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¿Es real la sensación de sentirse observado?: la ciencia detrás de la escopaestesia

Investigadores y estudios exploran cómo el cerebro interpreta la percepción de miradas ajenas

En situaciones cotidianas, como en un autobús o en una clase, muchas personas han experimentado la extraña sensación de estar siendo observadas. Al mirar a su alrededor, descubren que alguien, efectivamente, tiene su atención centrada en ellas. Este fenómeno común, conocido como escopaestesia, ha despertado el interés de científicos de diversas disciplinas, intrigados por la posibilidad de que exista una capacidad humana para “sentir” las miradas. La pregunta es si realmente existe esta habilidad y, de ser así, cuál es su mecanismo de funcionamiento.

¿Qué es la escopaestesia?

Se refiere a esa sensación aparentemente inexplicable de saber que alguien está observando. Desde la neurociencia, algunos expertos exploran los factores neurobiológicos y psicológicos que podrían intervenir en este fenómeno, aunque admiten que no existen aún evidencias científicas contundentes para confirmarlo. Según detalla en su artículo en The Conversation, el profesor de Biología Celular de Universidad de Jaén Francisco José Esteban Ruiz: “No existen pruebas científicas sólidas que demuestren que realmente tengamos una habilidad especial para sentir las miradas”.

Uno de los estudiosos más conocidos en este campo es Rupert Sheldrake, un investigador británico que ha realizado varios experimentos para explorar si, en efecto, podemos percibir que alguien nos observa. “Las personas parecían acertar más de lo esperado cuando adivinaban si alguien las miraba”, afirmó, lo que llevó a Sheldrake a considerar que podría existir una habilidad especial en el ser humano para detectar miradas. Sin embargo, otros científicos han cuestionado la validez de sus estudios.

Entre los críticos más destacados se encuentran David Marks y John Colwell, quienes consideran que los resultados de Sheldrake podrían ser producto de errores metodológicos en el diseño experimental. En palabras de Marks y Colwell: “Es posible que los participantes aprendieran patrones repetitivos y, de esta forma, acertaran con mayor frecuencia”. La comunidad científica mantiene así el escepticismo sobre las conclusiones de Sheldrake, sugiriendo que el fenómeno podría ser simplemente una ilusión generada por el aprendizaje o la memoria de los participantes.

El constante estado de alerta del cerebro

Algunos científicos señalan que podría haber una explicación alternativa: el cerebro está en constante alerta para captar estímulos en el entorno. Este estado de vigilancia, conocido como atención exógena, permite que el cerebro reaccione de inmediato ante cambios en el ambiente, como movimientos súbitos o alteraciones en la luz. “Este sistema ha sido crucial para la supervivencia de nuestra especie”, señala Ruiz. Esto podría ser una respuesta evolutiva que ha sido fundamental desde la prehistoria, cuando detectar la mirada de un depredador o de otro humano podía ser una cuestión de vida o muerte.

Además del sistema de alerta interna, la visión periférica es otro elemento que podría explicar la sensación de que alguien observa. Esta habilidad, que permite percibir movimientos y cambios de luz en los bordes de nuestro campo de visión, podría captar cuando alguien está cerca y centrando su atención en nosotros, aunque no lo percibamos de forma consciente.

Otra clave para entender la escopaestesia radica en el fenómeno de las neuronas espejo, que se activan en nuestro cerebro tanto cuando realizamos una acción como cuando observamos a alguien hacerla. Estas neuronas son fundamentales para la empatía y para interpretar las intenciones de otras personas de manera casi automática.

¿Realmente todos nos observan?

La sensación de ser observados también se potencia debido a un fenómeno psicológico llamado efecto spotlight. Este sesgo cognitivo hace creer que los demás prestan más atención a lo que hacemos o decimos de lo que realmente lo hacen. “Tendemos a pensar que todos nos están mirando, especialmente en situaciones nuevas o incómodas”, afirma Ruiz.

Un ejemplo cotidiano de este efecto es cuando se llega tarde a clase o a una reunión y se siente que todos están observando, aunque en realidad la mayoría apenas note la presencia de cada uno. Este efecto psicológico aumenta la percepción de ser el centro de atención, intensificando la sensación de ser observados, incluso cuando no es así.

El sesgo de confirmación es un fenómeno psicológico que puede intensificar la percepción de ser observados. Este sesgo ocurre cuando se presta mayor atención a la información que confirma nuestras creencias previas, ignorando o minimizando cualquier evidencia en contra. Así, si creemos que alguien está mirando, se comienza a buscar señales que lo confirmen.

Fuente: infobae.com