Harvard probará CRISPR en el esperma para prevenir el alzhéimer
Probablemente se habrá enterado de la enorme polémica que se generó la semana pasada en torno al experimento de un investigador chino que afirma haber creado dos gemelas cuyos genomas han sido editados mediante CRISPR para protegerlas frente al VIH. Pero mientras el mundo dirigió su mirada y sus críticas hacia el país asiático, debería saber que China no es el único país que está llevando a cabo investigaciones para mejorar la próxima generación de seres humanos.
El médico y científico especializado en fecundación in vitro (FIV) Werner Neuhausser del Instituto de Células Madre de la Universidad de Harvard (EE.UU.) afirma que va a empezar a utilizar la herramienta de edición genética CRISPR para alterar el ADN en espermatozoides. Su objetivo consiste en demostrar si es posible crear bebés con un riesgo muy reducido de desarrollar la enfermedad de Alzheimer más tarde en su vida.
Para ser claros, aquí no habría embriones involucrados ni sería un intento de hacer un bebé. Al menos, no de momento. En realidad, los investigadores están ensayando cómo editar el ADN en el esperma recolectado en Boston IVF, una gran red nacional de clínicas de fertilidad. Por lo tanto, se trata de una investigación tan básica como inédita.
Sin embargo, el objetivo final del proyecto es similar al del experimento chino plantea la misma pregunta fundamental: ¿la sociedad está dispuesta a permitir el nacimiento de niños con genes modificados para prevenir enfermedades?.
Desde que saltó la noticia del experimento chino de los bebés CRISPR, distintos cuerpos médicos y expertos han condenado firmemente al responsable científico chino, He Jiankui. Existen evidencias de que sus experimentos (que ahora mismo están paralizados) se llevaron a cabo de forma poco ética y engañosa, y que pudo haber puesto en peligro a las niñas que creó. El viceministro de Ciencia y Tecnología de China, Xu Nanping, dijo que el experimento «cruzó la línea de moral y ética y que fue impactante e inaceptable».
Sin embargo, en medio de las críticas, fue fácil pasar por alto el punto de vista fundamental de los mayores expertos. La tecnología para alterar la herencia genética existe y está mejorando muy rápidamente. Es muy probable que pronto sea una tecnología muy segura y pueda justificarse su uso en aplicaciones mucho más amplias para la creación de niños.
Ese fue el mensaje principal que el decano de la Escuela de Medicina de Harvard, George Daley, hizo en la reciente cumbre sobre edición genética celebrada en Hong Kong (China). Daley hizo estas declaraciones justo antes de la dramática aparición de He sobre el escenario (ver el vídeo a partir de 1:15:30).
Para sorpresa de una gran parte del público, Daley no condenó a He. En lugar de eso, describió su experimento como un giro equivocado dentro del camino correcto (ver vídeo). El experto afirmó: «El hecho de que el primer experimento de edición de la línea germinal humana se vea como un tropiezo no debería llevarnos a enterrar la cabeza en la arena. Es hora de… comenzar a definir cuál sería un camino acertado para trasladar esta investigación a la clínica».
Cuando Daley habla de la edición de la línea germinal, se refiere alterar esperma, óvulos o embriones. Es decir, cualquier cosa que induzca cambios en las generaciones futuras mediante la edición genética. Mientras otras voces exigieron una prohibición de la edición de la línea germinal, Daley y otros miembros de la cúpula de la mencionada cumbre la defendieron. Su declaración final concluyó con que el atrevido y problemático proyecto médico para modificar a los humanos en una placa de FIV debería seguir avanzando.
«Está absolutamente claro que se trata de una tecnología científica transformadora con el poder para un gran uso médico», afirmó Daley.
El proyecto de Harvard
Daley explicó que la edición de la línea germinal se podría usar, y que posiblemente debería usarse, para dar forma a la salud de los niños del mañana. Al editar las células germinales, será posible eliminar las mutaciones responsables de enfermedades como el cáncer infantil y la fibrosis quística. Otras modificaciones genéticas podrían proteger a los niños frente a otras dolencias comunes. En la lista de Daley de los genes que podrían ser aceptables para editar figura el CCR5, el mismo gen que He había modificado en las gemelas.
En Harvard, Neuhausser afirma que en las próximas semanas él y su colega Denis Vaughan comenzarán a editar espermatozoides para cambiar un gen llamado ApoE, que está fuertemente relacionado con el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Una persona que hereda dos copias de la versión de alto riesgo del gen tiene un riesgo de contraer alzhéimer del 60 %.
Neuhausser, un médico austriaco especializado en fertilidad que fue a Estados Unidos para realizar su investigación y prácticas en Boston IVF, predice que, en pocos años, los embriones serán analizados en profundidad, seleccionados y, en algunos casos, editados con CRISPR antes de ser transferidos para generar un embarazo. El experto predice: «En el futuro, las personas irán a las clínicas, secuenciarán sus genomas y tendrán el bebé más sano posible. Creo que todo el campo pasará de la fertilidad a la profilaxis de la enfermedad», es decir, a su prevención.
Para alterar el ADN de los espermatozoides, el equipo está utilizando una nueva versión inteligente de CRISPR llamada edición de bases (o CRISPR 2.0), desarrollada por el también científico de Harvard David Liu. En vez de romper la doble hélice, esta técnica puede intercambiar una única letra del ADN, por ejemplo, cambiar una G por una A. Una simple edición como esta sería suficiente para convertir la versión más peligrosa del gen ApoE en la menos peligrosa.
