Identifican origen de las cepas de vacuna de viruela usadas en la Guerra Civil de EU que llevaron a erradicarla
Los científicos e historiadores de la Universidad McMaster, en Canadá; el Museo Mütter, de Estados Unidos, y la Universidad de Sydney, en Australia, han reconstruido los genomas de los virus amtiguos que se usaron como cepas de vacunación durante y después de la Guerra Civil estadounidense que finalmente condujeron a la erradicación de la viruela.
La viruela fue una de las enfermedades virales más devastadoras que jamás haya afectado a la humanidad, matando a aproximadamente tres de cada 10 personas infectadas. Los que sobrevivieron quedaban frecuentemente discapacitados, ciegos o desfigurados.
La Organización Mundial de la Salud celebró recientemente el 40 aniversario de la erradicación de la viruela, la campaña más exitosa jamás intentada. Mientras los investigadores de todo el mundo trabajan febrilmente para desarrollar una vacuna contra COVID-19, el éxito de la campaña y los hallazgos de este documento, publicado en la revista ‘Genome Biology’, resaltan el valor de la vacuna, dicen los investigadores. Y sugieren que otras vacunas esperan ser descubiertas entre los parientes virales de la gripe y los coronavirus de hoy.
«Comprender la historia, la evolución y las formas en que estos virus pueden funcionar como vacunas es muy importante en los tiempos contemporáneos», asegura el genetista evolutivo Hendrik Poinar, director del Centro de ADN antiguo en McMaster, donde se realizó el trabajo, e investigador principal del Instituto de Investigación de Enfermedades Infecciosas Michael G. DeGroote de la universidad.
«Este trabajo señala la importancia de observar la diversidad de estas cepas de vacunas descubiertas en la naturaleza –continúa–. No sabemos cuántas podrían proporcionar protección cruzada contra una amplia gama de virus, como los gripes o los coronavirus».
El concepto de vacunación generalizada se remonta a 1796, cuando el médico inglés Edward Jenner, conocido por sus notables contribuciones a la medicina, observó que la exposición a una enfermedad más leve (llamada viruela de las vacas) que se creía que se transmitía de las vacas con una enfermedad similar a la viruela en sus ubres a las ordeñadoras, ofrecía protección contra futuros brotes de viruela.
Sin embargo, el método y el material de base utilizados para las primeras vacunaciones contra la viruela permanecieron sin normalizar durante más de un siglo. Aunque a menudo se hace referencia a la «viruela de la vaca» como la fuente de la primera vacunación, se sabía poco sobre los orígenes específicos y la diversidad de las cepas del virus utilizadas en los primeros programas de vacunación contra la viruela.
Para su estudio, los investigadores utilizaron técnicas sofisticadas desarrolladas en el McMaster Ancient DNA Center para reconstruir y analizar los genomas de los fragmentos de virus recuperados de los botiquines de vacunación utilizados durante la era de la Guerra Civil.
Los botiquines, que forman parte de una colección médica del Museo Mütter, del Colegio de Médicos de Filadelfia, contenían lancetas y pequeñas placas de vidrio para mezclar el líquido para las vacunas que se habían recogido de las ampollas de los sujetos infectados deliberadamente, y cajas de hojalata con tapas deslizantes para contener el material de las costras.
Las técnicas utilizadas en este documento dieron como resultado la recuperación exitosa de moléculas virales de ambas fuentes orgánicas, como material de costra, pero también del análisis no destructivo de materiales inorgánicos, como cajas de estaño y portaobjetos de vidrio, que no contenían evidencia de residuos.
Este hallazgo abre un nuevo campo de estudio posible en el historial médico a través del examen no destructivo de materiales previamente asociados con muestras biológicas.
Los investigadores pudieron determinar que en las décadas de 1860 y 1870, los médicos en Filadelfia usaban una cepa de virus ‘vaccinia’ que todavía se propagaba en humanos. El pariente más suave del patógeno mortal de la viruela se introducía en el cuerpo, generalmente mediante la aplicación de pus o costras en un rasguño o corte en la piel, donde ayudó a los receptores a desarrollar inmunidad contra la viruela.
Una preocupación primordial sobre el diseño de la vacuna es lo cerca, desde un punto de vista evolutivo, que debe estar la cepa de la vacuna a la que causa la enfermedad para prevenirla. Aquí, las cepas de ‘vaccinia’ utilizadas para la vacunación están, de hecho, muy relacionadas con el virus que causa la viruela. La tasa de mutación lenta de los virus de la ortopox (de los cuales son miembros tanto la vacuna como la variola) probablemente permita esta protección «distante».
«La vacunación es un proceso maravilloso con una rica historia médica que debemos celebrar –reconoce Ana Duggan, expostdoctorada en el Departamento de Antropología de McMaster y ahora en la Agencia de Salud Pública de Canadá, quien fue investigadora principal del estudio–. Los museos médicos son depósitos increíbles de nuestro pasado y de nuestra historia colectiva. Las nuevas herramientas que desarrollamos en este trabajo nos permiten comenzar a investigar cómo las fuentes, los procedimientos y las técnicas médicas han cambiado con el tiempo».
Fuente: infosalus.com