Encuentran una manera de tatuar diminutos tardígrados
Científicos han encontrado la manera de tatuar tardígrados, criaturas de ocho patas, apodadas osos de agua, que miden apenas medio milímetro de largo y pueden sobrevivir prácticamente a todo.
Investigadores que publican un artículo en la revista Nano Letters aprovecharon la naturaleza casi indestructible de los tardígrados –resistentes a temperaturas gélidas, casi inanición, alta presión, exposición a la radiación, el espacio exterior y más– y les hicieron diminutos «tatuajes» para probar una técnica de microfabricación que permite construir dispositivos microscópicos y biocompatibles.
«Con esta tecnología, no solo creamos microtatuajes en tardígrados, sino que extendemos esta capacidad a diversos organismos vivos, incluidas las bacterias», explica en un comunicado Ding Zhao, coautor del artículo.
La microfabricación ha revolucionado la electrónica y la fotónica, creando dispositivos a escala micro y nanométrica que van desde microprocesadores y células solares hasta biosensores que detectan la contaminación de alimentos o células cancerosas. Pero la tecnología también podría impulsar la medicina y la ingeniería biomédica si los investigadores logran adaptar las técnicas de microfabricación para hacerlas compatibles con el ámbito biológico.
Litografía con haz de electrones sobre hielo
Así pues, Zhao y su equipo emplearon un proceso que talla un patrón con un haz de electrones en una fina capa de hielo que recubre tejido vivo, llamado litografía de hielo, dejando un diseño cuando el hielo restante se sublima. ¿Y qué criatura es más apta para ser congelada, recubierta de hielo y luego expuesta a un haz de electrones que el casi indestructible tardígrado?
El equipo sometió a los tardígrados a un estado criptobiótico (una especie de animación suspendida, semimuerta) deshidratando lentamente a los animales microscópicos. Después, los investigadores colocaron un tardígrado individual sobre un papel compuesto de carbono, enfriaron la lámina por debajo de -143 °C (-226 °F) y cubrieron al oso de agua con una capa protectora de anisol, un compuesto orgánico con olor a anís. El anisol congelado protegió la superficie del tardígrado del haz de electrones enfocado mientras dibujaba el patrón.
Rehidratado y revivido
Al exponerse al haz, el anisol reaccionó y formó un nuevo compuesto químico biocompatible que se adhirió a la superficie del tardígrado a temperaturas más altas. A medida que el tardígrado alcanzó la temperatura ambiente al vacío, el anisol congelado que no reaccionó se sublimó, dejando el patrón del anisol reaccionado. Finalmente, los investigadores rehidrataron y revivieron al tardígrado, que lució un nuevo tatuaje.
La precisión de esta técnica permitió al equipo crear diversos micropatrones: cuadrados, puntos y líneas de hasta 72 nanómetros de ancho, e incluso el logotipo de la universidad. Alrededor del 40 % de los tardígrados sobrevivieron al procedimiento, y los investigadores afirman que este resultado podría mejorarse con ajustes adicionales. Lo más importante es que a los tardígrados no pareció importarles sus nuevos tatuajes: una vez rehidratados, no mostraron cambios en su comportamiento. Estos resultados indican que esta técnica podría ser adecuada para la impresión de microelectrónica o sensores en tejido vivo.
Gavin King, investigador a quien se atribuye la invención de la técnica de litografía de hielo y que no participó en este estudio, concluye: «Es un desafío modelar la materia viva, y este avance presagia una nueva generación de dispositivos biomateriales y sensores biofísicos que antes solo existían en la ciencia ficción».
Tras este primer paso, el equipo espera que este trabajo pueda impulsar avances como los cíborgs microbianos y otras aplicaciones biomédicas en el futuro.
Fuente: europapress.es