyendo la capacidad de protegernos y de servir de barrera.
¿Qué hacemos con el sudor de la noche?
Nuestros especialistas dicen que en condiciones normales, nuestro cuerpo suda por la noche mucho menos de lo que pensamos.
Es verdad que todos hemos experimentado noches en las que nos despertamos empapados en sudor. Por fiebre, por calor, por haber bebido alcohol de más… Y al final nos creemos que es siempre así.
Pero no es algo real.
¿Y entonces qué debemos hacer?
¿Pretenden que nos vistamos tal y como nos despertamos?
¿Qué hacemos con el sudor y la limpieza que el cuerpo realiza cuando nos dormimos y parece que nos levantamos con ella pegada?
¿Volvemos a la limpieza matinal “por parroquias”?
Los expertos insisten en que la suciedad que se acumula en nuestro cuerpo durante la noche no es para tanto, y añaden que:
- «Aunque sudes, no hay nada problemático en cuanto a higiene se refiere. En el peor de los casos, todo lo que tenemos en la piel tiene sus raíces en nuestro propio cuerpo».
Así que ellos son más partidarios de lo que hacían nuestros abuelos, es decir, limpiarse por «parroquias».
- O lo que ellos llaman «un baño para gatos» que se reduce a limpiarnos las manos, la cara, los pliegues del cuerpo y los orificios».
La razón es que siempre será mejor evitar una segunda ducha, porque dañará la piel.
- «Al no darle a la microbiota el respiro necesario para reconstituirse, se desestabiliza y ya no protege contra las agresiones externas».
4 consejos prácticos para ducharse bien
- Para nuestra piel es mejor el agua tibia que el agua caliente.
- Si es posible, antes de salir de la ducha abrir el grifo de agua fría y aguantar todo lo que podamos bajo el chorro. Porque el frío ralentiza el metabolismo de las bacterias.
Fuente: levante-emv.com