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Identifican un nuevo gen que otorga a las bacterias resistencia antibiótica

A pesar de su expansión, no detectada hasta la fecha, por varios continentes, este elemento genético aún no supone un problema grave para la salud pública

Los genes responsables de la resistencia antibiótica presentes en una especie bacteriana pueden transmitirse a otra mediante el proceso conocido como transferencia horizontal. Es decir, en contraposición a la transferencia vertical, donde el movimiento de material genético ocurre de padres a hijos, en este tipo de intercambio no existe relación de descendencia entre los organismos que participan.

Por desgracia, la mayoría de elementos que confieren a las bacterias la capacidad de resistir los efectos de los antibióticos se descubren demasiado tarde, cuando ya se hallan ampliamente extendidos entre las distintas poblaciones y especies microbianas. Ello dificulta el diseño de estrategias eficaces para combatir las infecciones resistentes. Sin embargo, ahora, Joakim Larsson y su equipo, de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, han identificado un nuevo elemento de resistencia antes de su total expansión.

El descubrimiento, publicado por la revista Microbiome, tuvo lugar tras analizar muestras de sedimentos procedentes de aguas residuales de la India, un país que consume gran cantidad de antibióticos. En un principio, los científicos creyeron hallarse ante una secuencia de ADN desconocida. No obstante, la comparación con otros datos genómicos previamente publicados reveló que el gen también se expresaba en poblaciones de Pseudomonas aeruginosa, Luteimonas sp. resistentes, detectadas en China e Italia, así como de Salmonella enterica, localizadas en Estados Unidos.

Los investigadores llamaron al gen «gar» (del inglés, resistencia específica a la garosamina de los aminoglucósidos), ya que codifica una proteína capaz de inhibir el efecto de aquellos antibióticos aminoglucósidos que contienen el azúcar garosamina, como la gentamicina o la plazomicina. Esta última, ampliamente usada para tratar infecciones de orina, constituye una nueva generación de fármacos aminoglucósidos, diseñados a fin de detener la resistencia antibiótica. No obstante, gar podría limitar su éxito.

Las enzimas modificadoras de aminoglucósidos representan uno de los mecanismos usados por las bacterias resistentes. Estas proteínas modifican la estructura de los antibióticos, hecho que disminuye su actividad antimicrobiana. Al parecer, gar también podría actuar de forma similar y alterar los fármacos mediante la fosforilación, o adición de grupos fosfatos, de los fármacos.

Para Larsson y sus colaboradores, la reducida presencia de gar en las cepas resistentes detectadas de forma habitual en la práctica clínica supone una buena noticia. Pues a pesar de su expansión en 3 continentes distintos, la comunidad científica aún dispondría de cierto margen para hallar una estrategia de protección efectiva, antes de que el gen supusiera un problema de salud grave. Asimismo, avisan de la necesidad de detectar, vigilar y controlar estos elementos genéticos de forma temprana.

Fuente: investigacionyciencia.es