La catástrofe que acabó con los dinosaurios abrió el camino a las ranas
El 88% de las especies de ranas modernas se originaron a partir de tres linajes que sobrevivieron a la extinción masiva de finales del Cretácico, cuando desaparecieron los dinosaurios. Así lo revela el mayor análisis genético realizado hasta la fecha a este grupo de anfibios.
Hasta ahora el árbol genealógico de las ranas era un dibujo difícil de trazar para los expertos. Sin embargo, investigadores de EE UU y China publican esta semana un estudio en la revista PNAS donde muestran la estructura genealógica más completa de estos anfibios y retrasan el origen de las ranas modernas hasta 35 millones de años más tarde de lo que se creía.
Tras analizar más de 300 muestras genéticas “una base de datos siete veces mayor que las anteriores”, el equipo ha observado evidencias de que el 88% de las especies de rana existentes hoy se originaron a partir de tres linajes distintos que sobrevivieron a la masiva extinción del Cretáceo-Paleógeno, hace 66 millones de años, cuando desaparecieron multitud de especies animales, como los dinosaurios.
“Probablemente miles de ranas se extinguieron y solo cientos de ellas lograron sobrevivir, pero lo sorprendente es que tres estirpes que fueron perjudicadas y sobrevivieron “Hyloidea, Microhylidae y Natatanura”, hoy suponen más del 80% de las especies actuales”, destaca a Sinc el investigador David Cannatella de la Universidad de Texas en Austin (EE UU) y coautor del trabajo, quien añade: «A los biólogos les costó dibujar un árbol preciso en gran parte porque no contaban con la suficiente información de secuencias de ADN“.
De acuerdo con la principal hipótesis de los científicos, las tres estirpes supervivientes pasaron por un proceso de diversificación al final del Mesozoico, justo después de la gran extinción, gracias a los espacios vacíos que dejaron las especies desaparecidas.
Este desarrollo diferenció a los tres linajes de otros grupos de ranas supervivientes, que no lograron expandirse del mismo modo alrededor del mundo. Según señala el investigador estadounidense, “una extinción masiva es una oportunidad para que nuevas especies entren en ‘nichos vacíos’ que previamente estuvieron ocupados por otras especies”.
Por su parte, David Blackburn, coautor del estudio e investigador del Museo Nacional de Historia Natural de Florida, asegura que las ranas «son bastante buenas supliendo las diferencias de vivir en microhábitats y rápidamente aprovecharon las nuevas oportunidades ecológicas”.
El estudio sostiene que las extinciones masivas pueden derivar en un gran desarrollo de la actividad evolutiva. “Este tipo de eventos dejan la pizarra limpia, de modo que las nuevas especies no tienen que competir con las ya existentes por el espacio y la comida”, insiste Cannatella.
“Principal origen en África”
Además, la información analizada por los científicos señala África como la región donde probablemente se originaron las especies modernas de rana, y revela que su actual distribución podría ser resultado de la ruptura del supercontinente Pangea y la posterior fragmentación de Gondwana.
Curiosamente, “estas diferentes estirpes parecen haberse diversificado de un modo similar después de la extinción. Fácilmente podrías ir a África Central, Filipinas o Ecuador y encontrar lo que parecen las mismas ranas que podrían haber tenido un ancestro común por última vez hace 120 millones de años”, asegura Blackburn.
Los resultados de esta investigación indican que la extinción masiva dio un giro a la evolución de las ranas e influenció tanto su diversidad como su diseminación geográfica.
Actualmente, hay más de 6.700 especies de rana localizadas en hábitats muy diversos, desde las ramas de los árboles hasta los más diversos entornos acuáticos e incluso bajo tierra. No obstante, los biólogos hacen énfasis en el severo peligro que corre este grupo animal, amenazado por el cambio climático y la destrucción de sus hábitats en todo el mundo.
Fuente: SINC