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Gabriela González: la científica argentina que brilla en el mundo escuchando el Universo

¿A qué te dedicás? “Escucho el Universo”. Así podría resumirse en forma muy simple el trabajo de una de las mentes científicas más reconocidas de nuestro país en el mundo. Pero su ocupación dedicada al estudio de las ondas gravitacionales es mucho más compleja de lo que muchos podemos entender.

Se trata de la licenciada en Física Gabriela González, una destacada científica que integra el equipo de investigación cuyo trabajo permitió que tres científicos recibieran el Nobel de Física en 2017.

Desde su Córdoba natal, su curiosidad nata, como la llama ella, le permitió primero aprender, luego enseñar y también trabajar hasta llegar al reconocimiento mundial por ser miembro, vocera y líder del equipo LIGO (por las siglas en inglés de Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser), que les permitió ganar el Premio Nobel de Física 2017 a los científicos Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne.

Hasta ahora, el estudio del Universo se venía haciendo mediante el uso de ondas electromagnéticas. Pero desde el 14 de septiembre de 2015 todo cambió. Ese día, el equipo liderado por la científica argentina detectó la primera onda gravitacional en la historia. Se abrió una nueva ventana al universo que nunca se había observado, o mejor dicho, escuchado.

Un antes y después en la ciencia

El estudio de las ondas gravitaciones marcó un antes y un después en la Física y la Astronomía moderna, no sólo porque demuestra que Albert Einstein tenía razón en las predicciones que realizó un siglo atrás, sino porque su observación marcó una nueva era.

“En 1915 Eistein publicó su Teoría de la Relatividad General, que es una teoría de la gravedad, en donde explica que las masas deforman el espacio y las estrellas y planetas se mueven siguiendo las curvas del espacio-tiempo”, explicó la licenciada en Física en los estudios de Infobae.

“También predice que cuando las masas se mueven, por ejemplo, si hay dos estrellas girando entre sí o una alrededor de otra, o la Tierra alrededor del Sol, ese espacio-tiempo se ondula y esas ondulaciones las llamó ondas gravitacionales que se llevan energía y hacen que los astros se acerquen cada vez más”, destacó la experta durante su paso por Buenos Aires, invitada por el Ministerio de Cultura de la Nación para un ciclo llamado Ideas, ligado al grupo de afinidad de Ciencia del G20.

Y agregó: “Primero, aprendimos que el Universo se expande a través de la captación de las ondas electromagnéticas, que básicamente es la luz que proviene de las estrellas. Esas son visibles. Pero además hay otras ondas electromagnéticas, como los rayos X, los rayos gamma, las microondas. Son campos eléctricos y magnéticos producidos por cargas eléctricas; por electrones”.

“En cambio las ondas gravitacionales son ondas de espacio tiempo producidas por las masas. A veces esas masas son estrellas y producen las dos ondas. A veces, son agujeros negros y solo producen ondas gravitacionales. Porque el espacio tiempo es curvo, la luz en lugar de viajar en línea recta como se pensaba antes de la teoría de Einstein, si se encuentra con una masa grande, se dobla”, precisó González.

Así, el 14 de septiembre de 2015 fue el día en que detectaron por primera vez estas señales producidas por ondas gravitacionales de una amplitud muy grande. La mayor hasta ahora de las cinco captadas. Fue producida por dos agujeros negros hace 1300 millones de años.

“Nosotros no dudamos de la teoría de Einstein. Estamos utilizando las nuevas herramientas de detección de ondas gravitacionales como verdaderos telescopios para estudiar el universo. Estamos sacando muchísimas conclusiones sobre el mismo, en especial de los agujeros negros: cuán grande son, cómo se forman o dónde están”, prosiguió la especialista en Física.

“Y eso lo estamos haciendo cada vez con más profundidad. No solamente detectando más señales de agujeros negros o de estrellas de neutrones, sino también proveniente de explosiones de supernovas, de estrellas rotantes en nuestra galaxia y lo que más me gustaría captar es algo de origen desconocido”, agregó con una sonrisa cómplice y apelando a seres inteligentes que vivan en otros planetas.

“Esta detección es el comienzo de una nueva era. La era de la astronomía de las ondas gravitacionales ya es una realidad”, indicó González, que es licenciada en Física egresada de la Universidad de Córdoba y realizó su doctorado en la Universidad de Syracuse, en EEUU. Además, trabajó en el MIT de Boston y actualmente se desempeña como profesora en el departamento de Física y Astronomía de Louisiana State University.

González también es miembro de prestigiosas organizaciones como American Physical Society, American Association for the Advancement of Science, International Society for General Relativity and Gravitation, entre otras.

Ciencia y curiosidad

“Soy profesora de Física y Astronomía en EEUU. Para mí la definición de ciencia dura no es tan cierto, ya que perpetúa un estereotipo que no es tan cierto. Se las llama duras porque antes, para dedicarse a la física, química, biología había que ser muy inteligente. Un genio. Había que ser duro. Pero no es así”, afirma contundente.

Y agrega: “Hoy la ciencia se hace por mucha gente, común, con proyectos que se hacen proveniente de distintas visiones, culturas y géneros. Me apasiona que las mujeres y los más chicos estén interesados en la ciencia. La curiosidad despierta en los chicos es ciencia y eso hay que potenciar. No es una curiosidad dura. Es curiosidad apasionada”.

“Yo creo que la ciencia apasiona a todo el mundo. Este descubrimiento de las ondas gravitacionales que predijo Einstein, con los agujeros negros a millones de años luz, generó mucho entusiasmo en la gente común, no solamente de parte de los científicos”, enfatizó.

Y dejó como conclusión una frase muy conveniente para las nuevas generaciones que les gusta saber más y tiene un futuro para descubrir enigmas nuevos: “Para hacer ciencia hace falta curiosidad y pasión, no genialidad”.

Fuente: infobae.com