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Extremófilos, los microorganismos clave para encontrar vida extraterrestre

Así lo ha afirmado a Efe el catedrático de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y director del departamento de Habitabilidad del Centro de Astrología (CAB), asociado al Instituto Astrobiológico de la NASA, Ricardo Amils, con motivo de su asistencia a un curso de verano de la Universidad de Alicante (UA).

Aunque el mundo del cine y la fantasía haga pensar en un ser verde de ojos grandes cuando hablamos de extraterrestres, nada más lejos de la realidad ya que si hay vida, por ejemplo en Marte, ésta será casi con total seguridad en forma de microorganismos adaptados a condiciones extremas y que se encuentran bajo tierra, según Amils.

El científico, que participa en el curso de la UA “Rafael Altamira” centrado en las técnicas de estudio de estos microorganismos extremófilos, ha señalado que estos microbios “encajan bien en los modelos de inicio de la vida”.

“La evolución empieza por microogranismos y los extremófilos fueron de los primeros en estar aquí porque las condiciones eran extremas; si extrapolas, han estado siempre, y continúan”, ha dicho.

Por tanto, dadas las condiciones de nuestro vecino Marte o de otros planetas, parece casi lógico pensar que su estudio sea la clave para encontrar vida: “Te da pautas y te muestra el tipo de metodología e instrumentos que debes diseñar para detectarla”.

Los secretos de la bioesfera oscura

Las pruebas sobre la existencia de estos microorganismos se remontan a escasos veinte años atrás, por lo que aún son unos grandes desconocidos para el mundo científico, motivo por el que a la vida en el subsuelo se le conoce como “bioesfera oscura”.

Y eso que ya se le han hallado múltiples usos, como la biominería, con extremófilos acidófilos, o la aceleración de procesos en ingeniería con los termófilos de altas temperaturas.

O aquellos adaptados a entornos halófilos (hipersalinos), gracias a los cuales el profesor de Microbiología de la UA Francisco Mojica descubrió el sistema CRISPR, que ha revolucionado la edición genética y le ha llevado a entrar en las quinielas del premio Nobel.

De momento, se desconoce la profundidad a la que pueden vivir ni qué tiempos de duplicación tienen, aunque los científicos sospechan que pueden ser “muchos años”.

En su ponencia “Microbiología de un entorno oligotrófico extremo: la subsuperficie del Cinturón de Pirita Ibérica”, Amils ha tratado la similitud que Río Tinto de Huelva tiene con el planeta Marte.

Este torrente se caracteriza por el color rojo de sus aguas por la alta cantidad de óxido que contienen que, si bien en un inicio se pensaba que era consecuencia únicamente de la minería, con el tiempo se ha descubierto que se debe a la presencia de extremófilos acidófilos (tanto en el río como bajo tierra), los cuales comen pirita y expulsan ácido sulfúrico.

Es, por tanto, uno de los mejores análogos terrestres de Marte porque comparten “química geológica y mineralogía”, lo que hace pensar que de haber vida en el planeta rojo “será en el subsuelo”.

Mientras en la superficie no hay agua, bajo tierra es probable que se encuentre “permafrost en estado líquido”, suficiente “para poner en marcha el sistema”.

Pero cuidado, a pesar de la similitud no es posible asegurar que, si hay vida, ésta vaya a ser la misma “pero la probabilidad es alta”.

“Teniendo en cuenta los datos que astrofísicos y astrónomos recogen de las condiciones de los planetas que descubren, está claro que si hay vida, tiene que ser en condiciones extremas. Ese es el interés de la extremofilia para la astrobiología”, ha señalado.

Fuente: EFE