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El hierro trabajado en la Edad de Bronce procedía de meteoritos

El hierro utilizado en artefactos de la Edad del Bronce fue siempre de origen meteórico, según ha demostrado un investigador del Museo Nacional de Historia Natural de Frencia.

Aunque los meteoritos ya han sido reconocidos como una fuente de este metal, la comunidad científica no había podido determinar si representaban la mayoría o solo unos pocos artefactos de hierro de la Edad de Bronce.

Albert Jambon ha podido establecer el origen meteórico exclusivo de estos insólitos artefactos y cómo esta práctica fue abandonada durante la Edad del Hierro. Su trabajo se publicó en la edición de diciembre de 2017 de la revista Journal of Archaeological Science.

La Edad de Hierro comenzó en Anatolia y el Cáucaso alrededor de 1200 a.C. Pero casi 2.000 años antes, varias culturas fabricaron objetos con hierro. Estos artículos fueron extremadamente raros y siempre muy apreciados. El mineral de hierro abunda en la superficie de la Tierra. Entonces, ¿qué hizo que estos artefactos fueran tan valiosos? La investigación inicial mostró que algunos estaban hechos de hierro de meteoritos, lo que llevó a los científicos a preguntarse cuántos otros había.

Albert Jambon reunió los datos disponibles y realizó su propio análisis químico no destructivo de muestras utilizando un espectrómetro portátil de fluorescencia de rayos X. Su colección de artefactos de hierro incluye cuentas de Gerzeh (Egipto, -3200 aC); una daga de Alaca Höyük (Turquía, -2500 AEC); un colgante de Umm el-Marra (Siria, -2300 AEC); un hacha de Ugarit (Siria, -1400 AEC) y varias otras de la civilización de la dinastía Shang (China, -1400 a. EC); y la daga, el brazalete y el reposacabezas de Tutankhamon (Egipto, -1350 aC).

Su investigación reveló que uno de estos artefactos de la Edad de Bronce estaba hecho con hierro meteórico. Cuando se forman grandes cuerpos celestes como nuestro planeta, casi todo el níquel se desplaza hacia el núcleo de hierro fundido. Por lo tanto, es extremadamente raro encontrarlo en la superficie. Sin embargo, algunos meteoritos se crean cuando los cuerpos celestes se rompen. Si estos meteoritos son compuestos de material central, en su mayoría contienen hierro con altos niveles de níquel y cobalto.

Esta característica permite identificar la fuente de hierro. El hierro meteórico también se encuentra en el estado metálico, listo para usar, lo que explica por qué se usó en todos los artefactos de hierro de la Edad del Bronce. Por el contrario, los compuestos de hierro en los minerales terrestres primero deben someterse al proceso de reducción, que elimina el oxígeno unido para producir el metal deseado. Esta es la base de la fundición en hornos, un avance que marcó el comienzo de la Edad del Hierro. Con la fundición, las culturas de la Edad de Hierro pudieron olvidar el metal extraterrestre raro y usar de forma generalizada los minerales de hierro terrestres, que eran mucho más abundantes y fáciles de conseguir.

Los hallazgos de Albert Jambon refutan ciertas teorías que proponen que las aleaciones de hierro cargadas de níquel se obtuvieron de los minerales terrestres.

Fuente: Europa Press