«Cambiar una G por una A equivale a pasar del riesgo al no-riesgo», explica Neuhausser.
El contragolpe
¿Sabe lo que sí es arriesgado? Hablar con periodistas la alteración de la línea germinal. Pero Neuhausser nunca se ha negado a contarme lo que está pasando en su laboratorio.
Y resulta que la falta de transparencia es una de las razones por las que el experimento chino es tan preocupante. Se llevó a cabo en secreto e ignoró la normativa China que prohibía una investigación de ese tipo. «El problema es que, si alguien salta tan lejos sin las aprobaciones adecuadas, las cosas se van a poner mucho más difíciles para todos los demás que sí respetan las reglas», explica Neuhausser, y añade: «Esa es la principal preocupación. No creo que la investigación sea controvertida, pero todos están de acuerdo en que, de momento, debe mantenerse lejos de los pacientes».
El debate ya ha llamado la atención de muchos reguladores. El jefe de la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU., Scott Gottlieb, publicó un tuit el pasado miércoles en el que decía: «Ciertos usos de la ciencia deben considerarse intolerables y que algunos científicos deben ser expulsados. Usar CRISPR para editar embriones humanos o células de la línea germinal debe estar en ese grupo». En una entrevista con BioCentury, Gottlieb especificó, además, que la restricción debería aplicarse si las células se usan «para la reproducción».
En este momento, Gottlieb no puede expulsar a los investigadores que, como Neuhausser, están haciendo una investigación básica. Los espermatozoides, como los embriones de FIV, con un tamaño de un punto, no tienen demasiados derechos. Pero Gottlieb puede asustar a los científicos, dificultarles más su trabajo e incentivarles irse investigar al extranjero.
El trabajo de Neuhausser ya está bastante restringido. Los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. tienen prohibido financiar cualquier investigación con embriones. En Massachusetts (EE.UU.), a diferencia de otros estados, incluso es ilegal crear un embrión solo para analizarlo.
Eso significa que, si llega el momento de aplicar CRISPR a espermatozoides para crear un embrión, la investigación tendrá que salir de Boston (EE.UU.). Neuhausser estuvo en China el mes pasado explorando las posibilidades de hacerlo allí. Pero de momento, esos planes no han cuajado.
Por ahora, ApoE es como un conejillo de Indias para probar la tecnología y su potencial en el laboratorio. Todavía no se sabe si la edición de este gen reduciría el riesgo de un niño de padecer alzhéimer. A pesar de sus fuertes vínculos con esta enfermedad cerebral, no hay pruebas sólidas de que ApoEsea una causa. «Aunque es uno de los principales factores de riesgo para el alzhéimer, nadie ha demostrado la relación causa-efecto. La idea es demostrar el principio», explica Neuhausser.
Pero reducir el riesgo de desarrollar alzhéimer a largo plazo en un recién nacido sería un gran logro. Y la capacidad de la tecnología para corregir las mutaciones responsables de la enfermedad de Lou Gehrig (que el equipo también está investigando) es enorme. Neuhausser espera que, con el tiempo, el hecho de mejorar el ADN de los espermatozoides o embriones (y de las personas en las que se convierten) se convierta en algo rutinario y fundamental.
El endocrinólogo que supervisa la investigación en Boston IVF, Alan Penzias, opina: «La gran pregunta es cuándo estará listo para llegar a las masas. Yo diría que falta poco. Pero, para ser sinceros, me parece muy pronto. Es algo que haríamos encantados y nos gustaría hacerlo de forma responsable».
El potencial de salvar a la humanidad
Junto con Boston IVF, Neuhausser ha encuestado a cientos de médicos y pacientes sobre el tema. Según sus resultados, «casi todos están de acuerdo cuando se aplica para tratar o prevenir enfermedades», es decir, están a favor.
Las personas se oponen a otro tipo de modificaciones genéticas para mejorar la especie, como las que aumentarían la altura o permitirían elegir el color de ojos de los futuros bebés son otro tema. Y según Neuhausser, el porcentaje de apoyo a este tipo de investigaciones es mucho más pequeño. El investigador reconoce que, con el tiempo, alguien podría empezar a hacer ese tipo de experimentos. Neuhausser sentencia: «Como cualquier tecnología, habrá usos indebidos. Pero es importante que volvamos al planteamiento racional, reconociendo que esto tiene un gran potencial y enormes riesgos. El problema es que cuando la gente se asusta, las cosas se cierran. Es por eso hay tanto nerviosismo en torno a He, su experimento está haciendo daño a todos los demás».
Para los que quieran acabar con esta línea de investigación, los médicos de Harvard tienen un último as en la manga. Afirman que la edición de la línea germinal podría ser una tecnología importante para la civilización en sí misma.
¿Qué pasaría si apareciera un nuevo virus letal que se extendiera por todo el mundo? Tal vez no haya vacuna contra él, pero algunas personas podrán resistir gracias a sus genes, como pasó con la Peste Negra en la época medieval. ¿No nos gustaría ofrecer el antídoto genético a todos los miembros de la próxima generación?
«Esta tecnología tiene el potencial de salvar a nuestra especie», destaca Neuhausser. En su discurso en Hong Kong, Daley también hizo referencia a la posible defensa contra las enfermedades futuras, y concluyó: «Nosotros, como especie, necesitamos tener flexibilidad para enfrentar las futuras amenazas, para tomar el control de nuestra herencia».
Fuente: technologyreview.es