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Kawah Ijen: el volcán de lava azul que parece sacado de otro planeta

El Kawah Ijen forma parte del archipiélago de Indonesia, país ubicado en una de las zonas con mayor actividad sísmica

Situado en el este de la isla de Java en Indonesia, el Kawah Ijen sigue siendo uno de los volcanes que más atrae la atención del mundo, debido en gran medida a su curiosa y poco común lava azul, que lo hace parecer sacado de otro planeta.

De día, el volcán tiene una apariencia normal como la de cualquier otro, pero cuando cae la noche adopta un aspecto inusual que ha resultado fascinante a los ojos de muchos.

A diferencia de los volcanes cuya lava es naranja o roja, el Kawah Ijen contiene en su interior diferentes elementos químicos que son los causantes de este espectáculo visual nocturno.

¿Por qué su lava es azul?

El volcán Kawah Ijen, de 2 mil 386 metros de altura, forma parte de los 143 volcanes que alberga el archipiélago de Indonesia, un país que se asienta en una de las zonas con mayor actividad sísmica y volcánica de la Tierra: el Cinturón de Fuego del Pacífico.

Lo que vuelve más llamativo a este volcán, es el color azul de la lava que expulsa, algo poco común, pero posible gracias a la reacción química que surge tras la combinación entre el azufre y el oxígeno del lago que se encuentra en su interior.

De acuerdo con la UNESCO, el lago del volcán es una formación natural influenciada por diferentes procesos geológicos, en cuyo interior se hayan soluciones químicas resultantes de la interacción de volátiles magmáticos, roca-ácido, evaporación, dilución por agua meteórica y el reciclaje de agua por medio de sistemas hidrotermales subterráneos.

Este lago asimila vapores magmáticos ácidos, lo que provoca la formación de agua con alto nivel de acidez y hace que el cráter del Ijen adquiera este color.

Aunque la mayoría de los volcanes producen el tradicional fuego rojo o naranja, las altas concentraciones de azufre en combinación con las altas temperaturas que rebasan los 360° C en el cráter, forman este fuego azul.

Los llamativos ríos azules que se observan desembocan en el lago al interior del volcán, que según la UNESCO, es el más ácido del mundo. Cuenta con un kilómetro de diámetro y una temperatura que alcanza los 40° C al igual que el humo que emana de él.

Para poder apreciar este asombroso tono turquesa debe esperarse el anochecer, ya que durante el día, la intensidad de la luz solar dificulta la visibilidad de este fuego azul.

Un gas altamente tóxico

La belleza de este fenómeno natural es indudable, sin embargo, dicho atractivo resulta altamente peligroso, ya que el dióxido de azufre que desprende es sumamente irritante y tóxico, no por nada es el principal causante de la lluvia ácida.

Estar dentro del cráter puede resultar complicado, ya que la emanación de gas irrita y el humo llega a ser demasiado denso como para distinguir las figuras a simple vista. Por esta razón, llega a ser necesario utilizar máscaras protectoras.

Sin embargo, existe un grupo de personas que no hacen uso de ellas pese a estar diariamente en ese lugar. En el cráter, de manera cotidiana, cientos de mineros recolectan y acarrean bloques de azufre sin ningún tipo de protección.

A diferencia de otros lugares del mundo donde en la minería utilizan maquinaria, aquí continúa siendo un trabajo hecho a mano, pero el constante contacto con estos químicos llega a perjudicar la salud de los trabajadores.

Fuente: oem.com.mx

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