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Hallan en Groenlandia el ADN más antiguo; revela asombroso mundo perdido

ADN de hace 2 millones de años, el más viejo jamás extraído, fue obtenido en sedimentos de la Era de Hielo en Groenlandia, descubrimiento que abre un nuevo capítulo para la paleogenética, anunciaron ayer científicos que identificaron el material genético de animales, plantas y microbios.

Este material, hallado alrededor de la desembocadura de un fiordo del océano Ártico, revela un asombroso mundo perdido en la remota región.

Los investigadores informaron que habían detectado fragmentos de ADN de una panoplia de animales como mastodontes, renos, liebres, lemmings y gansos, así como de plantas como álamos, abedules y tuyas, además de microorganismos como bacterias y hongos.

“El ADN pudo sobrevivir 2 millones de años, el doble de tiempo que el encontrado anteriormente», explicó Mikkel Winther Pedersen, uno de los autores principales del estudio, publicado en Nature.

Identificados en sedimentos, los diferentes fragmentos de ADN provienen “de la parte más septentrional de Groenlandia, llamada cabo Copenhague, y pertenecen a un entorno que no vemos hoy en la Tierra”, detalló.

Se conservaron muy bien puesto que estaban congelados y fueron hallados en superficies poco explotadas, agregó el también profesor en la Universidad de Copenhague.

“Los ríos transportaron minerales y materia orgánica al medio marino, donde estos sedimentos terrestres fueron depositados. Luego, en algún momento, esta masa terrestre bajo el agua resurgió y se convirtió en una parte del norte de Groenlandia”, indicó.

El cabo Copenhague es hoy un desierto ártico. Allí ya se habían descubierto diferentes tipos de depósitos, incluidos fósiles de plantas e insectos muy bien conservados.

Los trabajos de los investigadores, que comenzaron en 2006, permitieron trazar un bosquejo de la región hace 2 millones de años.

“Teníamos este entorno forestal con mastodontes, renos, liebres y gran número de especies vegetales. Hemos encontrado 102 taxones (agrupación de organismos emparentados, ndlr) vegetales diferentes”, señaló Winther Pedersen.

Los investigadores reflexionan sobre la adaptabilidad de las especies, porque hace 2 millones de años, Groenlandia –“tierra verde”, en danés– conocía temperaturas entre 11 y 17 grados respecto de las actuales, pero en estas latitudes el Sol no se oculta durante los meses de verano ni se levanta durante el invierno.

“No vemos esta asociación de especies en ningún otro lugar de la Tierra hoy día”, destacó el especialista en paleoecología. Esto “hace pensar en la plasticidad de las especies –la forma en que son capaces de adaptarse a distintos climas– podría ser diferente de lo que pensábamos”, precisó.

Gracias a una tecnología innovadora, descubieron que los 41 fragmentos estudiados son más antiguos de un millón de años que el anterior récord de ADN obtenido de un hueso de mamut siberiano.

Fue necesario determinar si el ADN estaba oculto en la arcilla y el cuarzo y luego fue posible separarlo del sedimento para examinarlo.

El método utilizado “proporciona una comprensión fundamental de por qué los minerales o sedimentos pueden preservar el ADN. Es una caja de Pandora que estamos a punto de abrir”, destacó Karina Sand, que dirige el grupo de geobiología en la Universidad de Copenhague y que participó en el estudio.

Para Winther Pedersen, con este hallazgo “rompemos la barrera de lo que creíamos poder alcanzar en términos de estudios genéticos. Durante mucho tiempo creímos que un millón de años era el límite de la supervivencia del ADN, pero hoy observamos que es el doble”.

El mastodonte era un pariente del elefante que vagó por Norteamérica y Centroamérica hasta su extinción, hace unos 10 mil años. El descubrimiento demuestra que su área de distribución era más amplia de lo que se creía.

“El mastodonte fue una gran sorpresa. Nunca se había encontrado en Groenlandia. Sin embargo, la mayor sorpresa fue este ecosistema único de especies árticas y templadas mezcladas sin ningún análogo moderno”, declaró Eske Willerslev, director del Centro de Geogenética de la Fundación Lundbeck y responsable del estudio.

Fuente: AFP y Reuters