Los investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que demostraron recientemente que el Códice Maya de México es el manuscrito más antiguo de América han viajado a España para difundir “los conocimientos” que sus estudios vierten sobre “un eslabón oscuro”. Según ha señalado a Efe la responsable de Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del INAH, Sofía Martínez del Campo, el Códice Maya de México, anteriormente Códice Grolier, “arroja luz sobre una época poco conocida”.
“Es importante difundir este nuevo descubrimiento”, ha añadido Martínez del Campo, que ha viajado con otros investigadores mexicanos a Valencia, donde el pasado fin de semana se celebró una conferencia internacional de mayistas, y ahora se encuentra en Barcelona para exponer el contenido del Códice Maya de México en una conferencia abierta al público general en el Museo de Arqueología de Catalunya.
Las investigaciones encabezadas por Martínez del Campo y el responsable de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), Baltazar Brito, confirmaron el pasado mes de agosto que Códice Maya de México es auténtico y data de entre los años 1021 y 1154 de nuestra era, lo que lo convierte en el códice prehispánico más antiguo conocido.
El proyecto convocó a expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de Querétaro y la Universidad de Colorado en Boulder para examinar el texto. La autenticidad del manuscrito se ponía en duda por dos cuestiones principales: que se obtuvo a partir de un saqueo, por lo que no existen registros arqueológicos de su contexto original, y que su estilo difiere de otros códices mayas conocidos y probados auténticos.
La autenticidad del manuscrito se ponía en duda por dos cuestiones principales: que se obtuvo a partir de un saqueo y que su estilo difiere de otros códices mayas conocidos y probados auténticos.
Entre 2017 y 2018, la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones dirigió un proyecto multidisciplinar que hizo un registro fotográfico detallado y practicó exámenes de datación, materiales, entomología, iconografía, microscopía electrónica, caracterización químico-mineralógica, morfometría, cronología, estilo y simbolismo, entre otros.
Estos estudios finalizaron este verano con la conclusión de que el documento es original y que los diez pliegos del códice, que mide de promedio 12,5 centímetros de largo, debieron pertenecer a un conjunto de por lo menos 20 pliegos.
Los especialistas, apoyados en estudios previos que habían identificado la presencia de colores como el negro y el rojo, han encontrado también la presencia de colores azul maya y pigmentos basados en grana cochinilla, además de restos de gotas de una resina de chapopote con la que se rociaba a los objetos de carácter ritual.
El Códice Maya de México ha estado expuesto al público en el Museo Nacional de Antropología de México del 27 de septiembre hasta finales de octubre, “un hecho excepcional que no creemos que vuelva a ocurrir porque es un documento muy frágil”, según Martínez del Campo. “La confirmación de su autenticidad abre una nueva ventana al conocimiento del pasado -según la investigadora- porque corresponde al periodo Posclásico Temprano, una época poco conocida”.
Su temática se relaciona con la muerte, la enfermedad, la desgracia y los temores que tenía la gente de aquella época, ya que es un registro del planeta Venus en sus cuatro fases canónicas aparentes. Ese planeta pasa mucho tiempo sin ser visto y los antiguos mayas creían que en esos momentos estaba en el inframundo y que cuando regresaba al cielo llegaba acompañado de muerte, desgracia, enfermedad, hambruna, guerra y desordenes.
Fuente: lavanguardia.com