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Frances Arnold, de taxista y camarera a ganar el Premio Nobel de Química

Frances Arnold era un joven rebelde, que demostró que luchar por los sueños es un paso para cumplirlos

La historia detrás del triunfo de Frances Arnold al Premio Nobel de Química es digna de contar, y bien podría aparecer en una gran producción de Hollywood o Netflix.

Y es que cuenta con todos los elementos para estar presente en las pantallas.

Ahora goza de popularidad, fama y un gran sueldo con los reportes que realiza a la Organización de las Naciones Unidas, pero su vida no siempre fue así de placentera.

Frances Arnold: Una juventud rebelde y con muchos trabajos

De hecho, Frances Arnold reveló que durante su adolescencia fue una chica rebelde que dejó la casa de sus padres y tuvo que buscar trabajos para mantenerse.

Así, la científica e ingeniería química estadounidense, de 65 años, en su juventud tuvo algunos empleos como limpiadora en una pizzería, camarera o taxista, mucho antes de ser la ganadora del Nobel de Química y un modelo a seguir para la comunidad internacional.

Arnold es Licenciada Mecánica y Aeroespacial por la Universidad de Princeton y también es doctora en Ingeniería Química por la Universidad de California-Berkeley.

Aprendía de su día a día

De hecho, la galardonada refirió que cuando era joven se consiguió graduar de la secundaria, a pesar de que tuvo un alto grado de absentismo.

Sin embargo, a pesar de que no iba a algunas clases, aprendía por sí misma, desde otros idiomas, hasta matemáticas y música.

“Mi poder es acumular conocimientos. De alguna manera, supe muy pronto que el conocimiento era como el dinero en el banco. Que si podías coleccionar experiencias, si podías enseñarte a ti misma cálculo, si podías leer un libro de historia -todo lo cual me encantaba hacer-, si podías enseñarte a ti misma música, entonces de alguna manera se sumaría”, dijo Frances Arnold.

Deseo de ayudar al mundo

Al entrar a la universidad modificó su rebeldía por el deseo de mejorar al mundo. Cuando se graduó, en 1979, se propuso ayudar al presidente Jimmy Carter a cumplir los objetivos de su administración en materia de energías renovables.

Así, pudo recorrer casi todo el mundo, pisando países como Corea del Norte y Brasil para trabajar en la energía solar.

Para 1985 se doctoró en Ingeniería Química, en la Universidad de Berkeley, y se incorporó al Calterech, donde se abrió paso a lo que es el mayor logro de su vida.

“La vida es larga, puedes tener muchas vidas diferentes. Puedes aprender muchas cosas distintas, nunca se sabe cuándo te servirán, así que aprende todo lo que puedas y combina tus conocimientos de manera novedosa. Adáptate, sé flexible y aprende permanentemente“, dijo.

Ahora realiza documentos para la ONU y obtuvo el máximo galardón de su área por destacar en su trabajo. Es cocreadora de cerca de 40 patentes, que fundó para fabricar combustibles a partir de recursos renovables.

Sin duda, Frances Arnold es un ejemplo de que querer es poder, y luchar por los sueños es un paso importante para cumplirlos.

Fuente: fayeewayer.com