Investigadores completan el primer atlas celular de todo el cuerpo de un primate no humano
Un equipo internacional de investigadores, con participación española, ha publicado en la revista Nature el primer atlas transcriptómico de células de todo el cuerpo de un primate no humano del mundo.
La investigación, en la que ha participado el Grupo de Investigación en Biología Celular de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) que lidera la catedrática Pura Muñoz-Cánoves, proporcionará información relevante sobre el desarrollo de posibles tratamientos para enfermedades neurológicas y relacionadas con la obesidad, entre otras afecciones humanas.
Se trata de un avance que podría conducir al progreso científico en el tratamiento de enfermedades humanas, han destacado los investigadores del BGI-Research, de la Universidad de Jilin y los Institutos de Biomedicina y Salud de Guangzhou (Academia China de Ciencias), que han liderado el trabajo con equipos de 35 instituciones internacionales.
Muñoz-Cánoves, que también es profesora del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), ha asegurado que “este trabajo será muy útil para futuros estudios de primates, incluidos los humanos, ya que ayudará a entender la naturaleza de nuestra propia especie”.
“El esfuerzo realizado por nuestros colegas en China es extraordinario: han generado un atlas que abarca más de un millón de células de 45 tejidos del primate no humano (NHP) adulto ‘Macaca fascicularis'”, ha destacado la catedrática.
Utilizando la plataforma de secuenciación de bibliotecas unicelulares DNBelab C4, desarrollada por el BGI-Research, los investigadores han completado el transcriptoma unicelular de 45 tejidos y órganos de monos macacos de cola larga (cynomolgus), obteniendo un total de 1,14 millones de datos unicelulares e identificando 113 tipos de células principales.
El trabajo ha sido posible porque la tecnología propia de BGI-Research permite análisis unicelulares extensos y multidimensionales con gran sensibilidad y precisión, ha destacado Muñoz-Cánoves, que ha recordado que los primates no humanos, como los macacos, son las especies más cercanas a los humanos en el árbol evolutivo.
Al cartografiar el transcriptoma del macaco a nivel unicelular, los científicos disponen ahora de una base de datos, o biblioteca unicelular, que se puede utilizar para desarrollar métodos de diagnóstico y tratamiento de enfermedades, evaluar la eficacia de fármacos, analizar la evolución celular entre especies o ver las funciones cognitivas avanzadas del cerebro.
El mapeo de células individuales ha permitido al equipo identificar los tipos de células que pueden contribuir a enfermedades humanas o hacer que los individuos sean más susceptibles a la enfermedad.
Por ejemplo, en la covid-19, la mayor manifestación es la neumonía porque el SARS-CoV-2 infecta a un pequeño grupo de células en el pulmón pero el mapeo unicelular del macaco también identificó ciertas células en otros tejidos que pueden infectarse en los primates.
Según los autores, esto puede ayudar a los médicos a entender dónde buscar signos de COVID-19.
El mapeo unicelular también puede ayudar a identificar qué células metabolizan las calorías de la grasa y comprender los factores subyacentes que contribuyen a la obesidad, o a ver qué células regulan los circuitos neuronales en el cerebro, lo que conduciría a posibles tratamientos para enfermedades neurológicas.
“Disponer de un mapa unicelular de los órganos de todo el cuerpo del macaco adulto mejorará significativamente la capacidad de determinar cómo desarrollar posibles tratamientos para las enfermedades humanas con mayor precisión”, han resumido los investigadores.
“Este estudio llena el vacío del mapa unicelular de los primates no humanos y constituye un rico recurso de datos que servirá de referencia para la evolución de las especies en el futuro, la ciencia del cerebro, la evaluación y el cribado de fármacos y los estudios de investigación preclínica”, ha concluido Miguel A. Esteban, investigador de la Universidad de Jilin y los Institutos de Biomedicina y Salud de Guangzhou (Academia China de Ciencias).
Fuente: EFE